Fuerte caída en la intención de siembra de maíz según encuesta CREA
Resultados de la encuesta SEA CREA y proyecciones de siembra
En julio de 2024, la encuesta SEA CREA, un referente en la evaluación de planes agrícolas, puso en evidencia una notable disminución en la intención de siembra de maíz para la campaña 2024/25. La participación de más de 1400 empresarios y técnicos del sector agrícola revela una proyección preocupante: una caída del 23% en el área total destinada al cultivo de maíz a nivel nacional. Esta reducción representa aproximadamente 1.650.000 hectáreas menos en comparación con el ciclo 2023/24, marcando un cambio significativo en las expectativas de producción.
La región del norte argentino destaca por su severa reducción en la intención de siembra. En esta área, tradicionalmente fuerte en la producción de maíz, se espera un descenso drástico de alrededor del 30%, lo que equivale a una pérdida de 600.000 hectáreas. Esta baja considerable será un golpe importante para los agricultores locales y podría influir en el mercado regional de granos.
En otras áreas productoras del país, el panorama es variado. Las provincias de la Pampa Húmeda, que incluyen regiones como Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, proyectan una disminución promedio del 18%. Aunque esta cifra es menor en comparación con el norte, la reducción aún representa una preocupación significativa para los productores y el mercado nacional de maíz.
Por otro lado, en las regiones del Noroeste Argentino (NOA) y el Noreste Argentino (NEA), la caída en la intención de siembra es menos pronunciada, con una reducción estimada del 10%. Sin embargo, es esencial destacar que estas áreas ya tenían una menor contribución al total nacional, por lo que cualquier disminución, aunque menor en porcentaje, impacta considerablemente en la dinámica local.
En resumen, los datos arrojados por la encuesta SEA CREA de julio 2024 indican una tendencia preocupante para la campaña agrícola 2024/25. La significativa disminución en la intención de siembra de maíz, con variaciones regionales notables, plantea desafíos para los agricultores y podría tener repercusiones importantes en el mercado agrícola argentino.
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Factores que condicionan la decisión de siembra
La decisión de siembra para la campaña 2024/25 está significativamente influenciada por una serie de factores interrelacionados. En primer lugar, la situación sanitaria local es un elemento determinante, destacando la presencia del spiroplasma, una bacteria que causa el achaparramiento en el cultivo de maíz. Esta enfermedad se ha convertido en una preocupación creciente para los productores, ya que afecta gravemente la productividad y la calidad del grano, lo que reduce el incentivo para sembrar este cultivo.
Además, la señal de precios del maíz en el mercado internacional también juega un papel crucial. Los precios fluctuantes y la incertidumbre económica global han llevado a muchos agricultores a reconsiderar sus opciones. En un contexto donde los márgenes de ganancia son estrechos, una baja en los precios del maíz puede desalentar la siembra, inclinando la balanza hacia cultivos que ofrezcan una mayor estabilidad económica.
Las condiciones climáticas son otro factor esencial a tener en cuenta. Las predicciones meteorológicas para la temporada 2024/25 indican posibles irregularidades en las precipitaciones y temperaturas, lo que podría afectar el rendimiento de los cultivos. Estas condiciones adversas obligan a los agricultores a adaptarse, optando por cultivos menos vulnerables a las variaciones climáticas.
El contexto macroeconómico general también tiene un impacto significativo en las decisiones de siembra. Factores como la inflación, el costo de los insumos agrícolas y las políticas gubernamentales influencian la economía de los productores. En un escenario económico desafiante, la aversión al riesgo aumenta, llevando a una menor intención de sembrar maíz.
La gestión de plagas es otro aspecto crítico. La capacidad de manejar eficazmente las infestaciones de spiroplasma y otras plagas es esencial para mantener la viabilidad del cultivo de maíz. Sin embargo, los altos costos asociados con el control de plagas pueden ser prohibitivos para muchos productores, contribuyendo así a la reducción en la intención de siembra.
En resumen, la combinación de problemas sanitarios, señales de precios desfavorables, condiciones climáticas inciertas, desafíos macroeconómicos y dificultades en la gestión de plagas están influyendo significativamente en la planificación agrícola, resultando en una menor intención de sembrar maíz para la campaña 2024/25 en muchas zonas productoras.
