Pronósticos de una primera quincena de julio seca y fría: impacto en la siembra triguera de la Región Núcleo
Estado actual de la siembra triguera en la Región Núcleo
La siembra triguera en la región núcleo ha avanzado significativamente, logrando un progreso del 95% a pesar del escenario seco del invierno. Sin embargo, aún quedan pendientes 60.000 hectáreas por sembrar, una tarea que depende en gran medida de la ocurrencia de nuevas lluvias. La actual circulación sur ha impedido el ingreso de humedad desde el norte, creando incertidumbre sobre la posibilidad de que estas lluvias se presenten.
La ventana de siembra se reduce con cada día que pasa. Aunque oficialmente hay tiempo hasta finales de julio, los agrónomos coinciden en que se dará por cerrada alrededor del 20 de julio. Este límite temporal añade presión sobre los agricultores, quienes necesitan precipitaciones adicionales para completar la siembra en las áreas restantes.
En localidades como Bombal y Pergamino, el progreso ha sido considerable gracias a las lluvias recientes. Estas precipitaciones han permitido a muchos agricultores avanzar con la siembra, aunque aún dependen de más lluvias para finalizarla. La situación es similar en otras áreas del noroeste de Buenos Aires y el centro-sur de Santa Fe, donde las lluvias de la semana pasada permitieron completar la siembra en muchas parcelas.
La dependencia de las lluvias en esta etapa crítica subraya la vulnerabilidad de la siembra triguera en la región núcleo. La falta de humedad adecuada puede afectar no solo la cantidad de hectáreas sembradas, sino también la calidad del cultivo. Los agricultores continúan monitoreando las condiciones climáticas con la esperanza de que se presenten las lluvias necesarias para asegurar una siembra exitosa.
En este contexto, la previsión de una primera quincena de julio seca y fría añade una capa de complejidad a la ya desafiante tarea de completar la siembra triguera. La región núcleo, vital para la producción de trigo del país, enfrenta un período decisivo en el que cada decisión y cada día cuentan.
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Impacto del último coletazo de “El Niño” y condiciones climáticas actuales
El último coletazo del fenómeno ‘Niño’ ha sido determinante para la siembra triguera del ciclo 2024/25 en la región núcleo. Los meses de marzo y abril se caracterizaron por intensas precipitaciones que lograron superar los volúmenes y la distribución de lluvias de los trimestres correspondientes de 2022 y 2023. Estas lluvias fueron cruciales en la preparación del suelo y en la recarga de acuíferos, factores esenciales para un buen inicio de la campaña agrícola.
No obstante, junio presentó un cambio drástico en las condiciones meteorológicas, terminando con un periodo de sequía que se extendió hacia el inicio de julio. Esta ausencia de lluvias ha generado preocupación entre los productores agrícolas, ya que la falta de humedad en el suelo afecta negativamente la germinación y el desarrollo inicial del trigo.
Además, la transición entre junio y julio ha estado marcada por una intensa circulación de vientos del sur y una irrupción de aire polar. Este fenómeno ha llevado las temperaturas mínimas a niveles récord, inferiores a -4°C en varias localidades de la región núcleo. Por ejemplo, en Hernando se registraron -5,2°C, un indicativo de un invierno más riguroso que los anteriores.
Estas condiciones extremas consolidan un panorama climático que anticipa un invierno severo, lo cual representa un desafío adicional para los agricultores. Las bajas temperaturas no solo afectan al trigo, sino también a otros cultivos y a la fauna local, incrementando la necesidad de estrategias de manejo adaptativas. En conclusión, el impacto del último coletazo del ‘Niño’ y las condiciones climáticas actuales subrayan la importancia de monitorear continuamente el clima y adoptar prácticas agrícolas sostenibles para mitigar los efectos adversos.
