Otra vez, la semana de negocios cerró con bajas generales para los precios de los granos en el mercado estadounidense. Las quitas fueron del 3,9% para la soja; del 5,6% para el maíz, y superiores al 3% para el trigo. Las cifras aportadas por el USDA en su informe mensual y el recrudecimiento de la guerra comercial entre los Estados Unidos y China fueron los principales factores negativos para las cotizaciones. En el mercado local hubo repuntes para la soja y una relativa firmeza para los cereales.
Indicadores exógenos que impactan sobre los precios
Viernes 10 | Viernes 3 | Diferencia en % | |
Petróleo | 61,66 | 61,94 | -0,45 |
Dólar/Euro | 1,1231 | 1,1191 | +0,36 |
Real/Dólar | 3,9440 | 3,9392 | +0,12 |
Peso/Dólar* | 44,60 | 44,24 | +0,81 |
* Tipo de cambio Comprador (cotización divisa) del Banco Nación.
SOJA
El balance de la semana para los precios de la soja argentina fue mayormente positivo, por el mayor protagonismo que el producto local podría ganar si, como se vio durante el segmento, la guerra comercial entre Estados Unidos y China se agrava. La transición de las ofertas de los compradores para la zona del Gran Rosario fue de 205 a 210 dólares por tonelada, o su equivalente, de 9070 a 9366 pesos. El mayor volumen de negocios se hizo para entregas diferidas a julio, dado que los compradores propusieron hasta 9700 pesos, pero con pago ahora. Algo más tranquila transcurrió la semana en los puertos de Bahía Blanca y de Necochea, donde las ofertas abiertas se mantuvieron estables en 205 dólares por tonelada, más allá de alguna mejora puntual.
Para el viernes el FAS teórico de la soja fue calculado por la Secretaría de Agroindustria de la Nación en $ 10.010, mientras que para el lunes fue fijado en $ 9868. En el cierre de semana, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) relevó el FAS teórico de la soja para la industria aceitera exportadora en 9978 pesos por tonelada.
Vale destacar que el saldo semanal fue positivo para el valor FOB de la soja en los puertos argentinos, que pasó de 299 a 304 dólares por tonelada. En cambio, el FOB de la oleaginosa estadounidense en el Golfo de México retrocedió de 325 a 315,35 dólares por tonelada. Este movimiento fue consecuencia exclusiva de la tensión que se incrementó entre Estados Unidos y China y que alejó las posibilidades de acuerdo entre ambos países. Si bien es posible que a partir de esta realidad internacional mejore el posicionamiento de la soja sudamericana, en detrimento de la estadounidense, no es menos cierto que el actual escenario no permite vislumbrar una mejora sensible de las cotizaciones domésticas, sobre todo porque Brasil será el mayor beneficiario de la crisis y porque la demanda de China ya no es lo que fue tiempo atrás, producto del duro golpe que la fiebre porcina africana está dando sobre la demanda de harina de soja.
Con la mirada en el largo en el largo plazo, las ofertas por la soja 2019/2020 retrocedieron de 225 a 224 dólares por tonelada para el Gran Rosario. En el Mercado a Término de Buenos Aires (Matba) el balance semanal dejó altibajos, dado que mientras la posición mayo subió de 209,50 a 214,50 dólares, el contrato julio bajó de 218,50 a 217,90 dólares por tonelada.
En su informe sobre carga de buques programada, la BCR indicó que entre el 8 de mayo y el 10 de junio deben salir desde las terminales del Gran Rosario 269.000 toneladas de poroto de soja, 2.157.825 toneladas de harina y 409.960 toneladas de aceite; desde Bahía Blanca, 290.266 toneladas de poroto, 15.000 toneladas de harina y 17.000 toneladas de aceite; desde Necochea, 332.380 toneladas de poroto y 23.725 toneladas de harina, y desde otros puertos, 256.175 toneladas de poroto y 20.967 toneladas de harina.
Acerca de los cultivos, el jueves la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) relevó el avance de la cosecha de soja sobre el 64,7% de la superficie apta que, con un rindepromedio de 36,7 quintales por hectárea aportó un volumen parcial superior a los 42,3 millones de toneladas, sobre un total sostenido en 55 millones de toneladas. La entidad advirtió que “los excesos hídricos y los pronóstico de lluvias para el NEA y para norte de Santa Fe le ponen techo a la producción de soja”.