La reducción significativa en la superficie destinada al cultivo de maíz para la campaña 2024/25, según la encuesta SEA CREA de julio 2024, tendrá repercusiones notables en diversas cadenas productivas y en la sostenibilidad de las rotaciones agrícolas. En particular, el norte argentino se verá afectado, dado que esta región depende en gran medida del maíz como cultivo esencial dentro de su sistema agrícola.
Un aspecto crucial a considerar es el impacto en las fechas de siembra tardía. La disminución en la intención de siembra podría llevar a que se extiendan las ventanas de siembra tardía, lo cual aumenta la susceptibilidad del cultivo al insecto vector del spiroplasma, conocido como la ‘chicharrita del maíz’. Este insecto se ha identificado como uno de los principales desafíos fitosanitarios, ya que es responsable de la transmisión del spiroplasma, una bacteria que puede causar enfermedades graves en las plantas de maíz. Por lo tanto, una menor superficie sembrada también podría influir en la dinámica de plagas y enfermedades, afectando potencialmente la productividad y calidad del maíz cosechado.
En cuanto a las alternativas de cultivo, es probable que los productores opten por reemplazar el maíz con cultivos como la soja, el sorgo, el girasol y el maní. Estos cultivos ofrecen diferentes ventajas y desafíos. Por ejemplo, la soja es una leguminosa que contribuye a la fijación de nitrógeno en el suelo, lo cual puede mejorar la fertilidad del suelo para futuras siembras. El sorgo, por otro lado, es conocido por su resistencia a condiciones de sequía, lo que lo hace una opción viable en áreas con limitaciones hídricas. El girasol y el maní también presentan oportunidades económicas, aunque requieren diferentes manejos agronómicos.
El impacto económico de este cambio en la matriz de cultivos será considerable. Una menor superficie de maíz podría afectar los ingresos de los agricultores, dada la importancia del maíz en la producción de alimentos y forrajes. Además, la diversificación hacia otros cultivos puede requerir inversiones adicionales en términos de tecnología y capacitación, lo que podría suponer un desafío para algunos productores. En consecuencia, la transición deberá ser gestionada cuidadosamente para mitigar los efectos negativos en la economía agrícola y maximizar las oportunidades que los nuevos cultivos pueden ofrecer.
El arrendamiento agrícola ha experimentado un repunte en su valor promedio, aunque se observa una tendencia a la desaceleración. Este fenómeno se refleja en los resultados de la reciente encuesta SEA CREA, la cual reveló un aumento del 8,3% en el área sembrada en campos de terceros para la campaña 2024/25. Sin embargo, a pesar de este crecimiento en la superficie arrendada, el nivel de compras de insumos agrícolas se encuentra en mínimos históricos. Esta situación ha sido influenciada por múltiples factores, entre los cuales destaca la reducción en la superficie dedicada al cultivo de maíz.
La relación de precios entre granos e insumos constituye una de las principales causas detrás de esta tendencia. Ante un contexto de precios elevados para insumos como fertilizantes y semillas, los productores enfrentan mayores costos de producción, lo que desincentiva la adquisición de insumos. En este marco, la elección de cultivos menos insumidores como la soja aumenta, afectando los niveles de compra de insumos específicos para el maíz.
Además, el reciente anuncio oficial sobre la rebaja del impuesto País ha tenido un impacto significativo en las decisiones de compra. Esta medida, diseñada para aliviar la carga tributaria sobre las importaciones, no ha tenido el efecto esperado de estimular el mercado de insumos agrícolas. La incertidumbre económica y la volatilidad en los precios siguen siendo factores determinantes que llevan a los productores a adoptar una postura conservadora, postergando decisiones de inversión en insumos hasta tener un panorama más claro.
El panorama actual no solo impacta a las empresas agrícolas, sino que también repercute en toda la cadena de valor y en la economía argentina en su conjunto. La disminución en la compra de insumos no solo afecta la productividad agrícola, sino también a los proveedores de estos insumos y a la industria transformadora. En consecuencia, se generan efectos multiplicadores negativos que pueden ralentizar el crecimiento económico en sectores dependientes de la agricultura.