La ganadería tiene demanda y precios, pero el crédito frena la recuperación del stock
La ganadería argentina muestra señales alentadoras en varios frentes, aunque el camino hacia una recuperación sostenida todavía aparece condicionado por un factor clave: el financiamiento. Así lo plantea el último Reporte de Actualidad Agro CREA, que describe un escenario de contrastes, con una demanda activa de carne y precios firmes, pero con serias dificultades para recomponer el stock por la escasez de crédito.
El informe señala que el negocio se mueve hoy en un equilibrio delicado. Por un lado, la demanda interna y externa sostiene el mercado; por otro, la oferta de hacienda sigue siendo limitada y las restricciones financieras complican las decisiones de largo plazo que necesita el sector.
Uno de los principales puntos de alerta es el bajo nivel de financiamiento ganadero, tanto en pesos como en dólares. Según CREA, el crédito disponible se encuentra muy por debajo de los máximos registrados entre 2013 y 2017, cuando superaba el equivalente a 1.500 millones de dólares. “Con este nivel de crédito resulta difícil estirar los ciclos productivos, financiar recrías más largas o retener vientres”, advierte el reporte, en referencia a decisiones estratégicas para aumentar el peso de faena y recuperar la oferta en el mediano plazo.
En ese contexto, las expectativas de inversión muestran una mejora incipiente, aunque todavía frágil. La última Encuesta SEA CREA refleja que, tras dos años con saldo negativo, el balance entre empresas ganaderas que perciben un buen momento para invertir y las que no lo hacen pasó a terreno levemente positivo, con un +6%. Desde la entidad aclaran que esa señal podría fortalecerse si aparecieran tasas más bajas y mejores condiciones de financiamiento, acordes a una actividad de horizonte largo.
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En cuanto al mercado interno, el consumo continúa siendo un pilar relevante para la cadena cárnica. Para 2025, el consumo total de proteínas animales se ubicaría cerca de los 120 kilos per cápita anuales, aunque con una distribución que confirma cambios estructurales: unas 52 kilos corresponderían a carne aviar, 49 a carne bovina y 19 a carne porcina. La carne vacuna, si bien sigue siendo central, pierde participación frente a opciones más accesibles en precio.
El frente externo, en cambio, vuelve a mostrar oportunidades. El Reporte CREA destaca la recuperación del Índice del Tipo de Cambio Real Multilateral de la carne bovina (ITCRM-Carne), que repuntó tras haber tocado un piso en el primer trimestre del año. Si bien aún se mantiene por debajo del promedio histórico, la mejora permitió compensar parcialmente el encarecimiento del novillo pesado, cuyos valores en dólares ya superan a los de competidores como Brasil y Uruguay.
En este escenario, Estados Unidos aparece como una noticia positiva tras eliminar el arancel del 10% a la carne importada. Así, el cupo de 20.000 toneladas asignado a la Argentina volvió a tributar un arancel mínimo, mientras continúan las negociaciones para ampliarlo hasta las 80.000 toneladas anuales. Israel también se consolida como destino clave, con un fuerte crecimiento de la demanda de carne kosher y una suba interanual del 47% en la facturación.
Del lado de la oferta, el panorama sigue siendo complejo. CREA pone el foco en la elevada tasa de extracción de hembras, que se mantiene por encima del nivel de equilibrio y refleja un proceso sostenido de liquidación de vientres, impulsado en buena medida por la falta de liquidez y un entorno financiero poco favorable.
Aun así, el cierre del año encuentra a la hacienda con precios atractivos. El novillito de invernada se ubica en torno a los 3,57 dólares por kilo, el novillo pesado de exportación ronda los 3,08 dólares y el liviano alcanza los 3,01 dólares. Estos valores refuerzan una estrategia que gana consenso entre los productores: sumar kilos para diluir costos en un contexto de recrías caras y relaciones de compra-venta ajustadas.
En síntesis, el Reporte de Actualidad Agro CREA describe a una ganadería que avanza entre límites estructurales y oportunidades concretas. El desafío, subraya el informe, será transformar la mejora de precios y la demanda firme en un proceso sostenido de inversión, retención de vientres y aumento de la producción, que le devuelva volumen y previsibilidad al negocio en el tiempo.
