La semana pasada, hubo una entradera en Arturo Jauretche al 800, a la altura de
la Ruta 205. Fueron más de dos horas de martirio. Las víctimas aseguran que los
ladrones “sabían lo que hacían” y estaban “bien organizados”.
Una feroz entradera, con tortura, toma de rehenes y maltratos psicológicos, tuvo lugar en
las últimas horas en la casa de un matrimonio de productores agropecuarios.
La banda de tres ladrones los sorprendió mientras lavaban la camioneta en la puerta de
su vivienda, donde los obligaron a ingresar a la fuerza. Luego, revolvieron de arriba a
abajo toda la propiedad y se fugaron con un drone y dinero en efectivo.
El salvaje hecho que conmocionó a los vecinos cañuelenses ocurrió el pasado jueves,
alrededor de las 19.30 de la tarde, en calle Arturo Jauretche al 800, muy cerca de la Ruta
205. Allí viven Alejandro y Lorena, una pareja que reside en nuestra ciudad desde el
2017, y que desde ese año se dedica al cultivo hidropónico de plantas con soluciones
generales.
“A esa hora ya habíamos terminado nuestras labores en el campo y nos pusimos a lavar
la camioneta para dejarla lista para el día siguiente. Pero de repente nos abordaron tres
delincuentes y nos dieron varios culatazos en la cabeza para obligarnos a entrar”, relató
una de las víctimas.
“A mi señora le dieron varias trompadas y la intentaron estrangular para que no gritara.
Después, nos metieron adentro del hogar y nos torturaron por dos horas y media. Fueron
terribles”, agregó.
Siguiendo con su desgarrador testimonio, el hombre sostuvo entre lágrimas: “Nos
pusieron un pulover en la cabeza, nos tiraban agua para ahogarnos y después tratar de
sacar información. Jugaban al bueno y al malo diciéndome que mi señora ya le había
dicho que los dólares los había guardado yo, así que iba a ser el responsable de que le
corten un dedo a ella, que la iban a matar, que yo no iba a poder caminar más por las
balas en la rodilla, nos volvían a ahogarnos. Fue terrible, interminable”.
Según Alejandro, los asaltantes “sabían lo que hacían” y aseguró que “estaban bien
organizados”. Y detalló que el que manejaba la banda “hablaba muy despacio, por handy,
con un lenguaje policial”.
El productor agregó que llegó a ver una pistola plateada y un revólver negro, que los dos
delincuentes más chicos agarraron los teléfonos y el mayor les dijo “no, no queremos
rastreos”.
“No nos robaron nada de electrónica, ni televisores, cuadros, no se llevaron nada,
solamente dinero y un dron”, concluyó.
El hecho está siendo investigado por la fiscal Norma Pippo, a cargo de la UFI N° 2.
Fuente: El Ciudadano – Por Carolina Villalba