Un productor cordobés creó su propio “puerto seco” y revolucionó la exportación desde el campo

Un productor cordobés creó su propio “puerto seco” y revolucionó la exportación desde el campo

Ramiro Digón, productor agropecuario de Monte Cristo, está cambiando la forma de hacer agro en Córdoba. Con una mirada innovadora y una fuerte apuesta a la sustentabilidad, convirtió el campo familiar Don Claudio en un caso pionero: un establecimiento que exporta directamente desde su predio, como si la aduana estuviera instalada en la tranquera.

La historia de Digón combina coraje, curiosidad y una visión estratégica poco común. Hijo de una familia con tres generaciones dedicadas a la producción agrícola, decidió que no quería seguir el camino tradicional. Su punto de inflexión ocurrió en China, donde viajó para entender de primera mano cómo funcionaba el mercado internacional. Allí trabajó como profesor de inglés, recorrió ferias y vivió en una ciudad que —según cuenta— “pasó de ser un pueblo pesquero a convertirse en el Silicon Valley del hardware”.

Ese viaje lo marcó: “Me impactó la brecha entre lo que un productor argentino sabe y lo que realmente necesita entender del mercado de destino. Eso me hizo replantear todo”, recordó.

El regreso y el salto exportador

De vuelta en Córdoba, y en pleno proceso de transición generacional del campo familiar, Digón impulsó un proyecto ambicioso: montar un “puerto seco” en el establecimiento.
“Tener una aduana en planta es literalmente tenerla en tu casa. Un oficial viene al campo, inspecciona y se hace todo desde acá”, explicó.

Tras meses de trámites, venció barreras burocráticas y técnicas —y, según él, sobre todo las mentales— para concretar la primera exportación directa a Chile. El impacto fue inmediato: “Exportar te cambia el perfil de la empresa. Mejora la relación con bancos, proveedores y clientes. Genera prestigio”.

También destacó el apoyo de la Agencia ProCórdoba durante el proceso.


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Del dólar a los paneles solares

La innovación no terminó ahí. En agosto, el establecimiento inauguró su propio parque solar, reemplazando el 70% de la energía utilizada en el riego artificial.
“El agro no solo produce alimentos: también puede producir energía. Tenemos que ampliar la mirada”, sostuvo Digón. Para él, Argentina debe avanzar hacia modelos similares a los de Estados Unidos o Brasil, donde los cultivos impulsan matrices energéticas más limpias.

Una empresa familiar que apuesta a la multidisciplinariedad

Cuatro hermanos forman la empresa: un ingeniero agrónomo, una abogada, una odontóloga y Ramiro, que combina gestión, innovación y comercio exterior. “Las empresas familiares necesitan miradas diversas para evolucionar”, afirmó.

Antes de despedirse, dejó dos frases que lo definen. La primera, tomada de un referente de CREA: “El alambrado es mental”. La segunda, propia: “La riqueza no es solo económica; también es cultural y comunitaria. Eso, tarde o temprano, también se transforma en valor económico”.

Y cerró con una invitación abierta: “Quiero que quienes industrializan nuestros productos conozcan su origen. Las puertas están abiertas”.

La historia de Digón demuestra que la innovación no depende del tamaño del productor, sino de la decisión de mirar más lejos.

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