Condiciones del suelo y necesidades hídricas para los próximos días
A pesar de que los lotes de trigo implantados están naciendo en buenas condiciones, la falta prolongada de lluvias se nota en la capa superficial del suelo. Esta carencia hídrica afecta tanto a las nuevas siembras como a las primeras implantaciones, que comienzan a macollar. La imagen actual de reservas hídricas en la región núcleo muestra esta deficiencia en el primer metro del suelo y en las praderas permanentes. La región necesita aproximadamente unos 10 mm de lluvia para poder continuar con la siembra y emparejar los lotes de trigo.
La situación es especialmente crítica para los agricultores que dependen de las condiciones del suelo para asegurar una germinación y crecimiento uniforme de sus cultivos. La ausencia de precipitaciones adecuadas no sólo dificulta la siembra, sino que también pone en riesgo el desarrollo inicial de las plantas de trigo. Aunque las lluvias no son aún críticas para el rendimiento potencial en este momento, sí son necesarias para mantener las condiciones óptimas de crecimiento y evitar el estrés hídrico.
La meteorología juega un papel crucial en la agricultura, y los pronósticos actuales indican que las lluvias podrían ser escasas en los próximos días. Este escenario obliga a los productores a estar en constante monitoreo de las condiciones del suelo y a tomar decisiones estratégicas sobre la siembra y manejo del riego. La humedad en el suelo es fundamental para el desarrollo de las raíces y la absorción de nutrientes, por lo que la falta de agua podría tener consecuencias a largo plazo en la salud del cultivo y, eventualmente, en su rendimiento final.
En conclusión, aunque la región núcleo está experimentando condiciones secas y frías, los agricultores necesitan unos 10 mm de lluvia para continuar con la siembra de trigo y asegurar el crecimiento saludable de las plantas. La espera de precipitaciones adecuadas es crucial para mantener las condiciones del suelo en niveles óptimos y evitar problemas futuros en el desarrollo del cultivo.
Pronósticos de lluvia y expectativas para el rendimiento triguero
Los pronósticos meteorológicos indican una baja probabilidad de lluvias significativas durante la primera quincena de julio en la región núcleo. Sin embargo, la esperanza de recibir algunos milímetros de precipitación no se pierde completamente. Específicamente, en localidades como María Susana, los expertos señalan que es crucial que entre julio y principios de agosto caigan al menos 15 mm para asegurar un buen rendimiento del trigo.
Históricamente, la región núcleo presenta variaciones en la cantidad de lluvia recibida durante el mes de julio. Los datos muestran un promedio de 10 mm al oeste de la región, mientras que en el este se registran valores que oscilan entre 25 y 30 mm. Esta disparidad en las precipitaciones influye directamente en las expectativas de rendimiento triguero en diferentes zonas.
En Pergamino, la necesidad de lluvia es particularmente acuciante para moderar el impacto de las bajas temperaturas y reponer la humedad del suelo. Sin la humedad adecuada, las bajas temperaturas pueden tener un efecto adverso en las etapas tempranas de desarrollo del cultivo de trigo. Por lo tanto, recibir lluvia en esta etapa crítica es esencial para mitigar los efectos negativos y promover un crecimiento saludable.
En otras localidades de la región núcleo, como Bigand, Marcos Juárez y Carlos Pellegrini, las expectativas de rendimiento también dependen en gran medida de la disponibilidad de agua. Aunque las condiciones específicas pueden variar, todos los productores coinciden en que la lluvia será determinante para alcanzar el potencial máximo de producción. Sin suficiente precipitación, la capacidad de los cultivos para desarrollarse plenamente se verá comprometida, afectando negativamente el rendimiento final.
Así, aunque los pronósticos no son del todo favorables, la esperanza de recibir lluvias que puedan apoyar el desarrollo del trigo sigue presente entre los productores y expertos de la región núcleo. La monitorización continua del clima y una gestión eficiente de los recursos hídricos serán cruciales para enfrentar los desafíos que presenta la temporada.
Fuente: BCR