En Chacabuco se conocieron los resultados de la campaña de soja 18/19

En la reunión realizada en julio, la Regional Chacabuco de la mano de su ATR, Agustín Pulido, presentó el análisis de campaña de soja 18/19 con datos de los miembros que la integran.

Desde la regional Chacabuco informaron los resultados que se obtuvieron de los análisis realizados en la última campaña, en la que participaron productores y un semillero.

El Asistente Técnico Regional (ATR), Agustín Pulido, comentó que realizan 3 análisis de campaña por año, con el objetivo de medir y determinar el porqué de dichos resultados. En este caso detalló que si bien no se trató de una campaña mala, se esperaban dadas las condiciones de lluvia, rindes más altos.

El análisis mostró que en el mes de diciembre las precipitaciones fueron alrededor de unos 300 mm, que hubo abundantes lluvias en enero con 280 mm, mientras que en febrero llovió 320 mm, continuando con mucha caída de agua durante el otoño. El acumulado desde junio de 2018 a mayo de 2019 fue de unos 1100 mm, por encima de los valores normales promedio desde 1981 a 2010.

El Asistente Técnico amplió que los análisis que realizan son de carácter descriptivo de los lotes de los miembros de la regional, donde se analizan diferentes variables de manejo, como tecnología utilizada, fecha de siembra, densidad, entre otras cosas. “Todos estos elementos pueden ser modificados por nosotros y pueden mejorar o no los próximos rendimientos”, puntualizó.

El ATR aclaró que desde la regional es bueno tener estos datos que describen como fue la campaña. Conocer como se vienen rotando los cultivos, que porcentaje de gramíneas y leguminosas se vienen utilizando, saber si hacen cultivos de cobertura, si hay rotación de herbicidas y como están los niveles de fertilización de los suelo. “Nos ayuda a saber si
vamos en un buen camino y saber si seguimos siempre con la misma fórmula”, cerró.

Cultivos de Soja

Respecto a la campaña de Soja analizada, se examinaron 8643 ha, de las cuales 6320 ha fueron de primera y 2323 ha de segunda. Esta cantidad de superficie sembrada, bajo este cultivo, estuvo por debajo de los dos años anteriores para la zona. El 46% del área analizada se encuentra en Chacabuco, el 21% en Ingeniero Silveyra, 12% Carmen de
Areco, 10% Rawson, 7% O’higgins, 3% Capitán Sarmiento y 1% Los Ángeles.

A su vez, la tenencia es del 64% arrendado y el 36% propia. En lo que respecta a la clase de suelo el 52% no conoce el dato, el 28% clase II, 17% clase III, y el 3% clase IV. El 57% de la superficie tiene un potencial de suelo alto, el 37% medio y el 6% bajo.

La soja de primera se sembró en todos los casos sobre barbecho como antecesor invernal y como antecesor estival el 68% lo hizo sobre maíz y el 32% sobre soja. En el caso de la de segunda se hizo 97% sobre trigo de cosecha y el 3% sobre cebada de cosecha.

Los grupos de madurez más sembrados fueron el IV en un 82%, luego el III en un 9% y grupo II 4%. Solo el 6% de la superficie analizada se hizo bajo riego; el 53% de la superficie sembrada tiene influencia de napa, el 9% no tiene, y el 38% restante no conoce el dato.

Los primeros lotes de soja de primera comenzaron a sembrarse el 2 de octubre, pero el fuerte de la siembra empezó el 16 de octubre, finalizando el 27 de noviembre, por otra parte la de segunda se comenzó a sembrar el 1 de diciembre y los últimos lotes el 4 de enero de 2019.

Lo que más se tiene en cuenta de estos análisis, según el asistente técnico, es la elección de las variedades, “ya que hacemos un análisis por variedad y el rendimiento de cada una, hay variedades nuevas que están incluidas en el análisis y es importante conocer su desempeño en la campaña”, explicó Pulido.

Análisis del suelo
Solo en el 23% de la superficie analizada se hizo análisis de suelo. En relación a la fertilización fosforada, el 52% no conoce el dato de cuánto fósforo posee en el suelo a la siembra, el 18% tiene entre 12-15 ppm, el 15% entre 10-12 ppm y sólo el 8% más de 15 ppm. La fuente de fertilizante fosforado más empleada fue MAP en un 47%, seguido de la
mezcla 7-40-0 en un 26%.

El 51% de la superficie analizada se fertilizó con azufre y solo el 21% con micronutrientes. Se aplicó fungicida en el 71% de la superficie, el 75% se hizo en el estado reproductivo temprano y el 14% en reproductivo tardío del cultivo.

Respecto a la aplicación de insecticidas, el 53% hizo 2 aplicaciones, el 24% solo una y 23% restante no aplicó. Las plagas por las cuales más se aplicó fueron Lepidópteros mas Chinche.

El 68% tuvo dificultades con malezas, la más problemática fue rama negra, seguido por capín y yuyo colorado. En lo que refiere a aplicaciones, en el barbecho corto primaveral, el 79% no aplicó, el 10% aplicó Triazinas, y el 9% Triazinas + Cloroacetamidas. En cambio como herbicidas pre emergentes en el 47% de los casos se uso PPO + Cloroacetamidas, el 33% ALS, el 14% PPO + Triazinas y el 6% PPO + ALS. En post emergencia el 68% hizo 1 sola aplicación, el 20% 2 aplicaciones, el 10% no aplicó en este momento y el 2% hizo 3 aplicaciones de herbicidas post emergentes.

Por otra parte, el informe detalló que el 74% no sufrió adversidades abióticas, en los casos que sí padecieron, la más frecuente fue anegamiento.

El avance de cosecha fue exponencial, comenzando el 11 de marzo y finalizando el 17 de mayo. Respecto a los rendimientos, la soja de 1era tuvo un rinde promedio de 38 qq, con un mínimo de 5 qq y máximo de 57 qq, la de 2da el rinde promedio fue de 28 qq, con un mínimo de 13 qq y máximo de 44 qq.

Respecto a la densidad de siembra, la que más predominó en soja de primera fue entre 33-38 pl/m2, en soja de segunda se sembró un poco más denso, entre 38-43 pl/m2.

Fuente: Aapresid

 

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