La Fundación FADA presentó el informe correspondiente al mes de septiembre de 2021 sobre la participación del Estado en la renta agrícola.
La medición de septiembre de 2021 marca una participación de los impuestos sobre la renta agrícola del 63,4% para el promedio ponderado de los cultivos de soja, maíz, trigo y girasol. Es decir, que de cada $100 de renta (valor de la producción menos costos) que genera una hectárea agrícola, $63,40 es lo que representan los distintos impuestos nacionales, provinciales y municipales.
Mientras que el promedio ponderado de cultivos a nivel nacional es de 63,4%, la participación del Estado en soja es del 67,5%, maíz 55,5%, trigo 59,6% y girasol 49,8%.
El índice de septiembre es 1,6 puntos porcentuales más alto que el de junio. El factor central que explica la suba es el incremento de costos de los insumos, principalmente los fitosanitarios que registran subas trimestrales e interanuales sustanciales, de hasta el 100% en dólares.
Una suba de costos hace incrementar el indicador de participación del Estado en la renta agrícola, porque los mayores costos hacen reducir la renta. Como el principal impuesto que paga la producción son los derechos de exportación, que actúan sobre el precio bruto, no sobre las ganancias, la carga tributaria no se reduce en la misma proporción que la renta.
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Federalismo fiscal
El 63,4% de participación del Estado, está compuesto por impuestos nacionales, provinciales y municipales. Los impuestos nacionales no coparticipables representan el 68% del total de impuestos que afronta una hectárea agrícola en Argentina. La composición central de estos impuestos son los derechos de exportación, a los que se le suma el impuesto a los créditos y débitos bancarios. Este es el mayor nivel desde 2019, momento en que FADA lo mide como parte de este informe.
Los impuestos nacionales coparticipables entre el Estado nacional y los Estados provinciales, representan el 26,7% de los impuestos medidos. Aquí tenemos principalmente el impuesto a las ganancias (neto del impuesto a los créditos y débitos) y los saldos técnicos de IVA.
Las provincias reciben parte del 26,7% como coparticipación, y también recaudan diversos impuestos. En el Índice FADA nacional se consideran el impuesto inmobiliario rural, el impuesto a los sellos y el impuesto a los ingresos brutos, con una alícuota reducida, ya que ni Córdoba ni Santa Fe, por ejemplo, cobran este impuesto. Así, los impuestos provinciales explican el 4,7% de los impuestos totales. Más abajo se detalla provincia por provincia.
Por último, los impuestos municipales representan el 0,6% de los impuestos en el Índice FADA promedio nacional. En provincias que cobran estos impuestos, la participación es mayor. El componente central de los mismos son las tasas viales o las guías cerealeras, de acuerdo a la provincia.
Un tema recurrente en este reporte es el federalismo fiscal de un esquema donde la mayor parte de los impuestos son nacionales no coparticipables, en una actividad que por definición es federal y está arraigada regionalmente. Así, la vigencia de los derechos de exportación impacta de manera negativa sobre el federalismo por tres vías. La primera, es que se incrementan los recursos no coparticipables en manos de Nación; la segunda, es que se reducen los recursos coparticipables por reducción del impuesto a las ganancias; la tercera, es vía los recursos que salen de las regiones productivas en el marco de la existencia de derechos de exportación.
Precios
La suba de precios internacionales se inició en agosto de 2020 y alcanzó un pico en abril-mayo de 2021. Respecto a septiembre de 2020 el precio FOB de la soja ha mejorado un 34%, el del maíz 31%, el trigo 18% y el girasol 83%. Esto también se tradujo en incrementos de los precios disponibles en el mercado interno.
Las condiciones de mercado llevan a que soja y maíz coticen prácticamente a la par entre el precio disponible y el FAS teórico. El disponible representa el 99,9% del precio FAS en soja y 99,5% en maíz. En los casos de trigo y girasol representa el 94,9% y 77,2%, respectivamente.
Tipo de cambio y costos
En los últimos 12 meses, el incremento nominal del tipo de cambio oficial fue del 30%, pasando de $75,38 por dólar a $98,21. En los últimos 3 meses, se incrementó un 3,5%.
