Un avance genético del INTA podría mejorar el rendimiento del trigo hasta un 7%

Investigadores del INTA Pergamino, en Buenos Aires, realizaron un hallazgo clave para el futuro del trigo: lograron identificar y validar una región del genoma que incide directamente en el rendimiento del cultivo. El descubrimiento, que tiene proyección internacional, podría aumentar la productividad del cereal al mejorar la eficiencia reproductiva de las espigas, incrementando hasta en un 7 % el número de granos por espiga.

Este tipo de avances adquiere especial relevancia en un contexto global donde el trigo (Triticum aestivum L.) no solo es fundamental para la seguridad alimentaria, sino que también enfrenta el desafío de satisfacer una demanda creciente sin comprometer la sostenibilidad del sistema agrícola. Frente a este panorama, el equipo del INTA puso el foco en una región del ADN conocida como QTL (por sus siglas en inglés, Quantitative Trait Loci), vinculada con características agronómicas complejas.

“El rendimiento del cultivo depende de múltiples factores, tanto genéticos como ecofisiológicos. Entre ellos se destacan el número de granos por espiga, el peso de mil granos y la densidad de espigas en el campo”, explicó Fernanda González, referente del estudio. Estos parámetros, una vez comprendidos en profundidad, permiten aplicar estrategias de mejoramiento genético más precisas y efectivas.

Leonardo Vanzetti, otro de los científicos que participó de la investigación, puntualizó que no todos los cultivares de trigo responden igual ante estas variantes genéticas. “Detectamos diferencias alélicas entre materiales. Algunos presentan mayor fertilidad en la espiga gracias a estos QTL, mientras que otros no manifiestan ese beneficio”, detalló.


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En el estudio se evaluaron dos regiones genómicas clave: QFEm.perg-3A y QFFE.perg-5A, ambas asociadas con la eficiencia reproductiva del trigo. Los resultados fueron prometedores, especialmente en el caso de QFFE.perg-5A, que mostró una mejora consistente en todos los ambientes analizados, elevando el número de granos por espiga en un 7 % y el rendimiento total en un 5 %. En cambio, QFEm.perg-3A también tuvo impacto positivo, aunque con una respuesta más variable según las condiciones ambientales.

“El objetivo ahora es transferir estos avances a programas de mejoramiento genético que permitan incorporar estas variantes favorables en nuevas variedades comerciales”, afirmó Nicole Pretini, investigadora principal del estudio. Según destacó González, solo una de cada cuatro variedades actuales incluye el alelo beneficioso de QFFE.perg-5A, lo que evidencia una oportunidad concreta de mejora. Entre ellas se encuentra la variedad Baguette 19, que posee una genética favorable en términos de fertilidad de espiga.

Este descubrimiento refuerza la importancia de combinar genética molecular y conocimientos ecofisiológicos para enfrentar los desafíos que plantea la producción de alimentos en el siglo XXI.

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