🐄 ¿Por qué la ganadería argentina no despega a pesar del boom de la carne?
Más consumo, más exportaciones, pero menos producción: los secretos detrás del estancamiento del campo.
Argentina es uno de los países que más carne consume en el mundo: unos 125 kilos por persona al año, sumando vaca, pollo, cerdo y pescado. Sin embargo, la producción no crece. La demanda interna está firme, el mundo pide más proteína animal, pero el campo no invierte. ¿Qué está frenando al motor ganadero?
A diferencia de décadas pasadas, cuando la carne vacuna era la estrella (casi 90 kg por habitante), hoy el consumo se reparte: pollo y vaca están igualados en unos 47 kg cada uno, el cerdo trepa a los 18 kg y se estima que seguirá creciendo. Mientras tanto, el cordero y el pescado siguen con participaciones menores.
En la última reunión de la “nueva” Mesa de Carnes, productores de vacunos, aves, porcinos y ovinos coincidieron en una verdad incómoda: sin políticas estables ni reglas claras, no hay inversiones. “En 1978 teníamos 51 millones de cabezas y éramos 25 millones de habitantes. Hoy somos 46 millones y seguimos igual: 51 millones de cabezas”, señaló Alberto Lowenstein (UNICA), resumiendo el estancamiento ganadero.
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La industria frigorífica enfrenta un duro escenario: falta hacienda para faena, los precios son un 35 % más altos que en Brasil y las plantas operan con capacidad ociosa. “Algunos están por debajo de la línea de flotación”, graficaron desde el consorcio ABC.
El consumo interno tampoco ayuda: la carne está barata, pero la gente no puede pagarla. A eso se suman altos costos internos, trabas impositivas, falta de financiación y competencia desleal.
Del lado del pollo, tras el golpe de la Gripe Aviar, la producción se estabilizó en 2,5 millones de toneladas y las exportaciones crecieron con fuerza. Pero el sector necesita U$S 500 millones para renovar infraestructura, en un contexto con tasas altísimas y escaso acceso al crédito.
Los porcinos, en ascenso, también piden condiciones para despegar. Hoy el consumo roza los 20 kilos por habitante, pero el sector alerta por la entrada de carne brasileña producida con aditivos prohibidos en Argentina.
La conclusión fue unánime: hay voluntad de crecer, hay mercados, hay demanda. Lo que falta es confianza, reglas claras y financiamiento. Porque, como dijo uno de los asistentes:
“Está bien ocuparse de Vaca Muerta, pero ¿quién se está ocupando de la Vaca Viva?”