Seis meses bajo el agua: productores de 9 de Julio reclaman obras urgentes ante la peor inundación en décadas
Luciano Macaroni y su esposa Julieta tomaron una decisión dolorosa: abandonar su casa en el campo de Quiroga, junto a sus hijos Justo (7) y Clara (5). La situación era insostenible: los caminos quedaron intransitables, los chicos acumulaban faltas en la escuela y el agua rodeaba por completo la vivienda familiar.
“Fue durísimo dejar la casa, los animales, la libertad del campo. Extrañan mucho, pero no nos quedó otra”, relató el productor ganadero de 47 años, cuarta generación en el oficio.
Un año marcado por el exceso hídrico
Tras una sequía extrema en el verano, las lluvias de marzo en adelante no dieron respiro. En el partido de 9 de Julio se acumularon más de 1500 milímetros, lo que dejó bajo el agua a miles de hectáreas y obligó a familias rurales a abandonar sus hogares.
Hoy, Macaroni solo accede a su campo a caballo o en tractor para asistir a los dos empleados que siguen cuidando el rodeo. “Sacamos los reproductores arreando hasta un lote alto a 15 km. No hay otra forma”, explicó.
La cabaña “Santa María”, con 72 años de historia, vende cada año entre 80 y 100 toros y ha logrado varios campeones en Palermo. Sin embargo, la continuidad de ese trabajo está en riesgo por la imposibilidad de sembrar reservas forrajeras.
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Reclamo a las autoridades
Esta semana, durante una reunión convocada por la Sociedad Rural Argentina en 9 de Julio, productores pidieron medidas inmediatas al secretario de Agricultura, Sergio Iraeta. “Que vengan y nos escuchen es un paso, pero lo que sentimos es abandono. Si los canales hubieran estado limpios y las alcantarillas destapadas, hoy no estaríamos así”, advirtió Macaroni.
Según Carbap, en la provincia hay más de 2 millones de hectáreas anegadas y otras 3 millones comprometidas, siendo 9 de Julio el distrito más golpeado con 162.474 hectáreas bajo agua.
Familias y producción en riesgo
El problema trasciende lo productivo: hay parajes aislados, chicos que no pueden ir a la escuela y familias sin acceso a atención médica. “Si sigue lloviendo, no podremos sembrar maíz para reservas. La ganadería quizá aguante, pero para los agricultores la pérdida puede ser del 100%”, alertó el productor.
A pesar del panorama crítico, Macaroni se aferra a la esperanza de que las lluvias de primavera den un respiro. “Con menos agua podríamos pelearla. Pero si esto sigue, va a ser devastador”.