El último gaucho: la vida solitaria de Pichón en las sierras uruguayas
En medio del ritmo acelerado y la hiperconectividad de la vida moderna, hay historias que parecen detenidas en el tiempo. Una de ellas es la de “Pichón”, un hombre que desde hace medio siglo vive solo en las sierras de Uruguay, apartado del mundo, con una vida marcada por la calma, la rutina rural y la lucha diaria contra los desafíos del entorno.
El canal de YouTube Gravedad 11 capturó su historia en un emotivo documental titulado “La sabiduría y la calma de la vida en el campo con el último gaucho de Uruguay”, que ya superó el millón de visualizaciones. A través de imágenes serenas y un relato íntimo, el video presenta a este hombre de 62 años que, desde los 12, habita un rancho que él mismo construyó con sus manos y materiales del lugar.
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“Mi padre quería que estudiara, pero yo le dije que no me gustaba la escuela. Prefería el campo”, cuenta Pichón, cuya vida transcurre entre ovejas, caballos y fogones encendidos los días de lluvia. Su rutina incluye tareas que pocos en la ciudad imaginarían: cuidar animales, cocinarse lo que tiene a mano, recolectar agua de lluvia y observar el cielo para anticipar el clima.
Una parte central del documental muestra su lucha contra los jabalíes, una plaga que se expande por los campos de Uruguay y amenaza al ganado. “Un solo jabalí puede comerse varios corderos en una noche. Es desesperante, porque destruye el trabajo de todo un año”, relata. Por eso, la caza no es un deporte: es una necesidad.
Acompañado por su amigo Gustavo y sus perros entrenados, Pichón sale a cazar jabalíes en la oscuridad del monte, montado a caballo y con el viento como aliado. “Si el viento lleva nuestro olor, la caza se arruina”, explica. La tensión de esas salidas se transmite en cada plano: la espera, el silencio, la complicidad entre humano y animal. “Mis perros son mis compañeros. Hay que cuidarlos mucho porque un jabalí grande puede matarlos”, dice con firmeza.
Pero más allá del peligro, Pichón reflexiona sobre el campo, el paso del tiempo y el valor de la vida sencilla. “Hoy hay gente que tiene campo, pero no es del campo. No lo entiende. Ya no queda casi nadie que lo conozca como antes”, lamenta. También observa con asombro la inseguridad en las ciudades: “Allá la gente vive entre rejas. Acá, por suerte, todavía hay paz”.
El documental, de media hora, es una ventana a una forma de vida en extinción. Una historia contada con respeto, que retrata a un hombre austero, sabio y profundamente conectado con la tierra. Pichón es, quizás, el último gaucho en su expresión más auténtica: libre, resiliente y en paz con su soledad.