Hereford da un paso histórico: miden eficiencia alimenticia y emisiones para elegir los toros del futuro
Por primera vez en la Argentina, un estudio integral permite evaluar reproductores bovinos jóvenes combinando eficiencia alimenticia, desempeño productivo y emisiones asociadas al proceso digestivo. El trabajo, realizado en el marco de un convenio entre Hereford Argentina y el INTA, marca un hito para la ganadería nacional al aportar datos concretos que orientan la selección genética con criterios productivos y ambientales.
La investigación fue desarrollada por el equipo de Producción y Nutrición Animal del INTA Cesáreo Naredo (Buenos Aires) y presentó los resultados de la Prueba de Consumo Residual de la Asociación de Criadores de Hereford 2024-2025. El ensayo incluyó a más de 70 toritos provenientes de nueve cabañas del país y permitió, por primera vez, clasificarlos según su eficiencia alimenticia y su impacto ambiental.
“La integración de ambos criterios convierte este estudio en un verdadero punto de inflexión para la ganadería argentina”, destacó José Arroquy, investigador del INTA Cesáreo Naredo y del Conicet. “Con mediciones propias y en condiciones controladas, demostramos que existen animales capaces de producir lo mismo —o más— consumiendo menos y generando menores emisiones”, explicó.
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Durante la prueba se registraron el consumo individual de alimento, la ganancia diaria de peso, la conversión alimenticia y el índice de consumo residual (RFI), una herramienta clave para identificar toros que logran mayor eficiencia. Los resultados fueron contundentes: entre el ejemplar más eficiente y el menos eficiente se observó una diferencia de hasta 1,85 kilos diarios de consumo, con niveles de producción similares.
“Cuando un torito con consumo residual negativo alcanza igual o mejor desempeño que otro que necesita más alimento, estamos frente a un reproductor con un enorme valor agregado”, señaló María Coria, investigadora del INTA Cesáreo Naredo y responsable técnica del estudio.
En promedio, los animales ganaron 86,5 kilos durante la evaluación, con máximos de 112,5 kilos en los mejores individuos. La conversión alimenticia mostró una amplia variabilidad —entre 4,94 y 9,76 kilos de materia seca por kilo ganado—, lo que refuerza la importancia de contar con mediciones precisas para la toma de decisiones genéticas.
Un aspecto innovador del trabajo fue la medición, también por primera vez en el país, de las diferencias individuales en la emisión de gases derivados de la fermentación ruminal. De este modo, Hereford se convirtió en la primera raza bovina argentina en incorporar este parámetro ambiental a sus evaluaciones.
“Identificamos toritos que combinan bajo consumo, altas ganancias de peso y menor producción de gas”, subrayó Arroquy. “Esta información abre una oportunidad concreta para fortalecer los programas de selección con una mirada integral, que contemple eficiencia y sustentabilidad”.
El estudio continuará en los próximos años con la incorporación de nuevos animales y líneas genéticas, con el objetivo de ampliar la base de datos y mejorar la precisión de las evaluaciones. “Este es un camino que recién comienza”, concluyó Coria. “Cada nueva prueba suma conocimiento acumulable y acerca a la ganadería argentina a sistemas productivos más eficientes, competitivos y alineados con las demandas ambientales actuales”.
Fuente: INTA






































