El panorama climático se complica con la ola de calor más extensa desde 1961, según el registro del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), y genera más incertidumbre sobre la cosecha 2022/23.
Sin contar el efecto de las últimas semanas, las entidades que habitualmente hacen proyecciones de producción de soja y maíz marcan, en promedio, que durante la campaña 2022/2023 se cosecharán 32,6 M/t de soja, 25,5% menos que en la anterior (43,9 M/t) y 36,6 M/t de maíz, 37,9% menos (59 M/t).
En un escenario económico ajustado, tanto por factores internos como la aceleración de precios y la brecha cambiaria, como por la presión del Fondo Monetario Internacional (FMI) que todavía no aprobó la flexibilización de la meta de reservas, el menor ingreso de divisas en lo que va del año, golpea al Tesoro.
Por la sequía y los anticipos en las liquidaciones que impulsó el “dólar soja”, en febrero se liquidaron u$s644,9 M, 74,2% menos que mismo mes del año anterior, cuando ingresaron u$s2600 M.
Escenarios. Para analizar el impacto de las proyecciones de caída en las producciones de soja y maíz sobre el ingreso de divisas de los próximos meses, Analytica configuró 2 escenarios: con y sin un nuevo Programa de Incremento Exportador (PIE) o “dólar soja”.
Por un lado, un escenario “base”, que supone la reedición de otro “dólar soja” que lleve la cotización a $300 por dólar en mayo e incentive el porcentaje de liquidación, de tal manera que se alcance el promedio de las cosechas anteriores (82%).
Un segundo escenario, “adverso”, sin un esquema especial para la soja, con una liquidación de la cosecha del 70% a diciembre, un “porcentaje consistente con la brecha previa a la instrumentación del programa de incentivo exportador en septiembre pasado”, describió el informe.
En ambos casos, la consultora que dirige Ricardo Delgado, proyectó la liquidación de divisas hasta julio -previamente a las PASO- y para el total de la campaña.
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El informe señala que, si no se habilitara una tercera edición del “dólar soja”, en 2023, la sequía provocaría una reducción de ingresos en dólares de hasta u$s16.445 M (u$s 9.549 M para la soja y u$s6.896 M para el maíz).
En cambio, con “dólar soja”, los menores ingresos serían de u$s13.920 M. La diferencia, según el camino que elija el ministro de Economía, Sergio Massa, se sentirá en u$s2.525 M.
Con esta proyección, hasta julio, el Banco Central obtendría u$s9.401 M menos que en la campaña anterior (u$s 4.549 M menos de soja y u$s4.851 M de maíz), si no se aplica un “dólar soja”.
En el otro marco, si se instrumenta, la pérdida desciende a u$s7.420 M menos (u$s2.569 M en soja y u$s4.851 en maíz).
Acumulación. Entre los factores que influirán en la acumulación de reservas, el informe señala que el clima electoral aportará la “especulación sobre una posible rebaja de los derechos de exportación, en caso de que la oposición gane las elecciones”, lo que puede representar una menor oferta de volumen en el grano.
Además, las obligaciones asumidas con el FMI, este año, implican el pago de capital e intereses por u$s2.597 M.
“Cumplimentar la meta de u$s4.800 millones -con el FMI- implicaría una caída del 13,2% en las importaciones, con severos efectos recesivos e inflacionarios”, destaca Analytica.
Por último, como alternativa para “atemperar” la caída en el ingreso de divisas del agro, apunta a la menor demanda de dólares para importar energía.
“La combinación de un precio promedio de GNL (gas natural licuado) importado considerablemente más bajo, en comparación a 2022, y la conclusión del primer tramo del gasoducto, permitirían mejorar sensiblemente un déficit energético que, en 2022, fue de u$s8.382 millones”, describe.