En las últimas décadas el INTA desarrolló actividades de investigación y transferencia de tecnología, cuyos objetivos principales incluyeron la aplicación de un conjunto de tecnologías para incrementar la producción de terneros en los sistemas de cría. Sin embargo, la competencia de otros sectores sobre la ganadería, el incremento del valor de la tierra y de los costos unitarios de producción se fue incrementando. Este contexto pone de manifiesto la necesidad de ajustar una de las principales estrategias de intervención, como lo es la nutrición animal. Para ello, mejorar la eficiencia en la utilización del alimento, constituye el puntapié principal para incrementar o mantener los niveles de producción, reducir los costos y disminuir la producción de gases de efecto invernadero.
El objetivo de este trabajo es compartir nuevas herramientas tecnológicas que aparecen como potenciales líneas de acción en la ganadería de la región.
Eficiencia de Conversión
Los animales transforman el alimento ingerido en masa corporal, y la eficiencia de este proceso es conocida como eficiencia de conversión. Durante el ciclo de vida, el bovino sólo utiliza el 5% del consumo total de energía alimentaria para deposición de proteínas, mientras que, el cerdo y las aves de corral son más eficiente con un 14 y 22%, respectivamente (Ritchie, 2000). Dentro de las principales causas de la baja eficiencia del bovino, se encuentran, las tasas reproductivas relativamente bajas y lentas en el ganado y alto costo energético de mantenimiento (Basarab et al., 2003). Es muy frecuente encontrar variaciones genéticas en los requerimientos energéticos de mantenimiento del ganado y siendo que son de moderada a altamente heredable (h2= 0,22–0,71) (Carstens et al., 2009), hay una oportunidad para seleccionar ganado más eficiente (Bishop, 1992). Una mayor eficiencia no solo impacta favorablemente en la rentabilidad del negocio, sino que reduce el impacto ambiental de la actividad mediante la disminución de la emisión de gases de efecto invernadero.
Para evaluar la eficiencia es importante medir el consumo individual de los animales. El valor de consumo de cada animal es relevante per se, como también la relación con el nivel de producción alcanzado en función del alimento ingerido (Pravia et al., 2014). El indicador utilizado para medir eficiencia de conversión de alimento es el consumo de alimento residual (RFI: Residual Feed Intake). Fue identificado por primera vez por Koch et al., (1963) como un rasgo de eficiencia de alimentación que era independiente del peso vivo y ganancia de peso. El rasgo es moderadamente heredable (h2 = 0,29–0,46 Herd and Bishop, 2000, Arthur et al., 2001), lo que implica que se podrían realizar mejoras en eficiencia alimentaria sin afectar el tamaño corporal o la tasa de crecimiento (Archeret al., 1999; Arthur et al., 2001a). El RFI se calcula como la diferencia entre el consumo real de materia seca y el consumo esperado, con datos obtenidos de las mediciones individuales de ingesta diaria de alimento y ganancia diarias promedio (ADG) en ensayos de alimentación (Alende et al., 2016). De esta manera, detectar estas variaciones genotípicas permite clasificar el rodeo en animales eficientes y poco eficientes.
Selección genómica
El análisis del ADN, molécula que contiene información genética, permite obtener valiosos datos para la selección y mejora del rodeo. Existen variaciones genéticas entre individuos que se detectan mediante la implementación de la Selección Asistida por Marcadores (MAS del inglés marker assisted selection). Esto consiste en detectar genes asociados a un rasgo productivo, por ejemplo, el gen de la terneza. Esta información sumada a datos fenotípicos y a la información del pedigree permite implementar la denominada Selección Genómica (Figura 1). Entiéndase como selección genómica, a un programa de evaluación genética enriquecida con la información proveniente de un panel robusto de marcadores moleculares dispuestos a lo largo del genoma que permite asociarlos simultáneamente a una mejor performance. La selección genómica, complementa la evaluación genética tradicional y permite la generación de DEPS enriquecidas. Sherman et al., (2008) y Trujillo et al., (2015) encontraron que animales en iguales características de alimentación y con iguales características en una secuencia de ADN, ganaban 0,220 kg más que otros individuos que no contenían dicha secuencia. Similares respuestas encontraron para el gen de crecimiento en toros y vaquillonas donde se correlaciona positivamente tanto genotípicamente y fenotípicamente con RFI.
La posibilidad de contar con reproductores (vacas y toros) generadores de descendencia con menores consumos de alimento (en pastoreo y/o confinamiento) sin desmedro de su performance, llevaría a una disminución en los costos de producción y a posibles incrementos en los ingresos netos de las empresas ganaderas.
Llevar adelante un estudio de esta naturaleza, implica un número elevado de animales para evaluar el potencial genético y poder traspolarlo a la raza en cuestión. Para la muestra a analizar es necesario:
- Identificar el animal y rotular el recipiente donde se guardará la muestra.
- Limpiar la cola del mismo para eliminar materia orgánica adherida y pelos sueltos.
- Separar un mechón de 30-40 pelos secos de la borla de la cola.
- Enrollar el mechón con el dedo índice y tirar. No cortar con tijera.
- Verificar la presencia de folículos en la raíz (bulbos pilosos).
- Colocar en el recipiente. Guardar en lugar seco, a temperatura ambiente.
- Asegúrese de mantener sus manos libres de pelos antes de tomar una nueva muestra.
La muestra de pelo de cada uno de los animales se envía a un laboratorio de genética donde, se evalúa junto a un panel de marcadores genéticos asociados a eficiencia de conversión. Posteriormente se realizan correlaciones puntuales de cada una de las variantes genéticas evaluadas con el fenotipo. Se deben estandarizar los datos fenotípicos, es decir, que todos los animales evaluados tengan un manejo similar. Por último, con los datos del registro de la ganancia de peso de cada animal, asociados al perfil genómico de cada individuo, el productor podrá conocer cuáles son los integrantes de su rodeo que cuentan con marcadores asociados a eficiencia de conversión.
Consideraciones
En resumen, estas técnicas buscan fortalecer la competitividad de la cadena cárnica bovina a través del uso integrado de herramientas como el comportamiento individual del animal (consumo residual de alimento) y la selección genómica. En un contexto de una ganadería más intensificada, la integración de estas tecnologías permitirá mantener los índices productivos con menor consumo de alimento.
La aplicación de estas técnicas podría facilitar la caracterización de un gran número de animales relacionando el costo-beneficio. Cabe mencionar que, debido al costo en los análisis genéticos, el mayor demandante de estas son las cabañas, esperando en un futuro cercano pueda ser extensivo a todos los productores.
Fuente: Prensa INTA Mercedes