Promoción y conservación de pastizales naturales en el extremo austral bonaerense

Con los objetivos de evaluar la condición de los pastizales y capacitar en esta temática a productores y profesionales del medio del 6 al 8 de noviembre de 2018 se llevaron a cabo recorridas a campo en diferentes establecimientos agropecuarios de secano de los partidos de Villarino y Patagones.

Los establecimientos visitados correspondieron a productores cuya actividad principal es la ganadería bovina y/u ovina, y las especies forrajeras naturales son un componente importante en la alimentación de los animales de esos sistemas productivos.

En la zona, lo que comúnmente se denomina “pastizal natural” está integrado por una gran diversidad de sistemas y situaciones productivas. En un sentido estricto, el pastizal natural hace referencia a los sectores no cultivables debido a presencia de limitantes topográficas como puede ser la presencia de monte, y que contiene una comunidad de especies vegetales forrajeras que pueden ser utilizadas por el ganado. Así, por ejemplo, el partido de Villarino posee pastizales en sectores de monte alto de caldén y Patagones pastizales en sectores con monte bajo de chañar, jarilla y piquillín, correspondiente a la vegetación nativa de la región.

Paralelamente, en la zona se encontró lo que suelen denominarse “campos naturales”, que corresponden a tierras agrícolas abandonadas y restauradas por sucesión secundaria, y “pasturas perennes deterioradas”, con pérdida de dominio de las especies forrajeras implantadas e instalación de especies nativas y/o invasoras (Bonvissuto et al., 2015). Este tipo de lotes abarcan una superficie importante en ambos partidos, que viene incrementándose en los últimos años como consecuencia de la disminución de la superficie de cultivos anuales forrajeros y de cosecha. Estos recursos forrajeros, dominados por gramíneas forrajeras perennes palatables y no palatables, presentan bajo costo y le confieren estabilidad productiva, económica y ambiental a los agroecosistemas de la zona.

En general, los pastizales y campos naturales de la zona están predominados por gramíneas forrajeras perennes de ciclo otoño-invierno-primaveral, y unas pocas primavero-estivales. Por esta razón, las recorridas a campo se establecieron para el mes de noviembre, con el propósito de identificar y diferenciar fácilmente las especies forrajeras predominantes, que en esta época se encuentran en etapa reproductiva, es decir, poseen inflorescencias y semillas.

El primer paso para conocer cuál es la condición de un pastizal natural y/o campo natural, consta de identificar las diferentes especies vegetales presentes en un lote. Si bien esto se puede efectuar en cualquier momento del año, para mayor seguridad y facilidad es recomendable llevarlo a cabo durante los meses de noviembre y diciembre, como se mencionó.

En segundo lugar, las especies identificadas deben ser clasificadas según el grado de preferencia por parte del ganado. En la siguiente tabla se muestran las principales especies nativas herbáceas de la zona, en orden de mayor a menor preferencia.

Por último, para definir cómo será el manejo del pastizal, es necesario elegir una de las especies de todas las presentes en el lote, la cual se conoce como “especie clave” y debe cumplir con ciertas características: ser perenne, presentar buena palatabilidad, tener una aceptable producción de materia seca y encontrarse con elevada frecuencia dentro del lote. La especie que posea estas cuatro características podrá ser considerada clave, y en función de su ciclo de vida, se deberán tomar las decisiones de manejo del pastizal que contribuyan a promoverla y conservarla. A su vez, el correcto manejo de la especie clave favorecerá al resto de las especies deseables que conforman el pastizal.

Con respecto al manejo de la especie clave, es recomendable realizar un pastoreo conservador, con una moderada intensidad y permitiendo que los animales extraigan aproximadamente un 50% del forraje disponible. Es importante tener en cuenta que la producción de biomasa y la calidad nutricional de estas especies es variable a lo largo del año. En otoño-invierno el crecimiento es escaso pero la calidad es muy buena, en cambio en la primavera-verano, la biomasa se incrementa pero la calidad tiende a disminuir.

También es importante considerar los niveles de cobertura vegetal de los suelos, el vigor y tamaño de las plantas que integran los pastizales. El manejo de los lotes debe procurar niveles de coberturas elevados, con poco suelo desnudo, plantas de gran tamaño y vigor. De esta manera, se incrementa la eficiencia en el uso de los recursos agua y suelo y la productividad de los pastizales.

Cuando la cobertura vegetal es baja y las especies deseables presentan una baja densidad o escaso vigor, se recomienda clausurar los lotes durante varios meses y principalmente no pastorear durante la primavera, de manera tal de promover la semillazón de la especie clave y el resto de las especies deseables. Este manejo incrementa el número de semillas de estas especies en el banco de semillas del suelo, promoviendo el incremento del stand de plantas deseables durante los ciclos productivos siguientes y mejorando la condición del pastizal.

En aquellos lotes donde la especie clave se encuentre con bastante frecuencia pero con un escaso vigor o tamaño, se recomienda no pastorear durante ese ciclo de crecimiento, que se inicia aproximadamente en marzo y finaliza en diciembre, clausurando el lote y permitiendo que las plantas incrementen el diámetro de sus coronas y adquieran el vigor necesario antes de ser consumidas por los animales.

De cara al futuro, es importante que todos los actores que intervienen en los procesos agropecuarios del extremo austral bonaerense comiencen a revalorizar los recursos forrajeros perennes nativos y naturalizados, ya que son especies muy adaptadas a las condiciones agroecológicas de la región y contribuyen, junto a muchas otras herramientas de manejo, a  una producción agropecuaria más estable y sustentable en el tiempo.

Estas actividades estuvieron enmarcadas en el proyecto “Aumentando la resiliencia climática y mejorando el manejo sostenible de la tierra en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires”, que es financiado por el Fondo de Adaptación al Cambio Climático de las Naciones Unidas y coordinado por la Secretaría de Ambiente de la Nación. En la misma participaron productores de la zona, técnicos del INTA Hilario Ascasubi y sus AER Médanos y Patagones, docentes e investigadores de la UNS, representantes de los municipios y de las secretarías de Agroindustria y Medio Ambiente de Nación.

Fuente: INTA por Matías Quintana, Juan Pablo Vasicek