🌍 El gran desafío: producir más alimentos sin perder de vista la sustentabilidad
El futuro de la producción agroalimentaria se enfrenta a un dilema crucial: cómo abastecer al mundo sin poner en riesgo el equilibrio ambiental. Nuevas investigaciones aportan herramientas para repensar el camino hacia 2050, cuando la población mundial rozará los 10.000 millones de habitantes.
El aumento sostenido de la demanda de alimentos, impulsado por el crecimiento poblacional y la mejora del poder adquisitivo global, obliga a maximizar el uso de tierras fértiles y aprovechar al máximo las tecnologías disponibles. El complejo granario ya viene marcando récords de producción, mientras que la demanda de granos, aceites y harinas proteicas absorbe toda la oferta. A la par, el consumo de proteínas animales seguirá en ascenso, con un claro liderazgo de la carne aviar, seguida por la porcina y la vacuna, según estimaciones conjuntas del USDA y la OCDE.
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Satisfacer estos volúmenes requerirá un salto en la productividad, pero los especialistas subrayan que es posible hacerlo bajo esquemas sustentables. De hecho, recientes estudios señalan que las emisiones de CO₂ asociadas a la producción de alimentos representan una porción mucho menor que las generadas por el uso de combustibles fósiles, responsables de entre el 75% y el 80% de las emisiones globales.
Además, distintos sistemas agroalimentarios ya muestran avances notables: huellas de carbono reducidas, balances neutros e incluso mejoras sostenidas gracias a la aplicación de buenas prácticas agrícolas. Rotaciones diversificadas, siembra directa, nutrición balanceada y control sanitario no solo elevan los rendimientos, sino que optimizan el uso del agua y de los recursos naturales.
En esta línea, un trabajo publicado en 2023 por Jude Capper, investigadora de Harper Adams University (Reino Unido), aporta evidencia contundente: el control de enfermedades en producciones cárnicas y lácteas es una de las estrategias más efectivas para aumentar la eficiencia. Según Capper, esta práctica no solo reduce pérdidas y asegura más alimentos, sino que también disminuye las emisiones de gases de efecto invernadero por unidad producida, reforzando así la sustentabilidad del sector.
Fuente: Ing. Gustavo Oliverio – Fundación Producir Conservando