Por su parte, la BCR elevó de 56 a 57 millones de toneladas su previsión sobre la cosechaargentina de soja por los elevados rindes que se están registrando en Córdoba. “En el centro y en el norte cordobés los resultados en soja de primera y de segunda fueron mayores a los estimados un mes atrás. El rinde promedio provincial se estima en 36,4 quintales por hectárea y la producción, en 16,42 millones de toneladas, por encima de los 35 quintales y de los 15,75 millones previstos el mes anterior”, señaló la BCR.
Por último, el viernes el USDA elevó de 55 a 56 millones de toneladas su estimación sobre la producción argentina de soja 2018/2019. Pese a ello, incrementó de 5,35 a 6,35 millones el volumen de las importaciones y mantuvo en 6,30 millones las exportaciones de poroto de soja. Para la lejana campaña 2019/2020 el organismo proyectó la cosecha argentina en 53 y el saldo exportable en 7 millones de toneladas.
Por quinta semana consecutiva, los precios de la soja cerraron en baja en la Bolsa de Chicago y terminaron el segmento en el peor nivel visto desde diciembre de 2008. En efecto, las posiciones mayo y julio de la oleaginosa perdieron un 3,91 y un 3,92%, al pasar de 304,79 a 292,85 y de 309,47 a 297,35 dólares por tonelada. Desde la aperturade la semana quedó claro que el porvenir no sería venturoso para la oleaginosa, luego que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, comunicó vía Twitter su decisión de elevar del 10 al 25% los aranceles para los productos chinos importados. La única vía estadounidense para descomprimir un volumen de existencias inédito comenzaba a cerrarse ahora con más fuerza, para contrariedad de los farmers, esos que resultaron fundamentales para que Trump accediera a la presidencia.
Efectivamente el paso de los días confirmó que la guerra comercial entre los Estados Unidos y China goza de buena salud y que los acuerdos parciales alcanzados volvieron a foja cero, más allá de las reuniones, de las cartas y de la pretendida buena voluntad de ambas partes.
Sobre el cierre de la semana, y ya con los nuevos aranceles vigentes, Trump aseguró, vía Twitter, claro, que con los mayores ingresos que generarán los impuestos a los productos chinos el gobierno les comprará granos a los farmers para destinarlos a “los países pobres y hambrientos en forma de asistencia humanitaria”. A juzgar por la reacción del mercado tras estas palabras escritas por el presidente, pocos creen en la viabilidad de tal afirmación. Así, el mercado espera ahora la ofensiva de China frente a las medidas lanzadas desde la trinchera enemiga, que seguro no llegará vía Twitter.
Y para agravar aún más el panorama, las cifras publicadas el viernes por el USDA en su informe mensual fueron negativas para la soja. Recortó de 51,03 a 48,31 millones de toneladas su previsión sobre las exportaciones estadounidenses y elevó de 24,37 a 27,09 millones el cálculo de las existencias finales, un volumen que no sólo es récord, sino que quedó lejos de los 25,04 millones previstos por los operadores en la previa del trabajo oficial y un 127,27% arriba de los 11,92 millones dejados por la campaña anterior. Desde el punto de vista agrícola, éste último dato es la consecuencia más cabal de la guerra comercial para el mercado de EE.UU.
Vale recordar que un año atrás, en su primera valoración de la campaña 2018/2019, el USDA proyectaba un stock final para EE.UU. de 11,29 millones de toneladas y auguraba exportaciones por 62,32 millones de toneladas. Desde este mismo espacio, el 12 de mayo de 2018 advertimos: “Este último dato (la proyección de ventas estadounidenses) habría que tomarlo con muchas pinzas, dado que resulta poco creíble el incremento intercampaña del 10,9% de las exportaciones estadounidenses, sobre todo en medio de una disputa comercial con China para la que no hay soluciones a la vista”.
El viernes el USDA recortó las importaciones chinas de soja de 88 a 86 millones de toneladas. Un año atrás las auguraba en 103 millones de toneladas.
En su primera valoración de la nueva campaña agrícola en los Estados Unidos el USDA proyectó la cosecha de soja en 112,95 millones de toneladas, por debajo de los 114,31 millones previstos por los operadores y de los 123,66 millones del ciclo precedente. Lo hizo con la previsión de un área sembrada de 34,24 millones de hectáreas; una superficie cosechada de 33,91 millones, y con un rinde promedio de 33,29 quintales por hectárea, frente a los 36,10 y a los 35,65 millones de hectáreas, y a los 34,70 quintales del ciclo 2018/2019.
