Aportes de INTA para la actualización del Ordenamiento Territorial de los Bosques Nativos de Tucumán

El Dr. Luis Fornes participó en la Mesa Panel de Expertos.

El Ordenamiento Territorial de los Bosques Nativos de Tucumán está establecido en la Ley Nacional Nº 26.331 y Provincial Nº 8.304. El Art. 6º de la Ley Nacional establece que cada jurisdicción debe actualizarlo periódicamente en su territorio; mientras que el Art. 36° de la ley provincial indica que esa actualización debe aprobarse por ley, como mínimo, cada 5 años a partir de la sanción (2010).

Con ese objetivo, la provincia se encuentra en un proceso participativo, que se inició con una consulta pública mediante talleres por cada sector de la comunidad y una audiencia pública para aprobar el nuevo mapa de bosques local.

En este escenario, en el Centro Cultural Virla, la Subdirección de Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos –dependiente del Ministerio de Desarrollo Productivo de la provincia- coordinó el proceso de consulta ciudadana en la búsqueda de una negociación entre intereses individuales y colectivos que permitan construir una mirada abarcadora y transdisciplinaria para la actualización de la ley.

El INTA Famaillá hizo sus aportes en la Mesa Panel de Expertos, donde el Dr. Luis Fornes -Ingeniero Forestal y especialista en la temática- explicó el rol del INTA como institución del Estado Nacional para dar respuestas a los diferentes sectores relacionados a la actividad agropecuaria que se vieron afectados por las restricciones al uso del suelo que marca la Ley Nac. 26.331.

En este sentido señaló que, desde el año 2006, la EEA Famaillá viene trabajando en la domesticación de especies nativas de alto valor socioeconómico para generar alternativas de producción sustentable destinadas principalmente a las “zonas amarillas-Cat. II”, donde no es factible cambiar el uso del suelo ni realizar desmontes. En particular, para la zona pedemontana y de selva montana en las Yungas, se proponen los Sistemas Agro Forestales (SAF) que consocian especies forestales nativas emblemáticas (cedros, lapacho y otras) con otras frutales de producción anual, que tienen posibilidad de venta de productos frescos y elaborados. Los SAF se pueden adaptar perfectamente a diferentes escalas socioproductivas, es decir, desde empresas a pequeños productores.

Por otro lado, para la zona de la llanura Chaco-pampeana, este año se inició un proyecto de rescate de especies de los bosques de ribera y restauración de la Cuenca Salí-Dulce, financiado por el PNUD, en articulación con 2 ONGs (FUNDEFMA y PROYUNGAS). La propuesta es poner a disposición materiales genéticos adecuados y mostrar a la población rural alternativas de restauración productiva de bosques degradados y suelos salinos desmontados y abandonados por los agricultores.

El especialista, también, destacó la importancia de la preservación de estos bosques y sugirió propuestas para incrementar la categoría de conservación en estas zonas verdes y flexibilizar el uso en las zonas rojas o intangibles donde existe actividad económica no considerada en el mapa actual o sin bosques. De esta manera, concluyó que las categorías III y I -verdes y rojas respectivamente- se deben reflejar en el mapa actualizado como un mosaico de diferentes situaciones ambientales y de disturbio que involucran.

Fornes advirtió que la actividad inmobiliaria debe ser una más entre las actividades productivas reguladas por la ley. Por último, remarcó la posibilidad de enriquecer las zonas amarillas para aprovechamiento forestal con especies autóctonas de alto valor maderero como el cedro.

Dentro de la Mesa, también, hicieron sus aportes Aníbal García Romano de AACREA, Federico Soria de EEAOC, Sergio Giorgeff e Ignacio Gasparri de CONICET, José Chani de FUNDEFMA y Alejandro Brown de PROYUNGAS.

 

Fuente: INTA por Luis Fernando Fornes