Deforestación en Entre Ríos: se perdieron 58.000 hectáreas de bosques y alertan por el avance de la soja
Un informe de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) puso cifras a una realidad que preocupa en Entre Ríos: entre 2006 y 2019, la cuenca del río Gualeguay perdió casi 58.000 hectáreas de bosques nativos, lo que equivale a una reducción del 8,4% de su superficie. En paralelo, el área agrícola se expandió en 57.700 hectáreas, con la soja como principal motor de esa transformación.
Los bosques cumplen un papel clave en la regulación de inundaciones, la captura de carbono y la preservación de la biodiversidad. Sin embargo, cada año retroceden frente al avance de la frontera agrícola.
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“Los bosques brindan beneficios ambientales irremplazables. Pero desde hace décadas sufren la presión del crecimiento agrícola”, explicó Federico Minardi, investigador de la FAUBA, quien lideró el análisis a partir de imágenes satelitales y datos de campo.
El rol de los bosques frente a las inundaciones
Minardi advirtió que cuando los bosques son reemplazados por cultivos, aumenta la probabilidad de inundaciones, ya que los cultivos ocupan el suelo solo parte del año y consumen menos agua que los ecosistemas nativos. Sin embargo, los resultados del estudio sorprendieron: en la cuenca del Gualeguay aún no se detectaron cambios drásticos en el régimen hídrico.
La razón estaría en que todavía se conserva un 40% de cobertura boscosa, que amortigua los impactos. Esto marca una diferencia con otras cuencas del país, como la del río Negro en Entre Ríos y la del Carcarañá en Santa Fe, donde la deforestación sí generó alteraciones profundas en los caudales.
Conservación bajo presión
El especialista destacó que la supervivencia de estos ecosistemas dependerá de que se cumpla con el Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos, que solo permite desmontar en el 13% de la superficie de la cuenca. “Es fundamental reforzar los controles y garantizar que lo que queda de bosque se conserve. De lo contrario, el equilibrio no resistirá mucho tiempo más”, advirtió.
El desafío, según el investigador, es encontrar un punto de equilibrio entre la producción agrícola y la protección de los servicios ambientales que brindan los bosques. “El próximo paso es profundizar el estudio del ciclo hídrico a nivel local y generar herramientas de gestión que permitan conciliar ambos mundos”, concluyó.
Fuente: FAUBA