Acerca del resto de las variables es importante advertir que la molienda es proyectada en 57,56 millones de toneladas, muy cerca de los actuales 57,15 millones, es decir que el USDA no ve en el incremento del procesamiento doméstico una vía para reducir las existencias récord, que son las que mantienen bajo presión los precios de la oleaginosa. El uso total fue calculado en 61,09 millones, frente a los 60,66 millones actuales, y las exportaciones, en 53,07 millones, por encima de los 48,31 millones 2018/2019. En el ajuste de las diversas cifras, el USDA proyectó el volumen de las existencias finales en 26,41 millones de toneladas, por debajo del récord actual, de 27,09 millones, pero por encima de los 24,77 millones calculados por los privados.
En síntesis, para la nueva campaña el USDA proyecta una caída de la cosecha de un 8,66%, pero incluso así, el descenso de las existencias finales lo prevé en apenas el 2,51%. El panorama no podría ser peor.
O sí, ya que la cosecha 2019/2020 de Brasil fue proyectada por el organismo en 123 millones de toneladas, un volumen que bien podría haber correspondido al ciclo actual de no mediar la falta de lluvias entre diciembre y enero. Las importaciones chinas fueron estimadas en 87 millones de toneladas, bastante por encima de los 83 millones previstos por la agregaduría agrícola del USDA en China, que durante la semana alertó sobre las consecuencias que la fiebre porcina africana tiene y tendrá en la demanda del paíssobre el que se fundó el modelo global sojero.
Episodios como el que transita actualmente el mercado mundial de la soja dejan en evidencia que resulta insostenible generar y sostener una estrategia comercial cargando el contrapeso sobre un solo jugador. La ilusión de que la demanda china de soja tendría un crecimiento poco menos que eterno hoy se da de bruces contra la realidad, que siempre es cambiante. Y ante esta realidad, el mercado estadounidense –detrás van Brasil y la Argentina– demostró no tener las herramientas, y mucho menos las soluciones, para evitar el colapso actual.
Acerca de los habituales reportes del USDA, el lunes relevó el avance de la siembra de soja sobre el 6% de la superficie prevista, frente al 3 de la semana pasada; al 14% de igual momento de 2018; al 14% promedio de las últimas cuatro campañas, y al 8% previsto por los operadores.
Fue negativo para el mercado de soja el informe semanal sobre las exportaciones de los Estados Unidos. En efecto, el jueves el USDA confirmó cancelaciones de ventas de poroto de soja 2018/2019 por 149.100 toneladas, frente a las operaciones efectivas por 313.400 toneladas del reporte anterior y a un rango esperado por los operadores de entre 300.000 y 650.000 toneladas. Las ventas de poroto de soja 2019/2020 fueron ponderadas por el organismo en 295.600 toneladas, por encima de las 23.500 toneladas de la semana pasada y dentro del rango calculado por los privados, de 50.000 a 450.000 toneladas.
MAÍZ
Visto el derrumbe externo, los precios del maíz argentino lograron sostener una relativa estabilidad en la plaza física, donde un acelerado ritmo de embarques mantiene el interés de los compradores, sobre todo en la zona del Paraná. La transición de las ofertas de los exportadores fue de 6100 a 5900 pesos por tonelada para el Gran Rosario y de 136 a 133 dólares para Bahía Blanca. En Necochea el cereal se mantuvo en 130 dólares por tonelada.
Para el viernes el FAS teórico del maíz fue calculado por Agroindustria en $ 5776, mientras que para el lunes fue fijado en 5712 pesos. Las ofertas de los consumos relevadas por la BCBA se ubicaron entre 5300 y 5800 pesos por tonelada, según condición, calidad, procedencia y forma de pago.
Las propuestas por el maíz de la próxima cosecha retrocedieron al ritmo del mercado externo, de 140 a 135 dólares por tonelada para la zona del Gran Rosario. El saldo también fue adverso en el Matba, donde los ajustes de las posiciones julio y septiembre bajaron de 129,80 a 126 y de 134,50 a 131,20 dólares por tonelada.
En su informe sobre carga de buques programada, la BCR indicó que entre el 8 de mayo y el 10 de junio deben salir desde el Gran Rosario 2.169.640 toneladas de maíz; desde Bahía Blanca, 541.700 toneladas; desde Necochea, 22.000 toneladas, y desde otros puertos, 40.000 toneladas.
