Dolar: qué escenarios conjetura el mercado ante un posible ajuste

El consenso espera, tarde o temprano, una suba del tipo de cambio oficial. El problema es cómo y cuándo se hará. La historia reciente es rica en experiencias de qué no hacer y qué sí.

El Gobierno de Fernández no llegó a disfrutar del tradicional período de gracia o luna de miel de los primeros 100 días que le cayó encima la crisis sanitaria global y a poco de terminar su primer año de mandato enfrenta una seria crisis cambiaria. Con la actual ya van media docena en los últimos diez años: 2011, 2013 y 2015 con Cristina de Kirchner y 2018 y 2019 con Mauricio Macri. Más allá de las causas y detonantes de cada episodio, el común denominador, y la historia argentina es muy rica al respecto, es que ante las crisis los gobiernos suelen reaccionar sólo una vez que chocaron de frente y no antes. Desde que se intensificó la crisis y el drenaje de las reservas del BCRA de lo único que hablan los analistas e inversores, e incluso funcionarios, aunque más no sea en referencia o para desmentir o rechazar, es de la próxima devaluación. Ahora bien, dado el perfil de actual Gobierno es útil recordar cómo reaccionó el kirchnerismo frente a las crisis cambiarias para vislumbrar por dónde podría venir la resolución. Por ejemplo, en 2011 aplicó un control de cambios; en 2014 devaluó por la elevada brecha y la pérdida de reservas -aún con cepo-; y en 2015, tras agotar las reservas netas, usaron las brutas.

Hoy el panorama que enfrenta el Gobierno, al que todavía le quedan tres años de mandato, muestra un control de cambios más estricto que el de 2011, una brecha alta y mayor que la de 2013; ya no hay reservas netas como en 2015. Desde el Gobierno braman que no van a devaluar. Que no hay necesidad, ya que hay un elevado superávit comercial, no hay vencimientos de deuda tras el canje con bonistas y ahora llega el FMI para acordar un nuevo programa. Con la paradoja de que el tipo de cambio real no muestra indicios de un significativo atraso frente a los promedios históricos. Se ciernen así dos escenarios posibles, uno de devaluación y otro de que no la haya. Para el mercado, el segundo está descartado. Pero en ese caso el consenso del mercado se plantea simultáneamente qué pasará después. Ahí surgen, en función de la reciente experiencia histórica, cuatro posibilidades: que la devaluación sea parte de la solución, como en 2002, o que descomprima transitoriamente como en 2014 y en 2015, o que termine complicando aún más, como en 2018 y 2019 (o como la de Sigaut en 1981), o que desate una hecatombe como en 1975 o en 1989.

Fuente: ambito.com | Por: Por Jorge Herrera

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