Gabriel Rubinstein el flamante secretario de Programación Económica, cargo equivalente, en la práctica, al de viceministro de Economía, está haciéndose cargo del tablero de control del Ministerio de Economía, Producción y Agricultura, a cargo de Sergio Massa.
Mientras tanto, el Gobierno debe pasar la revisión del Fondo Monetario Internacional (FMI) correspondiente al segundo trimestre, cuyos 3 objetivos principales son: las metas de emisión monetaria y déficit fiscal, que estarían cumplidas, y la acumulación de reservas del Banco Central, objetivo que sería inferior al establecido.
Con una brecha mayor al 100% entre el dólar libre y las cotizaciones oficiales, el crecimiento de divisas en las arcas del Central aparece como un objetivo más que desafiante ante un stock actual de reservas netas aproximado de solo u$s 900 M.
¿Devaluación inevitable? Lo exiguo de las reservas vuelve a poner en el centro de la escena y de la discusión de política económica la necesidad de aplicar una fuerte devaluación del tipo de cambio oficial o un desdoblamiento cambiario con mayores incentivos para dinamizar la economía.
El flamante viceministro es titular de Gabriel Rubinstein y Asociados (GRA), consultora económica que se ubica entre las 10 más importantes que integran el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) -inflación prevista, entre otras-, que elabora mensualmente el Banco Central entre unos 30 estudios de macroeconomía.
En el Central, el actual viceministro ocupó un cargo durante la gestión del ministro Roberto Lavagna, entre 2002 y 2005, siendo clave en las gestiones con el comité negociador de deuda pública, tanto con los acreedores privados (bonistas) como con el FMI. También tuvo un cargo ejecutivo en la consultora DCR-Fitch Rating Agency, en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires y fue coordinador General del Estudio Broda.
Un informe difundido recientemente por Portfolio Personal Inversiones (PPI) -una de las llamadas ALyC (Agente de Liquidación y Compensación), sociedad que actúa como intermediaria entre los inversores y empresas y los mercados- sostiene que Rubinstein tiene “una postura ortodoxa y alejada del ala más radical de la coalición oficialista”.
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Anticipo periodístico. Desde PPI se refirieron sobre la posibilidad de una devaluación o un desdoblamiento cambiario, y estimaron probable que el viceministro se incline por generar 2 mercados cambiarios a raíz de una nota que escribió hace un mes para la revista Noticias.
En esa nota, Rubinstein sugirió la posibilidad de un dólar comercial que sería regulado por el Banco Central, después de una devaluación inicial de 30-50%- y otro financiero para el resto de la economía. “Con este nuevo esquema cambiario, el economista espera que la oferta de dólares supere a la demanda, por lo que la brecha (se) comprimiría al compás de un CCL (dólar contado con liquidación) recortando”, opinaron en PPI.
Además, consideraron que para que un desdoblamiento funcione deberían darse 2 condiciones: hacer un ajuste fiscal “muy fuerte” para que la brecha baje, y que haya un acceso pleno de todos los sectores al mercado de cambios, eliminando las restricciones, ya que si no “se generaría una nueva brecha cambiaria (“brecha de la brecha”)”.
Ajuste o espiralización. El informe de PPI recordó también una entrevista televisiva, el pasado 31 de julio, en la que Rubinstein expresó que la mayor prioridad es terminar con el desequilibrio fiscal para que el Tesoro no gaste más que sus ingresos. “En otras palabras, no debería acudir a nueva asistencia monetaria que, en un contexto de inflación que viaja al 7-8% mensual, agudiza los riesgos de (su) espiralización”, agregaron.
“Si se mantiene el statu quo, el rojo fiscal está encaminado a cerrar el año en 3,5% del PBI (un punto por encima de lo acordado con el FMI). La segmentación tarifaria, anunciada el martes pasado, sólo implica un ahorro de 0,1% del producto en 2022, por lo que Rubinstein tendrá el desafío de hacer un mayor ajuste fiscal”, explicaron.
Recortes. Mientras tanto, el Gobierno dispuso al comienzo de esta semana una modificación del Presupuesto de este año por $210.000 M, transfiriendo recursos de diversos programas públicos para asistir al Tesoro Nacional.
De esos $210.000 M, $128.000 M serán utilizados para el pago de obligaciones por parte del Tesoro Nacional, mientras que el resto, $82.000 M, serán transferidos por el Tesoro a la partida de “Asistencia en Servicios Económicos”, que incluye gastos en personal y transferencias para financiar erogaciones de empresas del sector público.
