IACA-Agroexportación: dos décadas de auge, crisis y recuperación del motor que aporta 60% de las divisas argentinas

Un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario revela la evolución del IACA-Agroexportación desde 2002 y muestra cómo los precios internacionales, las políticas internas y los shocks productivos moldearon el desempeño del principal generador de divisas del país. Entre picos históricos, crisis climáticas y cambios regulatorios, el índice expone la montaña rusa que atravesaron las exportaciones agroindustriales argentinas en los últimos 23 años.

El subíndice IACA-Agroexportación, elaborado por la Bolsa de Comercio de Rosario, mide mes a mes el valor exportado por los principales complejos agroindustriales —soja, maíz, trigo, girasol, carne bovina y porcina, lácteos, cebada y aviar— y permite reconstruir cómo evolucionó el último eslabón de la cadena productiva desde 2002 hasta la actualidad.
Su comportamiento está fuertemente influido por los precios internacionales, el saldo exportable y el marco de política económica vigente, factores que delinean tres grandes etapas.

🔹 2002–2011: expansión intensa y precios internacionales récord

Tras la salida de la convertibilidad, el salto del tipo de cambio y el fuerte incremento de los precios globales de los commodities impulsaron una etapa de rápido crecimiento exportador: el índice avanzó en promedio 1% mensual.
Durante estos años convivieron incentivos y frenos. Por un lado, el boom internacional de materias primas valorizó al máximo las ventas externas, especialmente durante el “boom de la soja” de 2006–2008. Por otro lado, crecieron las intervenciones internas: suba de retenciones, ROE para carne y granos, prohibiciones temporales y mayores restricciones comerciales.
La crisis global de 2008, la paralización de la cadena por el conflicto de la Resolución 125 y la sequía 2008/09 provocaron un derrumbe en 2009. Pero el rebote posterior devolvió al índice a niveles previos.

🔹 2011–2018: estancamiento y oscilación sin tendencia clara

A partir de 2011 la serie entró en una fase lateral, alternando subas y bajas sin un rumbo definido.
Entre 2011 y 2018 el índice mostró una variación mensual promedio negativa (-0,7%), reflejo de un escenario con pérdida de competitividad cambiaria, retenciones elevadas y cupos de exportación.
El cambio de gobierno en 2015 eliminó las trabas comerciales y redujo impuestos, lo que reactivó los flujos exportadores, en especial de cereales y carne bovina. Sin embargo, la sequía de 2018 volvió a golpear la producción y reintrodujo los derechos de exportación generalizados.


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🔹 2018–2024: crisis, shocks externos y máximos históricos

La etapa reciente estuvo marcada por eventos globales y climáticos.
Primero, la demanda china impulsó con fuerza la exportación de carne bovina y porcina. Luego llegó la pandemia: aunque generó disrupciones logísticas, las cadenas agroindustriales lograron sostener el comercio exterior.
En 2022, la guerra entre Rusia y Ucrania disparó los precios de los alimentos a niveles récord, llevando al índice a su máximo histórico en abril. Pero el alivio duró poco: la sequía 2022/23, una de las peores en décadas, y la irrupción de la influenza aviar derrumbaron el valor exportado a niveles mínimos.
Con el regreso de las lluvias en 2024, la producción se recuperó y el índice inició un nuevo ciclo ascendente, aunque todavía lejos de sus picos.

Un pilar estructural de la economía argentina

Pese a los vaivenes, las exportaciones agroindustriales siguen siendo la gema de la balanza comercial argentina: explican alrededor del 60% del ingreso de divisas, aportan estabilidad macroeconómica y sostienen la actividad de decenas de complejos productivos en todo el país.
El informe advierte, sin embargo, que la vigencia de los derechos de exportación y la imprevisibilidad regulatoria siguen limitando el potencial pleno de un sector que opera en uno de los mercados más competitivos del mundo.

Fuente: DyEE BCR

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