Respecto de los cultivos, el jueves la BCBA relevó el avance de la cosecha de maíz para grano comercial sobre el 32,2% de las 6.000.000 de hectárea sembradas, con un rinde medio de 96,2 quintales por hectárea. “Gran parte de los lotes cosechados se corresponden con planteos tempranos ubicados en Buenos Aires y en Santa Fe. En cuanto a los rindes, continúan por sobre las expectativas. Frente a este panorama mantenemos la estimación de producción en 48 millones de toneladas”, indicó la entidad. Advirtió, sin embargo, que las intensas lluvias que continúan afectando el litoral argentino provocan retrasos en las labores. “Particularmente, en partes de las provincias de Chaco y de Santiago del Estero la falta de piso impide que comience la cosecha de las 644.000 hectáreas sembradas en la actual campaña”.
Por su parte, la BCR elevó de 48 a 48,50 millones de toneladas su proyección sobre la actual cosecha de maíz tras elevar en 1 quintal por hectárea su cálculo sobre el rinde promedio nacional, de 84,84 a 85,84 quintales por hectárea.
El viernes el USDA elevó su cálculo sobre la cosecha argentina de maíz 2018/2019 de 47 a 49 millones de toneladas y el saldo exportable, de 30,50 a 31,50 millones. Para el ciclo 2019/2020 el organismo proyectó la cosecha y las ventas externas en 49 y en 32,50 millones, respectivamente.
Tras las subas de la semana anterior, el maíz retornó a la senda negativa en la Bolsa de Chicago, donde las posiciones mayo y julio del cereal perdieron un 5,65 y un 5,12%, tras caer de 142,91 a 134,84 y de 145,96 a 138,48 dólares por tonelada. Con las hostilidades que recalentaron la guerra comercial entre los Estados Unidos y China se enfriaron las esperanzas de colocar en el gigante asiático maíz, DDG’s, etanol e, incluso, cortes porcinos. Entonces, lo único real que los operadores vieron en el horizonte fueron las enormes existencias actuales y una cosecha 2019/2020 con potencial de ser récord.
El informe mensual del USDA ilustró el estado de situación. En su repaso sobre la campaña 2018/2019 en los Estados Unidos mantuvo el uso forrajero en 134,63 millones de toneladas, pero redujo de 311,55 a 309,89 millones el uso total, producto de un recorte en el uso de la industria del etanol, de 139,71 a 138,44 millones (queda un 2,76% abajo de los 142,37 millones procesados en el ciclo 2017/2018), y mantuvo en 58,42 el volumen de las exportaciones. Con estos ajustes, el organismo proyectó las existencias finales en 53,23 millones de toneladas, por encima de los 51,70 millones del mes pasado y de los 52,20 millones previstos por los privados.
El USDA sorprendió al mercado al elevar su previsión de la cosecha de maíz en Brasil de 96 a 100 millones de toneladas, cuando el mercado auguraba un promedio de 96,66 millones. Además, como se señaló anteriormente, también fue elevada la producción de la argentina, de 47 a 49 millones. Ambos países conforman el principal polo exportador global de maíz 2018/2019, con 63,50 millones de toneladas, un 33,35% más que en la campaña 2017/2018, en la que sumaron 47,62 millones. Este dato no es menor para Estados Unidos, que ya resignó el liderazgo en el mercado de trigo, a manos de Rusia; de soja, a cuenta de Brasil, y que ahora se enfrenta a una disputa por los compradores con el bloque Brasil/Argentina.
En cuanto a la nueva campaña 2019/2020, el USDA proyectó la cosecha de maíz de EE.UU. en 381,78 millones de toneladas, por encima de los 376,80 millones previstos por los operadores y de los 366,29 millones del ciclo precedente, y cerca del récord 2016/2017, de 384,78 millones. El organismo tomó una previsión de área sembrada de 37,55 millones de hectáreas; superficie cosechada, de 34,56 millones, y un rinde promedio de 110,47 quintales por hectárea, frente a los 36,06 y a los 33,06 millones de hectáreas, y a los 110,72 quintales del ciclo 2018/2019.
Acerca del resto de las variables, el uso forrajero fue calculado en 138,44 millones de toneladas (134,63 mill./t anteriores); el uso total, en 314,98 millones (309,89 mill./t), con un uso para etanol de 139,71 millones (138,44 mll./t), y el saldo exportable, en 57,79 millones. (58,42 mill./t). En el ajuste de estos datos, las existencias finales fueron calculadas por el USDA en 63,13 millones de toneladas, muy por encima de los 54,13 millones previstos por los privados y de los 53,23 millones de la campaña precedente.
