La carta de Cristina Kirchner, con la que eligió volver a la escena política después de días de silencio, expresó claramente su postura de separarse de los problemas que puedan venir.
No quiere ser la responsable de que un acuerdo con el Fondo implique aumento de tarifas, que haya un estallido social o un aumento del dólar. Se cubre atrás de la lapicera del presidente para no comprometerse y hacer responsable a otros. La culpa siempre es del otro; eso expresó cuando escribió “a nadie lo engañen sobre quien decide las políticas en la Argentina”.
Es su forma de separarse del compromiso y quedarse.
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En su carta habló de la reestructuración mas exitosa de la deuda soberana de la que se tenga memoria, refiriéndose a la realizada durante la presidencia de Néstor Kirchner. También le recordó al presidente que no se olvide de las palabras que pronunció el 9 de julio, cuando dijo “nunca esperen de mí que firme algo que arruine la vida del pueblo argentino, antes me voy a mi casa”. Cristina no quiere quedar ligada a un nuevo plan económico que tenga que hacer ajustes antipáticos.
Con el sobreseimiento conseguido en la causa Hotesur/Los Sauces sumada a otros sobreseimientos en causas en las que tampoco tuvo que enfrentar un juicio oral y el procesamiento de Mauricio Macri, la vicepresidenta está logrando sus objetivos.
Su hijo Máximo también lo está haciendo de algún modo. Asumirá como presidente del Consejo del PJ bonaerense y fue el responsable del armado de listas para las elecciones legislativas.
No se sabe cuál es el próximo capítulo de esta historia. Por primera vez, Cristina Kirchner estará al frente del Senado sin quorum propio. Los nuevos senadores jurarán el próximo 9 de diciembre, pero hasta el día siguiente no podrán votar.
