Este año, el agro aportaría 7,5% más dólares que en 2021, pero podría sembrar menos trigo y maíz, y más soja

La fuerte suba de los precios internacionales de las commodities compensa la caída de producción estimada por el impacto de las condiciones climáticas del verano y el sector agroindustrial arrimaría este año un 7,5% de divisas más que en 2021.

Así surge de un informe de la consultora Equilibra. No obstante, los aumentos de los precios de los fertilizantes achicarán el saldo comercial y generan dudas de cara a la campaña de trigo, en momentos en que el alza de la cotización del cereal está directamente vinculada con la invasión de Rusia a Ucrania.

De acuerdo con Equilibra, la campaña 2022 llegará a 119,4 M de t de granos, casi 20 M menos que las 138,6 M de t previstas. Pero la suba de precios compensará la merma productiva, en comparación con las 135,9 M de toneladas producidas el año pasado. “Las exportaciones de los principales complejos agroindustriales ascenderían a u$s50.700 M, 7,5% por encima de 2021”, informó la consultora.

Según este estudio, el Estado embolsará u$s 10.391 M de derechos de exportación, con una suba del 10,3% anual, que en parte se explica por por la eliminación del diferencial de retenciones entre la soja y sus derivados (harina y aceite).



También menos maíz

Pero más allá de los mejores precios, la liquidación del agro sigue en niveles parecidos a los de 2021, razón por la cual el Banco Central no logra acumular dólares. Según la consultora Eco Go, la autoridad monetaria compró en la primera quincena de abril u$s 165 M, contra los u$s 1.235 M de igual período de 2021. La razón de semejante baja interanual se debe a que la aceleración del ritmo devaluatorio demora la liquidación del agro, mientras las importaciones aceleran y deterioran el objetivo de reservas del Central.

Otro problema lo constituyen los insumos para la producción. Los precios de los fertilizantes se duplicaron por la suba del petróleo y condicionan la acumulación de reservas y hasta las perspectivas de siembra de trigo para la campaña que debería iniciarse en mayo.

Estos productos provienen en buena parte, de Rusia. Por tal motivo, su accesibilidad peligra tanto por sus mayores precios como por sus menores stocks mundiales. “Serían necesarios 1.970 M de dólares adicionales para abastecer la demanda en fertilizantes, afectando la balanza comercial argentina”, indicó Equilibra.

En este sentido, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) advirtió que, en este escenario, muchos productores podrían no sembrar trigo y volcarse a la soja de primera. “La foto del trigo hoy es preocupante y marca un quiebre respecto al crecimiento que tuvieron los cereales en los últimos 7 ciclos: este año se va sembrar menos trigo y menos maíz”, sostuvo la BCR.

A punto de perder otra oportunidad

Sí así sucediera Argentina perdería una nueva oportunidad, ya que no aprovecharía la posibilidad de ganar parte de un mercado como el triguero dominado por Ucrania y Rusia, entre muchos de los países que importan el cereal, cuando como consecuencia de la guerra, entre otros factores, el precio del trigo aumentó casi 45% en el último año.

Ante esta situación, el Gobierno contempla distintas alternativas. Por un lado, busca acuerdos de abastecimiento con Brasil y Paraguay. Por otro, discute puertas adentro la manera de incentivar la producción en este contexto.

Descartada la suba de retenciones, se pusieron a consideración del presidente Alberto Fernández alternativas para bajar derechos de importación y otras compensaciones impositivas para importar fertilizantes.

Todas medidas sobre las cuales el ministro de Economía, Martín Guzmán, no está convencido, tanto por el costo fiscal de la medida, como por su impacto político, ya que considera que la ecuación sigue siendo ventajosa para el sector.

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