“De concretarse, serán las existencias finales más altas desde el ciclo 1987/1988”, dijo el USDA en su trabajo, donde aventuró un valor promedio para el cereal de 129,91 dólares por tonelada, “el más bajo desde el vigente en la campaña 2006/2007”. Un panorama poco amigable que sólo podría morigerarse si el clima restringe la siembra o si complica la evolución de los cultivos.
En ese sentido, el único factor alcista de la semana fue el atraso en la siembra de maíz. En ese sentido, el lunes el USDA la relevó sobre el 23% del área prevista, respecto del15% de la semana pasada; del 36% vigente un año atrás, y del 46% promedio de las últimas cuatro campañas. El dato oficial quedó por debajo del 25% previsto por mercado.El organismo añadió que emergió el 6% de las plantas, contra el 3% de la semana pasada; el 7% de igual momento de 2018, y el 13% promedio.
Muy negativo fue el informe semanal sobre las exportaciones estadounidenses, dado que el USDA relevó el jueves ventas de maíz 2018/2019 por 287.600 toneladas, por debajo de las 586.500 toneladas del trabajo anterior y del rango previsto por los privados, de 500.000 a 800.000 toneladas. En cuanto a las ventas 2019/2020, el organismo las ubicó en apenas 6900 toneladas, por debajo de las 209.500 toneladas de la semana pasada y del rango esperado por el mercado, de 50.000 a 200.000 toneladas.
TRIGO
Mayormente estable cerró la semana para los precios del trigo argentino. En efecto, las ofertas de los exportadores se mantuvieron en 180 dólares por tonelada para el Gran Rosario y para Bahía Blanca, mientras que para Necochea retrocedieron de 175 a 170 dólares por tonelada.
Para el viernes el FAS teórico del trigo fue calculado por Agroindustria en $ 8181, mientras que para el lunes fue fijado en 8090 pesos. El rango de ofertas de los molinos relevado a diario por la BCBA pasó 7700/9200 a 7700/9400 pesos por tonelada, según calidad, procedencia y forma de pago.
Las propuestas por el trigo de la próxima cosecha también se mantuvieron estables, en 150 dólares por tonelada. En el Matba el cierre semanal mostró altibajos para el cereal, dado que mientras la posición julio creció de 185,50 a 186,50 dólares, el contrato enero descendió de 161 a 158,80 dólares por tonelada.
En su informe sobre carga de buques programada, la BCR indicó que entre el 8 de mayo y el 10 de junio deben salir desde el Gran Rosario 148.600 toneladas de trigo; desde Bahía Blanca, 770600 toneladas, y desde Necochea, 30.138 toneladas.
El miércoles, la BCR proyectó que con 6,8 millones de hectáreas, 430.000 hectáreas más que el año pasado, el nuevo ciclo triguero argentino plantea “la vuelta a las grandes campañas, en las que se sembraban 7 millones de hectáreas o más. La última gran siembra fue en el ciclo 2001/2002, pero aún con casi 7,1 millones de hectáreas sembrados dejó solo 15 millones de toneladas. El rinde nacional fue de 22 quintales. La limitante tecnológica imponía un techo de 24 quintales en el nivel país en aquel entonces. Pero actualmente, el promedio de los últimos 5 años marca un promedio nacional de casi 32 quintales por hectárea, lo que sugiere que la nueva campaña incluso puede superar los 21 millones de toneladas”, afirmó la entidad. Añadió que para consolidar este aumento del 6,7% en área hay una ventaja y una seria amenaza. “La primera, la gran oferta de agua al oeste del país, lo que no suele suceder, como por ejemplo, en Córdoba. Y la amenaza, la falta de lluvias en el sur de la región pampeana: Buenos Aires no recibe lluvias importantes desde hace más de dos meses”.
Por su parte, el viernes el USDA proyectó la cosecha argentina de trigo 2019/2020 en 20 millones de toneladas y el saldo exportable, en 14 millones, por encima de los 19,50 y de los 13,70 millones del ciclo 2018/2019.
El trigo de los Estados Unidos volvió a caer. En la Bolsa de Chicago, donde el cereal sumó la quinta semana bajista consecutiva, las posiciones mayo y julio resignaron un 2,10 y un 3,03%, al pasar de 157,26 a 153,96 y de 160,94 a 156,07 dólares por tonelada. En Kansas, donde el grano fino completó la cuarta semana adversa seguida, los mismos contratos perdieron un 3,50 y un 3,61%, tras variar de 144,40 a 139,35 y de 147,53 a 142,20 dólares por tonelada.
