Con más del 50% del territorio argentino sufriendo por la sequía y afectado por la ausencia de lluvias, la situación derivará en una caída de la producción total de granos y oleaginosas, proyectada en el 27%, donde el trigo registraría la peor cosecha de los últimos 9 años. Además, las exportaciones de granos y derivados que se ubicarían en 2023 en USD37.500 M, casi USD4.000 M menos de lo estimado para el año 2022.
El impacto real de la ausencia de precipitaciones, que por tercer año consecutivo afecta el desarrollo de la campaña agrícola, también complica a otras producciones, como la ganadería, la lechería y las economías regionales.
Según el último Informe del Sistema de Información sobre Sequías para el sur de Sudamérica (SISSA), solo el 45,52% del territorio argentino disfruta de un estado “no seco”.
El resto del país padece la siguiente situación: 22,19% del territorio nacional (unos 555.812 km2) exhibe una situación de “sequía moderada”; 14,39% (360.466 km2), “sequía severa”; 8,9% (222.939 km2), un área “anormalmente seca”, 7,43% (186.148 km2), “sequía extrema”, y 1,57% (39.384 km2), “sequía excepcional”. Con estos porcentajes, el análisis concluye en que 54,48% de la Argentina sufre la ausencia de precipitaciones.
Extrema. Según el mapeo realizado por el Sissa, una sequía extrema que recorre toda el área central de la Argentina hacia el Litoral. Comienza en el norte de Córdoba, desde San José de la Dormida y San Francisco del Chañar, pasado por Selva, en Santiago del Estero, y por Ceres, todos los Bajos Submeridionales y hasta Reconquista, en Santa Fe, y desde allí desplazándose hacia el norte, hasta las ciudades de Resistencia, Chaco, y Corrientes Capital.
La crisis hídrica hace estragos, generando no solamente un impacto productivo sino también ambiental. En las últimas horas, circularon nuevas imágenes, que se viralizaron a través de las redes sociales, de lagunas que se secaron por la falta de lluvias, en el norte de Santa Fe, región que está viviendo una crisis hídrica casi inédita. Esas imágenes también reflejaron otra de las consecuencias de la sequía: la alta mortandad de peces y de ganado vacuno.
Esta situación impacta gravemente en la actual campaña agrícola. Según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), la siembra de todos los granos abarcará unos 39,3 M/ha, superficie que representaría una caída del 2% respecto del ciclo anterior, y con una cosecha total de cereales y oleaginosas estimada en 117,7 M/t, volumen que implica una caída 15,3 M/t y 12% en la comparación interanual. En tanto las exportaciones que proyecta la BCR rondan los 45,9 M/t, equivalentes a una merma del 27%, respecto de 2022.
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Demorados. Mientras tanto, siguen demoradas la siembra de soja y maíz, los granos que más dólares aportan a la economía. Respecto del cereal, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires proyecta una cosecha total de 50 M/t, 2 menos que los 52 M/t de la campaña pasada. En tanto, para la oleaginosa las estimaciones de producción rondan los 43,3 M/t, 5 menos que los 48 M/t del ciclo 21/22.
Respecto de la zona núcleo, el corazón productivo de la Argentina, la BCR detalló que ya se perdió 40% del maíz de primera, equivalentes a unas 80.000 has, mientras que 3 M/ha de soja de primera están en condiciones regulares a malas. Así, se proyectan importantes pérdidas económicas para los productores de maíz, que rondaría los USD1.500/ha en campo alquilado y USD780/ha en campo propio.
Sobre la soja, la BCR pronostica 3 posibles escenarios productivos: 35 qq/ha, 25 qq/ha y 15 qq/ha. El primero de los casos sería el más optimista. A partir de estos hipotéticos escenarios, se calcularon los márgenes que dejará una ha de soja, con proyecciones de un saldo negativo para los 3 casos, bajo la condición de campo alquilado, modalidad en la que se produce el 70% de la soja de la zona núcleo agrícola argentina.
Para la BCR, bajo la condición de alquiler se necesitan cosechar al menos 38 qq/ha, para que el productor obtenga una ganancia. Pero las pérdidas son de USD97/ha, si la cosecha rinde 35 qq/ha; de USD422/ha, con un rendimiento de 25 qq/ha, y de USD747/ha si rinde 15 qq/ha. En tanto, en campo propio los resultados son positivos para los rendimientos de 35 y 25 qq/ha, pero no para los de 15 qq/ha.
Trigo. A esta altura de la campaña, claramente, uno de los cultivos más afectados por la falta de lluvias es el trigo. A días de la finalización de su cosecha, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires la estimó en 12,4 M/t, muy lejos de la campaña anterior cuando el cereal alcanzó el récord de 22,4 M/t cosechadas. Así, la actual, será la cosecha más baja de las últimas 9 campañas.
Por otra parte, semanas atrás, un trabajo elaborado por los economistas Agustina Ciancio y Adrián Gutiérrez Cabello, de la Escuela de Economía y Negocios de la Universidad Nacional de San Martín (UNSam), proyectó que la sequía provocará pérdidas productivas por 10,6 M/t, que tendrían un impacto equivalente de aproximadamente el 0,6% del Producto Bruto Interno (PBI) y, respecto de las exportaciones, dejarían de ingresar al país unos USD4.080 M/t.
Macroeconomía. En cuanto al impacto de la sequía en la economía argentina, teniendo en cuenta los actuales precios de los granos y volúmenes proyectados para el 2023, la BCR prevé exportaciones efectivas de granos y derivados por USD37.500 M, casi USD4.000 M menos de lo estimado para 2022, donde a raíz de los buenos valores internacionales y a la vigencia del “dólar soja”, la liquidación de divisas del agro en el 2022 superó los USD 42.000 M, quedando por encima de la exportación efectiva del año (USD 41.450 M).
Los especialistas de la BCR señalaron que “la implementación de dólar soja hace que parte de los dólares generados por lo que se va a exportar en los primeros meses del 2023 ya hayan ingresado con anterioridad”.
No obstante, para 2023 se prevé que la liquidación de divisas del agro aún más que las exportaciones efectivas, debido a los efectos de la implementación del “dólar soja” 1 y 2.
Para 2023 se prevé una liquidación de USD33.350 M del sector (en 2022 fue de USD 44.000 M), y USD37.550 M de exportaciones. Pese a la merma, 2023 podría superar el promedio de la última década.