Con siembra variable, el maíz pudo sortear los suelos arcillosos de San Antonio de Areco y superar a todos en rinde
En una campaña marcada por las lluvias excesivas, un productor de San Antonio de Areco apostó por el NS 7765 VIPTERA 3 de Nidera Semillas, que superó el desafío gracias a un esquema de prescripción variable y un manejo ajustado por ambientes.
En el corazón agrícola bonaerense, en San Antonio de Areco, donde existen suelos arcillosos y sin pendiente que pueden ser un dolor de cabeza para cualquier estrategia de campaña, Sebastián Rodríguez tomó la decisión de dar un paso más y probar un nuevo híbrido. Para ello, ajustó la siembra al detalle y eligió el híbrido NS 7765 VIPTERA3. El resultado: un rendimiento de 9.500 kilos por hectárea que superó al híbrido histórico en la zona, incluso en un año en el que las lluvias desbordaron caminos y complicaron toda la logística de cosecha.
Sebastián es ingeniero agrónomo, asesor técnico de unas 5000 hectáreas y productor en San Antonio de Areco. En esta última campaña asesoró a su cliente cuyo establecimiento se encuentra entre Exaltación de la Cruz y Zárate, donde se sembraron unas 1000 hectáreas, de las cuales 300 fueron de maíz para abastecer un feedlot. De esas 300, 165 hectáreas se destinaron al histórico NS 7921 de Nidera. Para las restantes decidió que era tiempo de salir con el NS 7765 VIPTERA3, un híbrido que se destaca por su potencial de rendimiento con excelente adaptación en fechas de siembra tardías y una biotecnología sobresaliente para el control de lepidópteros.
La zona en la que se ubica se caracteriza por suelos planos, y propensos a encharcarse. Sumado a esto, tienen alto contenido de arcilla, por lo que se vuelven pesados y pueden tener un estrés hídrico importante si no tienen la lluvia adecuada. “Son microzonas: a lo mejor en un lote de 50 hectáreas tenés 10 o 15 metros malos y después mejora, y después tenés 50 metros con otro charco y después mejora. Es un campo así, todo mezclado. Si tuviera que ponerle un puntaje le daría siete puntos”, sentenció.
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Una de las claves estuvo en ajustar el manejo a cada microambiente y así, junto al equipo de Nidera, hicieron una siembra variable: 55.000 plantas en los sectores más complicados, 65.000 en los intermedios y 75.000 en las áreas de mayor potencial. Además, incorporaron herramientas de diagnóstico digital, como vuelos con dron para evaluar población lograda, espaciamiento y coeficiente de siembra, información que luego contrastaron con los mapas de cosecha. Todo esto se enmarca en la Experiencia Nidera, una serie de servicios integrales durante toda la campaña agrícola que van desde la genética, la recomendación y el asesoramiento a un nivel personal en función de la realidad productiva de cada lote y de cada zona.
El manejo nutricional fue 100 kilos de fosfato monoamónico en la siembra, 200 de urea aplicados en dos etapas y una estrategia de herbicidas en barbecho para enfrentar al raigrás resistente que domina la zona. La siembra se dividió en dos momentos, entre principios y fines de diciembre, para diversificar riesgos según el régimen de lluvias.
La campaña tuvo otra prueba inesperada. En abril, una lluvia de 500 milímetros inundó Areco y alrededores cuando recién comenzaba la cosecha de soja. Días después, otros 70 milímetros generaron un barro que frenó la cosecha por dos semanas. “Nos quedamos sin caminos, hubo que hacer muchísimo silo bolsa. Costó levantar la cosecha, pero con un gran esfuerzo lo logramos”, relata Sebastián.
En ese contexto, la performance del NS 7765 VIPTERA3 dio su recompensa. “Se mantuvo bien de caña y de raíces, ante la lluvia se mantuvo de pie”. Sumado a eso, la falta de lluvias de los primeros días de enero también había generado ansiedad, pero al estar en V6 logró recuperarse sin problemas cuando llegaron las precipitaciones de mediados de enero. El resultado arrojó un rinde de 9500 kilos por hectárea, ubicándose por encima del promedio de la zona y superando a su antecesor. “Estuvo mejor de sanidad, un poco más corto de ciclo y cosechamos con menos humedad, lo que además nos ahorró costos de secado”, comentó Santiago que, según sus cálculos el NS 7765 VIPTERA3 tuvo un 15% de humedad.
Al analizar las razones del desempeño, Sebastián menciona cuatro atributos clave: la tecnología Viptera, que brinda control frente al cogollero y flexibilidad para el uso de herbicidas; su buen comportamiento frente a tizón; la sanidad general; y su ciclo más corto respecto al 7921. El acompañamiento del distribuidor RED.IN Agrodas también resultó decisivo. “La relación con ellos es muy buena, casi de amigos”, comentó. El vínculo entre ambos ha generado una alianza virtuosa: “Ellos nos comparten novedades técnicas y nosotros nuestras experiencias a campo”, aclaró.
Con los resultados sobre la mesa, el próximo paso con el NS 7765 VIPTERA3 ya está definido: “Vamos a usarlo nuevamente. La idea es empezar a reemplazar al 7921 porque lo supera. El año pasado fue un 35% del área y este año será un 60%”, anticipó Sebastián.
Los resultados no son casuales: según registros de PROTEA en localidades de la provincia como Vedia, Junín y Chacabuco, el NS 7765 VIPTERA3 tuvo un rendimiento promedio de 10.488 kilos por hectárea, lo que lo ubicó entre los mayores de la zona.
Fuente: NIDERA