Más trigo, en Estados Unidos y en el Mundo. Esos fueron los principales fundamentos bajistas para las cotizaciones del cereal en el mercado estadounidense. Esto, que no fue una novedad, quedó refrendado en el informe mensual del USDA.
Primero, y como si no fuera lo suficientemente malo el panorama 2019/2020, en su repaso sobre la vieja campaña 2018/2019 en EE.UU. el organismo recortó el uso forrajero (de 1,91 a 1,36 millones de toneladas); el uso total (de 29,84 a 29,16 millones), y las exportaciones (de 25,72 a 25,17 millones). Así, elevó el volumen de las existencias finales, de 29,58 a 30,67 millones y las ubicó arriba de los 29,86 millones previstos por los privados y de los 29,91 millones dejados por el ciclo 2018/2018.
Ahora sí, en su primera valoración de la nueva campaña agrícola en los Estados Unidos, el USDA proyectó la cosecha de trigo en 51,62 millones de toneladas, por debajo de los 51,96 millones previstos por los operadores, pero por encima de los 51,27 millones del ciclo precedente. Tuvo en consideración un área sembrada de 18,53 millones de hectáreas; una superficie cosechada de 15,78 millones, y un rinde promedio de 32,68 quintales por hectárea, frente a los 19,34 y a los 16,03 millones de hectáreas, y a los 32,01 quintales del ciclo 2018/2019.
Acerca del resto de las variables, estimó las importaciones en 3,81 millones de toneladas; el uso forrajero en 2,45 millones; el uso total en 30,56 millones, y las exportaciones en 24,49 millones. En cuanto a las existencias finales, las proyectó en 31,05 millones de toneladas, por encima de los 28,85 millones calculados por los privados y de los 30,67 millones de la campaña anterior.
Pero el verdadero problema para las expectativas del mercado estadounidense es el crecimiento de la oferta exportable de todos sus competidores. El USDA proyectó la cosecha de Rusia en 77 millones de toneladas y sus exportaciones, en 36 millones, frente a los 71,69 y a los 37 millones del ciclo anterior. Parece difícil que con una oferta más abundante, que en Rusia la consultora SovEcon prevé en 83,40 millones de toneladas, las ventas externas resulten inferiores a las del ciclo precedente.
Pero más allá de las dudas sobre las cifras rusas, el organismo marcó mayores saldos exportables en Ucrania (de 16,50 a 19 millones); en la Unión Europea (de 24 a 27 millones); en Australia (de 10 a 13,50 millones), y en la Argentina (de 13,70 a 14 millones).
Para graficar mejor la nueva campaña vale detenerse a ver que la producción mundial fue proyectada por el USDA en 777,49 millones de toneladas, por encima de los 731,55 millones de la campaña anterior. Las existencias finales, en tanto, fueron calculadas en 293,01 millones, por encima de los 277,42 millones previstos por los privados y de los 274,98 millones del ciclo precedente.
Todos estos datos configuran una campaña que se presentará muy reñida en el mercado de exportación y donde sólo prosperaran quienes se mantengan competitivos frente a una demanda que, en calma, podrá elegir a quien comprar.
En cuanto a los cultivos, el lunes el USDA ponderó el 64% de los trigos de invierno en estado bueno/excelente, sin cambios respecto de la semana pasada, pero muy lejos del 34% vigente un año atrás. El nuevo dato oficial quedó en línea con el 64% previsto por el mercado. El organismo indicó que el 58% de los trigos de Kansas presenta una condición buena/excelente, sin cambios frente a la semana pasada, pero muy por encima de magro 14% de igual momento del año pasado.
Acerca del trigo de primavera, el USDA relevó el avance de la siembra sobre el 22% del área prevista, frente al 13% de la semana pasada; al 27% vigente un año atrás, y al 49% promedio. El dato oficial quedó por debajo del 24% previsto por los privados. Añadió que emergió el 4% de las plantas, contra el 4% de 2018 y el 19% promedio.
Por último, el reporte semanal sobre las exportaciones de los Estados Unidos resultó negativo para las urgencias actuales del trigo, dado que el USDA reveló el jueves ventas 2018/2019 por sólo 90.600 toneladas, por debajo de las ya escasas 122.100 toneladas del reporte anterior, pero dentro del rango calculado por los operadores, de 75.000 a 250.000 toneladas. El dato positivo, pero carente de peso para la formación de los precios, fue la confirmación de negocios por 412.300 toneladas de cereal 2019/2020, por encima de las 297.400 de la semana pasada y del rango esperado por los privados, de 100.000 a 350.000 toneladas.
Fuente: Granar