En términos de tipo de cambio real, descontando los efectos de la inflación, en los últimos 12 meses empeoró un 14%. Medido a precios de septiembre de 2021, el tipo de cambio de septiembre de 2020 era el equivalente actual de $114.
Esto significa que el tipo de cambio comienza a atrasarse respecto a la inflación, incrementando los costos de la producción al medirlos en dólares, algo malo para cualquier actividad exportadora.
Si se analiza la estructura de costos de los cultivos de acuerdo a la moneda en la que están expresados, se puede identificar que un 53% de los costos de una hectárea de soja están estrictamente dolarizados mientras que el restante 47% están pesificados. Si se considera el costo de la tierra dentro del esquema de costos, aquellos que son dolarizados en una hectárea de soja pasan a representar el 65%.
En el caso del maíz, como los fertilizantes y semillas tienen más peso que en el caso de la soja, los costos dolarizados ascienden al 58% de la estructura, mientras que los pesificados alcanzan el 42%. Si se considera el costo de la tierra, el peso de los costos dolarizados asciende al 65%.
En términos de costos hay algunas luces amarillas, en el último año:
- Los precios de los fertilizantes han aumentado hasta un 50% en dólares,
- Los precios de los fitosanitarios han tenido incrementos que superan el 50% en dólares en los casos de Atrazina, 24D y Glifosato,
- El gasoil ha sufrido aumentos de precios superiores al 70%,
- Los costos de labores se han incrementado en un 70%
- Los fletes muestran aumentos cercanos al 85%.
Índices Provinciales
Mientras el índice FADA nacional es de 63,4%, Córdoba registra un 63,1%, Buenos Aires 61,4%, Santa Fe 61,1%, La Pampa 62,9%, Entre Ríos 66,0% y San Luis 62,1%.
En estos resultados, se conjugan los rindes, los impuestos provinciales y locales y los fletes, que generan efectos diferenciados sobre cada uno de los cultivos. Así como la participación de cada cultivo en el área sembrada de cada provincia.
En los casos de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y La Pampa, se consideran los cultivos de soja, maíz, trigo y girasol, utilizando sus participaciones en la superficie sembrada, para luego calcular los números de una hectárea promedio de cada provincia. Para el caso de San Luis, sólo se consideran soja y maíz, ya que explican el 95% del área. Para el caso de Entre Ríos, se consideran soja, maíz y trigo.
Para cada caso se utilizaron los rindes estimados para la presente campaña. Los costos de producción de labores e insumos necesarios para esos rindes promedio en cada región. En cuanto a los fletes se estimaron para Buenos Aires 250 km., Córdoba 340 km., Santa Fe 120 km., San Luis 580 km., La Pampa 340 km. y Entre Ríos 260 km.
En cuanto a los impuestos nacionales, van en línea con el valor de la producción y con la rentabilidad en cada provincia, por lo que son más altos en términos absolutos en Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires, y más bajos en San Luis, La Pampa y Entre Ríos.
Los impuestos provinciales presentan divergencias. En el caso de Buenos Aires, significan unos $2.734 por hectárea, la mayor parte es inmobiliario rural y el resto ingresos brutos e impuesto a los sellos. La alícuota de ingresos brutos es del 1%.
Por su lado, los partidos cobran sus propias tasas, la mayoría son tasas viales con un 70% de lo recaudado destinado a los caminos rurales y el otro 30% a otros destinos. Estas tasas significan, en promedio, unos $347 por hectárea, con las más diversas formas de cálculo y los más diversos valores.
En el caso de Córdoba, sólo se paga impuesto inmobiliario rural e impuesto a los sellos, la producción primaria está exenta de Ingresos Brutos y no existen tasas municipales. Son $1.743 de impuestos provinciales, $1.000 por hectárea menos que en Buenos Aires.
En el caso de Santa Fe, al igual que Córdoba, no se pagan Ingresos Brutos, pero si existen las tasas municipales como en el caso de Buenos Aires. De impuestos provinciales una hectárea paga $1.448. En cuanto a las tasas municipales, se estimaron en un promedio de $439 por hectárea. En la mayoría de los casos estas tasas están expresadas en litros de gasoil.
