🐗 Invasión fuera de control: el jabalí arrasa campos y ecosistemas mientras reclaman una ley a la altura del problema
La postal ya es conocida: alambrados rotos, maizales destruidos y cámaras trampa que registran jaurías de jabalíes merodeando cada rincón de la provincia de Córdoba. Lo que comenzó hace más de un siglo como un exótico “coto de caza” terminó convirtiéndose en una de las peores plagas ambientales y productivas del país.
¿Cómo llegamos a este punto?
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Origen importado. El ganadero Pedro Luro trajo los primeros ejemplares desde Francia a La Pampa (década de 1910). La población escapó y se dispersó por todo el territorio.
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Expansión explosiva. Sin depredadores naturales —ni osos, ni tigres, ni lobos— y con altos índices de reproducción, el jabalí encontró en los cultivos de maíz y los montes cordobeses un “all inclusive” permanente.
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Cifras escalofriantes. No hay censo oficial, pero se estima hasta 600 000 animales solo en Córdoba.
Golpe al ambiente y al bolsillo
“Estamos ante una catástrofe ambiental y económica”, alerta Carlos Kubach, docente de Gestión Ambiental y Producción Sostenible de la UNC.
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Erosión de fuentes de agua. En Pampa de Achala remueven raíces y hozan el suelo, impidiendo la infiltración y enturbiando ríos claves para la provincia.
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Depredación de fauna nativa. Huevos de flamencos, crías de corzuela, aguará guazú, tortuga terrestre y pecarí quimilero figuran en su menú.
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Pérdidas agrícolas. Ataques a silobolsas y lotes de cereales generan daños millonarios.
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Riesgo sanitario. Transmiten peste porcina y triquinosis.
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Seguridad vial. La presencia en rutas y hasta cerca del aeropuerto de Córdoba multiplica los accidentes.
¿Qué se está haciendo (y qué falta)?
| Provincia | Medida reciente | Alcance |
|---|---|---|
| Córdoba | Caza deportiva habilitada (17 jun 2025) | Cupo liberado por un año, pero sigue considerada “pieza cinegética”, no plaga. |
| Buenos Aires | Caza plaguicida sin restricciones (mar 2025) | Control masivo y coordinado a largo plazo, previo permiso del dueño del campo. |
Kubach sostiene que la clave es convertir la caza en herramienta de control, no en actividad recreativa. La legislación vigente —diseñada en los 80 y 90 para “proteger” la especie— impide actuar en reservas y zonas críticas, justo donde el jabalí se refugia y reproduce.
Por qué la caza plaguicida es distinta
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Objetivo: reducir poblaciones problemáticas, no deporte ni consumo.
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Enfoque integral: requiere coordinación regional, permisos rápidos y monitoreo científico.
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Resultados globales: más de 100 000 estudios confirman que ningún método (trampeo, hormonas) es tan efectivo como la presión cinegética sistemática.
¿Qué sigue?
Sin depredadores naturales, abundancia de alimento y legislación que todavía lo ampara, el jabalí seguirá avanzando. Los especialistas piden actualizar el mapa de caza, declarar a la especie como plaga en todo el territorio y habilitar controles dentro de áreas protegidas. De lo contrario, advierten, el costo ambiental y productivo seguirá creciendo—igual que la piara.
