La ganadería entra en una nueva etapa y la suba de precios marca el cambio de ciclo
El reciente aumento en los valores de la hacienda responde a una combinación de factores estructurales que confluyen en un momento bisagra para la ganadería argentina. Así lo sostiene un informe de la Sociedad Rural Argentina (SRA), que descarta un fenómeno coyuntural y lo interpreta como un proceso de normalización tras varios años de precios retrasados frente a la inflación.
Según el documento, una de las distorsiones en la percepción del aumento está vinculada al Índice de Precios al Consumidor (IPC), que continúa reflejando patrones de consumo que ya no son representativos. En un escenario donde el pollo y el cerdo ganaron terreno en la dieta y la carne vacuna perdió participación, el índice magnifica la sensación de suba al medir hábitos que dejaron de ser mayoritarios.
A este contexto se suma una oferta condicionada por factores climáticos y logísticos. Las lluvias intensas y el deterioro de los caminos rurales limitaron el traslado de animales, lo que se tradujo en un menor ingreso de camiones al Mercado Agroganadero de Cañuelas durante los picos de precipitaciones. Esa menor presencia impactó directamente sobre la disponibilidad en los remates.
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No obstante, el informe pone el foco en causas de fondo. Entre 2019 y 2023, las políticas de intervención sobre el mercado de la carne —con controles de precios, restricciones a las exportaciones y señales contradictorias— afectaron la inversión y deterioraron la previsibilidad del negocio. Las decisiones productivas adoptadas en ese período explican buena parte del escenario actual: menor retención de vientres, caída de la inversión y una capacidad limitada para expandir el rodeo.
A ello se sumó el efecto de la sequía, que redujo en cerca de 700.000 terneros anuales los nacimientos tanto en 2023 como en 2024. Dos ciclos consecutivos con menor producción generaron una base ganadera más reducida, que hoy restringe la oferta de animales terminados.
Del lado de la demanda, el panorama es diferente. La mejora del salario real impulsó el consumo interno, mientras que el mercado internacional mostró valores más firmes y una mejor valorización de la res. Además, países vecinos como Brasil y Uruguay atraviesan limitaciones de oferta, un factor que sostiene los precios en toda la región.
El informe también señala que el cambio político de 2023 modificó el clima de negocios. La eliminación de cupos y regulaciones devolvió previsibilidad y reactivó las expectativas de inversión. Sin embargo, la ganadería opera con tiempos biológicos que no admiten atajos: entre la decisión de invertir y la llegada de más carne al mercado transcurren entre 24 y 36 meses, y la recomposición plena del stock demandará entre dos y cuatro años.
En ese marco, la SRA concluye que la suba del precio de la hacienda debe interpretarse como el inicio de un nuevo ciclo productivo. Un proceso que, con el tiempo, tenderá a moderarse a medida que la recuperación del rodeo se traduzca en una mayor oferta de carne.







































