En Entre Ríos, los productores de arroz atraviesan una delicada situación económica de cara a la nueva campaña. Si bien en el ciclo 2024/25 se alcanzó el mayor rendimiento promedio registrado en la provincia, con 8,3 toneladas por hectárea, el contexto actual se caracteriza por una caída sostenida en los precios del cultivo, acompañada de un aumento en los costos de producción.
Los precios del arroz cáscara muestran una tendencia bajista desde el pico alcanzado en enero de 2024. En términos interanuales, la cotización en pesos por tonelada del arroz largo fino se redujo un 50 %, mientras que la del tipo largo ancho cayó un 36 %. Esta baja está influida por la tendencia descendente de los precios en el mercado internacional desde comienzos de 2024, efecto que se acentúa aún más en el mercado local. La Figura 1 muestra la evolución de los precios en pesos por tonelada de arroz, según datos del Ministerio de Economía.
Figura 1. Precio en pesos de la tonelada de arroz.
En cuanto a los costos, estos evolucionaron en sentido contrario a las cotizaciones: debido a la alta inflación registrada, aumentaron significativamente los insumos clave. El costo de la energía para riego se incrementó un 21 % en el caso del gasoil y un 103 % en la electricidad. Además, los precios de los herbicidas subieron un 38 % y los fertilizantes un 37 % en términos interanuales.
En este nuevo ciclo, los productores arrendatarios deberán invertir alrededor de dos millones de pesos por hectárea (según el sistema de producción), sin contemplar los costos de secado ni de transporte.
Te puede interesar
- Pronóstico de lluvias hasta el 28 de julio
- Brasil eliminó retenciones y duplicó exportaciones: ¿qué espera Argentina?
-
¿El Niño desapareció? Qué esperar del clima en el trimestre clave para el agro
-
El Gobierno apunta al INTA: podrían vender miles de hectáreas y reestructurar el organismo
- ¿Puede Argentina igualar al agro de Brasil y EE.UU.? Las claves para cerrar la brecha antes de 2035
El caso del tipo comercial largo fino
En la provincia predomina la producción de arroz tipo comercial largo fino, con un precio de comercialización cercano a 200.000 $/t. Si en esta nueva campaña se replica el alto rendimiento observado en la última campaña, al considerar también los costos de secado y de flete, se observa que en el caso un campo propio ningún tipo de producción resulta viable económicamente. Además, los productores de campo arrendado experimentarían pérdidas económicas que inician desde el 19 % para quienes producen con riego por represas, hasta pérdidas del 25 % para los productores con riego por pozo con motor eléctrico o quienes producen empleando pozo con motor a combustión.
Figura 2. Comparativo rendimiento de indiferencia vs rendimientos observados en Entre Ríos para arroz tipo largo fino.
El caso del tipo comercial largo ancho
La caída en el precio de este tipo comercial fue más suave que la del tipo largo fino, actualmente con una cotización de 350.000 $/t. Sin embargo, los rendimientos de este cultivo suelen ser menores al de tipo largo fino. Si se replica el buen rendimiento observado en la anterior campaña, los productores de campo propio experimentarían beneficios en torno al 20 % para un sistema de represa con riego a combustible, mientras que los productores con riego por pozo con motor eléctrico o quienes producen empleando pozo con motor a combustión experimentarían un resultado positivo de alrededor del 3 %.
Como contracara, si consideramos el costo de la tierra, los productores de campo arrendado experimentarían pérdidas económicas que inician desde el 10 % para quienes producen con riego por represas, hasta pérdidas del 12 % para los productores con riego por pozo con motor eléctrico o quienes producen empleando pozo con motor a combustión.
Figura 3. Comparativo rendimiento de indiferencia vs rendimientos observados en Entre Ríos para arroz tipo largo ancho.
Con precios históricamente bajos y costos en aumento, el arroz enfrenta una de las campañas más desafiantes de la última década. Aun alcanzando rendimientos récord, la rentabilidad no está garantizada, explicando en gran parte la caída en la intención de siembra. En este contexto, la evolución de los precios será clave para definir la rentabilidad del productor.
Fuente: Bolsa Cereales de Entre Ríos