Empezó a mover la cría. O, mejor dicho, los precios de los terneros, que hoy se mueven entre los 550 $/kg y los 580 $/kg para la categoría entre 170 y 180 kilos/cabeza. Lo que representa una suba de un 10% a 15% en pocos días. En un año el valor del kilo del ternero a gatas alcanzó el 50% de aumento. Sumado a que la vaca gorda o manufactura en ese período subió un 75% y las vaquillonas o vacas preñadas valen lo mismo hace meses, queda claro el desastre en el que está sumido el negocio del criador. Este leve aumento debería ser el primero de una serie y todo indica que así será en el último trimestre, con campos con más pasto y menor oferta de estas categorías. Mientras esto sucede, el novillo subió en un año entre el 60% y el 70% en un año (con inflación cerca del 120%) pero todavía no pegó el salto de precios que tuvo la invernada. Esto hace que la relación compra/venta del engordador, que le venía siendo muy favorable, ya pasó el 1,20 y sigue en ascenso, lo que generará un deterioro en su margen económico.
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Esto sucede con los feed lots con un alto nivel de ocupación de hacienda (novillos, novillitos, vaquillonas) que saldrán a mercado entre agosto y noviembre, con la esperanza que lo harán a mejores precios que los actuales, ya que al vender intentarán reponer comprando. Si se sigue la lógica, que muchas veces no aplica, los precios deberían seguir subiendo, tal como ocurre históricamente luego de una etapa de mucho atraso. Esto se daría en un entorno de período electoral, con inflación alta pero que ha sido beneficiada porque los precios de carne en mostrador crecen muy por debajo del índice de inflación general. El mercado interno está con mayor consumo superando los 50 kilos/habitante/año pero porque hay más oferta de carne sumado a que en términos relativos está barata. La exportación está firme, aunque perdiendo competitividad debido al atraso del tipo de cambio y porque China, el principal comprador en volumen, recién está empezando a demandar más y todavía con lenta recomposición de precios. Para 2024 es de esperar que haya una caída del stock por la mayor venta de vacas este año y porque habrá menos terneros. Otro ciclo más en sube y baja. Ojalá los que gobiernan dejen en paz a este negocio y no usen la carne como variable de ajuste o como recurso discursivo barato.
Fuente: Zorraquien & Meneses







































