🌿 INTA Catamarca impulsa nuevas variedades de olivo adaptadas al cambio climático
El INTA Catamarca avanza en un programa de innovación genética para el desarrollo de nuevas variedades de olivo con alto potencial productivo y capacidad de adaptación a escenarios climáticos cada vez más desafiantes. Los materiales en evaluación se destacan por su mayor tamaño de fruto, precocidad, altos rindes, resistencia a enfermedades y excelente calidad industrial.
Aunque tradicionalmente vinculado al Mediterráneo, el olivo ha expandido su frontera productiva hacia regiones no convencionales gracias al avance tecnológico, la demanda internacional de aceite de oliva y la adaptación a condiciones agroclimáticas adversas.
“El objetivo es generar variedades capaces de responder mejor a ambientes áridos y semiáridos, con resiliencia frente al estrés hídrico y al calor extremo”, explicó Luis Prenol, investigador del INTA. “Además, buscamos mejorar la estabilidad productiva y la calidad del aceite, factores claves para la sostenibilidad del sector”.
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Ensayos a campo en condiciones extremas
El equipo del INTA evalúa 12 genotipos seleccionados a partir de programas de mejoramiento genético, sometiéndolos a condiciones de altas temperaturas, baja disponibilidad de agua y mínima intervención agronómica.
Los estudios incluyen parámetros vegetativos (crecimiento, arquitectura y copa), reproductivos (floración, cuaje, maduración) y productivos (precocidad, rendimiento y regularidad). También se analizan aspectos de calidad industrial como la acidez libre, los polifenoles, la estabilidad oxidativa y la composición de ácidos grasos.
Los primeros resultados muestran que varias de las nuevas líneas mantienen buen comportamiento frente al estrés hídrico, estabilidad en los rindes y un aceite de alta calidad, incluso en escenarios climáticos críticos.
Un cultivo en transformación
El cambio climático está modificando la geografía del olivo: mientras algunas áreas pierden aptitud por el aumento de las temperaturas invernales y la reducción de horas de frío, otras regiones áridas y semiáridas se vuelven más propicias para su desarrollo.
En Catamarca, las condiciones naturales —altas temperaturas, baja fertilidad del suelo y escasez de agua— plantean un desafío, pero también una oportunidad para impulsar variedades más rústicas y adaptadas.
“El incremento de temperaturas y la mayor frecuencia de heladas tardías o lluvias intensas en momentos críticos, como floración o cosecha, obligan a rediseñar la estrategia productiva”, advirtió Prenol.
Proyección nacional
La experiencia de Catamarca se suma a otros avances en valles andinos y regiones de Cuyo, donde se implementan sistemas intensivos y superintensivos que permiten mecanizar, optimizar el uso del agua y mejorar la eficiencia productiva.
Con la incorporación de estos nuevos materiales genéticos, el olivo argentino podría ampliar su frontera productiva y fortalecer su competitividad internacional, asegurando calidad y sustentabilidad en un contexto global cada vez más exigente.
Fuente: INTA Informa