El profesor en Ciencias de suelo, director del Centro de manejo y secuestro de carbono de la Universidad de Ohio y ganador del Preimio Mundial de la Alimentación 2020, Dr. Rattan Lal, fue uno de los invitados de honor del Congreso Aapresid. Habló de la importancia del suelo en el futuro de la Humanidad. “El impacto sobre el ecosistema y el clima comenzó con los inicios de la agricultura, hace unos 14.000 de años”, comenzó. Entre 1800 y 2017 la población mundial creció de 989 a 7550 millones de habitantes. Las tierras cultivadas pasaron de 420 a 1396 millones de has en el mismo periodo. La incorporación de nuevas tierras a la agricultura a fuerza de deforestación provocó la acumulación de 675 Gt de emisiones, que seguirán afectando los ecosistemas de donde provienen nuestros alimentos, fibras y energías. “El precio ecológico de modelos no sustentables es muy elevado y no sólo lo pagan los animales y vegetales sino también los suelos”. 35 billones de hectáreas de suelos son degradados por erosión, perdida de C orgánico, salinización, etc. “Esa degradación se refleja hoy como disturbios civiles, toma de tierras, refugiados del suelo e inestabilidad política”. La degradación no hará más que incrementarse con el cambio climático y la urbanización. Se prevén 83 megaciudades en 2100, lo que no sólo representa más superficie sino mayor concentración de recursos. “El 25% de los alimentos consumidos tendrán que ser producidos dentro de las ciudades y a partir del reciclado de agua y nutrientes. La circularidad, el reciclaje, las plantas que absorban metales pesados, la agricultura urbana, la hidroponía y los jardines verticales serán herramientas clave”. “Necesitamos un cambio de paradigma y la agricultura debe ser parte de la solución”, convocó. “La revolución verde del siglo XXI debe basarse en la resiliencia del suelo y los ecosistemas, ser impulsada por la ciencia y el conocimiento.
Los agroecosistemas del futuro deben ser multifuncionales, biodiversos, restaurativos y holísticos”. Necesitan del trabajo de agrónomos, geólogos, genetistas, etc., así como la integración de prácticas como la siembra directa, los cultivos de cobertura o de servicios, la ganadería y la agroforestación. Será necesaria una eco-intensificación, favorecer las micorrizas, crear suelos que supriman enfermedades, priorizar la fertilización con C más que la típica NPK. Las innovaciones tecnológicas entre 2025 y 2050 vendrán de la mano de la restauración de la Biosfera, la agricultura sensible a la nutrición, la agricultura sin suelo y hasta la agricultura espacial. “Queremos todo para nosotros, pero hay que devolver a la Naturaleza El agotamiento del C y la degradación de los suelos, las sequías recurrentes, la baja eficiencia en el uso de fertilizantes e insumos, los bajos rendimientos, la pobreza y el hambre, la alta mortalidad infantil por hambre y malnutrición son grandes amenazas a la paz y seguridad global, más que los misiles balísticos intercontinentales y las armas nucleares; tenemos que hablar de cómo asegurarnos que la salud del suelo sea mejorada, porque la salud del suelo, plantas, animales, personas y ecosistemas son UNO e indivisibles. Y si la salud del suelo se degrada, la salud de todo se degrada con él. Y aquí es donde yace el futuro de la humanidad, en restaurar la salud del suelo”, concluyó.
Fuente: Aapresid