San Luis, tiene un impuesto inmobiliario rural sustancialmente más bajo que las otrasprovincias, sin embargo, tiene una especie de “derecho de exportación interno”. Cobra una tasa que incluye “guías de campaña” y “certificados de venta”. Los certificados se pagan tanto para la venta dentro de la provincia como la producción que se dirige fuera de la misma. Por otro lado, se paga la guía, para la producción que se transporta fuera de la provincia. Estas tasas se suman a un pago a cuenta de ingresos brutos, y se concentran en el llamado Do.Pro. (Documento provincial).
Al igual que San Luis, La Pampa también tiene una especie “derecho de exportación interno”. Se llaman “guías cerealeras” y se cobran por camión. Son distintas para cada Departamento, y tienen distintos valores si los granos se dirigen a un lugar dentro del Departamento, fuera del Departamento o fuera de la Provincia. El promedio por hectárea de estas guías es de $526.
Por su parte, entre impuesto inmobiliario e ingresos brutos paga $1.783 por hectárea.
En el caso de Entre Ríos se paga un inmobiliario rural, impuesto a los sellos e ingresos brutos con una alícuota del 0,75%. El conjunto de estos tres impuestos provinciales significa $1.509 por hectárea, para el promedio provincial. No existen tasas viales municipales.
Para resumir la sección de impuestos provinciales:
1. En todas las provincias analizadas se paga impuesto inmobiliario rural e impuesto a los sellos para la compraventa de granos.
2. En Buenos Aires, Entre Ríos, La Pampa y San Luis se pagan Ingresos Brutos. La alícuota es del 1% en los casos de Buenos Aires y San Luis, 0,75% en Entre Ríos y 0,5% en La Pampa. En Córdoba y Santa Fe la actividad está exenta. Cabe aclarar que el pacto fiscal entre Nación y Provincias contenía el compromiso de las provincias de llevar ingresos brutos gradualmente al 0%, pero esta baja fue suspendida con la suspensión del Pacto Fiscal.
3. Buenos Aires y Santa Fe tienen tasas municipales, mientras que La Pampa tiene las guías cerealeras. Córdoba, San Luis y Entre Ríos no tienen imposiciones a nivel local. Vale resaltar que esto no sólo depende de la decisión de los propios municipios sino del ordenamiento normativo en cuanto a lo territorial. Por ejemplo, en Provincia de Buenos Aires un municipio/partido tiene jurisdicción sobre las áreas rurales y coexisten caminos rurales municipales y provinciales, mientras que, en Córdoba, dentro de un departamento hay muchos municipios, pero estos no tienen jurisdicción sobre las áreas rurales, sólo sobre el ejido urbano.
4. San Luis y La Pampa tienen impuestos al estilo de aduanas internas.
Costos
Para profundizar en cada caso, se analizan los costos involucrados en una hectárea de maíz, para tomar como ejemplo. En el cálculo del índice se toma desde el valor FOB al resultado después de todos los impuestos. Por ello, se consideran los costos de exportación (fobbing), comercialización, transporte, seguros, administración y producción.
Al analizar los costos resaltan dos puntos. El primero, los gastos de fobbing representan entre el 8% y el 10% de todos los costos involucrados en una hectárea de maíz. Resulta llamativo queestos gastos representen sólo un 20% menos que el gasto de fertilizantes en maíz, y algo más que el gasto en fertilizantes en soja.
El segundo punto, son los fletes, donde se puede ver claramente cómo se va incrementando la participación a medida que uno se desplaza hacia el interior mediterráneo. En el caso del maíz, el flete representa el 18% de los costos en Buenos Aires, en Córdoba el 20%, en San Luis el 22%, en La Pampa el 18% y en Entre Ríos el 15%. En Santa Fe, como el grueso de la producción se encuentra relativamente cerca de los puertos, representa el 13%.
En meses anteriores se estaba comenzando a ver el incremento de la participación de los fletes en los costos, por el atraso del tipo de cambio oficial. Sin embargo, en esta edición, con el aumento de los insumos, los costos de producción adquirieron mayor participación.
Anexo gráfico
Fuente: Fundación FADA