El desarrollo de actividades netamente agropecuarias tales como agricultura y ganadería, producen el conocido y “repudiado” saldo a favor de IVA.
Este saldo que se incrementa mes a mes, tiene algunos remedios para atenuarlo, que básicamente consisten en desarrollar otras actividades conexas a la propiamente agropecuaria, pero con la salvedad que las mismas estén gravadas a la alícuota del 21% en el impuesto al valor agregado.
Pero estas otras actividades (por ejemplo: maquila, fasón, elaboración y venta de biodiesel, entre otras) no siempre es posible ser desarrolladas por el productor pequeño e incluso el mediano.
Consecuencia directa, es que seguirán estos contribuyentes manteniendo saldos técnicos a favor, que se licuarán en poco tiempo en esta Argentina de altísima inflación.
Si bien este saldo técnico a favor es un gran inconveniente, sucede también en muchas ocasiones, que el saldo a favor de libre disponibilidad que es el proveniente de retenciones y percepciones, no es “tan disponible”, sobre todo en el corto plazo, ya que la empresa no puede compensar con IVA otros tributos porque no existe saldo a abonar o los mismos van a ser obligatorios muchos meses posteriores al mes de generación del saldo a favor del IVA o también por el tipo societario como el caso de las Sociedades Simples, que no permite su compensación directa. Podría darse mediante transferencia a los socios. Trámite que muchas veces se dilata en el tiempo la aprobación por parte del Fisco vía inspección.
Entonces, una alternativa para las empresas agropecuarias bajo la forma de Sociedades Simples es la Regularización Societaria. Es decir, dejarán de ser Sociedades Simples para mutar por ejemplo a Sociedades Anónimas o de Responsabilidad Limitada.
Al convertirse en este tipo societario, la compensación directa de saldos a favor de libre disponibilidad con otros tributos nacionales es posible sin tener que pasar por el proceso de verificación fiscal.
Fuente: Barrero & Larroudé