Una familia de trabajadores de la zona rural de Monte Caseros vivió un violento robo, en el que al menos seis delincuentes fuertemente armados y encapuchados los tomaron de rehenes, los torturaron durante casi tres horas, los lastimaron y “se llevaron un pobre botín”. Tenían mucha información precisa sobre la finca y sus moradores. La Policía ya habla de una posible “entrega”, indicaron ayer fuentes allegadas a la investigación.
El hecho se registró a unos 30 kilómetros de la ciudad de Monte Caseros, Corrientes, dentro del paraje conocido como Colonia San Francisco, donde se encuentra la propiedad de Andrés Ponzoni, quien se hallaba en ese momento sobre su tractor “curando” su quinta. Ponzoni fue sorprendido a golpes y a punta de pistola por varios sujetos, quienes lo obligaron a bajar del vehículo y llevarlos hasta la casa, en la que se encontraba su esposa y su hijo.
Según comentó Ponzoni a la Policía, eran seis sujetos que portaban arma de fuego, estaban encapuchados y algunos llevaban colocados guantes para no dejar huellas digitales. Entraron violentamente a la casa, rompiendo de una patada la puerta principal. Estuvieron por un lapso aproximado de tres horas y revolvieron todas las habitaciones.
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Fuentes allegadas al caso comentaron ayer que los delincuentes buscaban una fuerte suma de efectivo en dólares y pesos argentinos que, suponían, el dueño del campo tenía guardada en su casa y sospechaban que había retirado por la mañana cuando fue hasta el banco en la ciudad de Monte Caseros. A pesar de que las víctimas repetían insistentemente de que no existía ese dinero, los delincuentes optaron por torturarlos a cada uno de ellos durante todo el tiempo que permanecieron en la estancia.
Finalmente y al darse cuenta que el dinero no estaba en la casa, los ladrones desistieron y se llevaron una suma no determinada de efectivo, aunque sería muy escasa según dijeron los dueños de la finca. También se llevaron algunas joyas, las llaves de los vehículos, algunas armas de colección propiedad de Ponzoni y se aseguraron de retirar el DVR de las cámaras de seguridad, para luego destruirlos. Se movieron con mucha precisión y sigilo, casi ni hablaron entre ellos, por lo que las víctimas no tenían mucha información para proporcionarle a la Policía, en cuanto a posibles sospechosos.
El dato del banco no pasó desapercibido para los investigadores, ya que de allí se desprendería que los maleantes estuvieron vigilando a las víctimas por algunos días, o bien, recibieron un dato preciso de alguna persona que sabía los movimientos de don Andrés.
Las víctimas, lastimadas y aterradas por lo sucedido fueron maniatadas y encerradas en una de las habitaciones; bajo amenaza de no salir por una hora o los matarían a todos allí mismo. Pasado este tiempo, lograron desatarse y salieron a pedir ayuda. Todos debieron ser atendidos por paramédicos en el lugar, por las heridas producto de los golpes. Ayer por la mañana los tres integrantes de la familia radicaron la denuncia formal para tratar de dar con los malvivientes.
Antecedentes que asustan
La zona Sur de la provincia, en particular el área rural, se volvió en los últimos dos años noticia por distintos hechos de inseguridad y de violencia extrema. Hace unas semanas ocurrió en la localidad Mocoretá. Un par de meses antes en Juan Pujol. Y hace un año, un hecho muy parecido en el que tres delincuentes fueron corridos a tiros por el dueño de un campo en Monte Caseros, que logró zafarse de los golpes y tomar su arma. Hechos que asustan y revelan la impunidad con la que atacan los maleantes.
Fuente: Diario Época