El rasgo distintivo de la temporada 2020/2021 son los fuertes vientos polares que inundan el hemisferio sur con una masa de aire frío y seco, que produce frecuentes descensos térmicos por debajo de lo normal, al mismo tiempo que reduce las precipitaciones, no sólo sobre gran parte del Cono Sur, sino también sobre el Sur de África y Australia que, por esta causa vienen sufriendo intensas sequías
Adicionalmente, los vientos polares impulsan la corriente marina fría de Humboldt hacia el Ecuador, enfriando la Costa Americana y el Océano Pacífico Ecuatorial, dando un cuadro muy similar a un episodio de “La Niña” (Figura Inferior). Afortunadamente, los vientos Alisios, que son el factor que genera los episodios fuertes de “La Niña”, se mantuvieron débiles, retardando su desarrollo de “La Niña”, e impidiendo que el proceso tomara rasgos más severos. Durante Enero, los vientos polares redujeron su actividad, al mismo tiempo que “La Niña” inició su proceso de disipación, permitiendo que los vientos del trópico llegaran al interior del Cono Sur, produciendo precipitaciones generales abundantes, que repusieron la humedad en los suelos de la mayor parte del área agrícola.
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Durante lo que resta de la campaña 2020/2021, “La Niña” completará su disipación, cesando sus efectos negativos, pero es probable que los vientos polares se reactiven, al menos parcialmente, volviendo a hacer sentir su influencia negativa sobre el interior del área agrícola del Cono Sur.
Fuente: Bolsa Cereales de Buenos Aires