“El campo se puede fundir”: Los gobernadores reclaman la baja de retenciones
Recientemente, los gobernadores de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos se reunieron en Rosario para abordar la problemática crítica que enfrenta el sector agropecuario argentino. Esta reunión, marcada por un sentido de urgencia, refleja la creciente preocupación entre los líderes provinciales respecto a la viabilidad del campo. Ante la presión económica y los desafíos relacionados con las retenciones impositivas, se propuso la elaboración de un documento que haga eco de las inquietudes del sector.
Los participantes acordaron la necesidad de realizar una denuncia formal sobre la situación del campo, enfatizando el impacto negativo que las altas retenciones están teniendo en la producción agropecuaria. Durante la reunión, el gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, destacó que sin una intervención inmediata, es inevitable el colapso del campo. Su declaración resuena con las preocupaciones de muchos agricultores que sienten que sus márgenes de ganancia están siendo erosionados, lo que a su vez pone en riesgo la seguridad alimentaria y el empleo en la región.
Las retenciones no solo afectan la productividad, sino que también generan un clima de incertidumbre que puede desincentivar la inversión en el sector. La urgencia de esta reunión también fue el canal para manifestar la necesidad de un diálogo más abierto con el Gobierno Nacional, buscando soluciones que puedan ayudar a aliviar la presión fiscal sobre los productores. El consenso entre los gobernadores resalta la importancia de una acción coordinada para abordar esta crisis que amenaza no solo al campo, sino a la economía argentina en su conjunto. A medida que se profundizan las discusiones, queda claro que se requieren medidas concretas y rápidas para revertir la situación.
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La crisis del sector agropecuario
El sector agropecuario en Argentina atraviesa una crisis profunda marcada por múltiples factores interrelacionados que afectan su rendimiento y viabilidad económica. En primer lugar, la alta presión positiva sobre los precios internos se ha mantenido a niveles insostenibles, impactando directamente en la rentabilidad de los productores agrícolas. Simultáneamente, ha habido un descenso notable en los precios internacionales de las materias primas, lo que ha reducido los márgenes de ganancia y pone en riesgo la estabilidad financiera de los agricultores.
Otro desafío significativo es el aumento de costos en dólares, que ha incrementado considerablemente el costo de insumos y maquinaria. Este encarecimiento es particularmente preocupante, ya que la mayoría de los recursos utilizados por el sector provienen de mercados internacionales y han experimentado fuertes alzas en su cotización. Además, los efectos de la inflación han recrudecido esta situación, obligando a muchos productores a replantearse sus estrategias operativas y comerciales.
Las adversidades climáticas también han jugado un papel clave en esta crisis. Fenómenos como sequías y lluvias intensas han afectado la producción de cultivos fundamentales, generando pérdidas de cosechas y, por lo tanto, reduciendo la oferta disponible en el mercado. Rogelio Frigerio, un conocido político y analista del sector, ha declarado que esta combinación de factores constituye una ‘crisis profunda’ que podría llevar al campo argentino a la ruina si no se implementan medidas adecuadas para mitigar estos impactos. La situación exige una respuesta coordinada que contemple tanto políticas públicas como esfuerzos del sector privado para facilitar la recuperación y sostenibilidad del agro argentino.
Reclamaciones específicas de los gobernadores
Los gobernadores de diversas provincias han expresado sus preocupaciones respecto a las altas retenciones impositivas que afectan a la agricultura y a otros sectores productivos. Se han presentado múltiples reclamaciones, que oscilan desde la reducción de tasas hasta la implementación de medidas que permitan una mayor flexibilidad en el financiamiento de las actividades agropecuarias. Un punto de preocupación central es el impacto económico de estas retenciones sobre los ingresos de las provincias, lo que ha generado un clima de tensión entre los gobiernos locales y la administración nacional.
Un ejemplo palpable de esta situación se encuentra en Santa Fe, donde el diputado Pullaro ha compartido cifras que ilustran cómo las retenciones han mermado significativamente los ingresos de los productores. Según sus estimaciones, los agricultores han visto reducir sus márgenes de ganancia, lo que ha llevado a muchas familias a replantear su permanencia en el sector. Este contexto ha llevado al gobernador a solicitar una revisión exhaustiva de las políticas fiscales actuales.
En respuesta a estas preocupaciones, numerosos gobernadores han argumentado que un alivio impositivo es fundamental para la recuperación del sector agropecuario. La reducción de las retenciones permitiría que se inyecten más recursos en la economía local, favoreciendo así el crecimiento de las rentas de cada provincia. Los mandatarios enfatizan que la mejora en la rentabilidad de los productores no solo beneficiaría a los agricultores, sino también contribuiría al crecimiento del empleo y a una mayor estabilidad económica regional.
A través de estas demandas, se busca un cambio normativo que no solo atienda la necesidad de los productores, sino que también sirva como un catalizador para un desarrollo más amplio en las economías provinciales afectadas por las políticas actuales.
La importancia de la producción para el empleo
La relación entre la producción agropecuaria y el empleo es un aspecto crucial que ha sido objeto de atención por parte de los gobernadores de diversas provincias. En un contexto donde la economía enfrenta múltiples desafíos, la producción en el sector agropecuario se presenta como un pilar fundamental para la generación de empleo. La actividad agrícola y ganadera no solo asegura la provisión de alimento, sino que también crea miles de puestos de trabajo directos e indirectos, beneficiando a comunidades enteras y contribuyendo al bienestar general de la población.
Independientemente de sus afiliaciones políticas, los gobernadores han mostrado una postura unificada en defensa del empleo y la producción. Este consenso se debe a la observación clara de que una reducción en la producción agropecuaria podría resultar en un aumento significativo del desempleo, generando así un impacto negativo en el tejido social y económico de las provincias. Cuando la capacidad productiva se ve amenazada por una elevada presión fiscal, los efectos no son solo económicos; también afectan la estabilidad social, poniendo en riesgo el sustento de muchas familias.
La crítica hacia la presión tributaria nacional versus la presión fiscal provincial es un tema recurrente en el discurso de los gobernadores. Mientras que el Estado nacional busca aumentar sus ingresos a través de impuestos sobre la producción, las provincias enfrentan la difícil tarea de mantener sus propios niveles de recaudación sin desincentivar la actividad productiva. Este conflicto puede llevar a un eventual colapso del sector agropecuario, lo que, a su vez, derivaría en un aumento del desempleo y con ello, una crisis económica y social más amplia.
Por lo tanto, es imperativo que el gobierno escuche a los gobernadores y preste atención a esta problemática. La defensa del campo debe ser una prioridad, ya que la salud de la producción agropecuaria repercute directamente en la supervivencia de miles de empleos y en el desarrollo sostenible de las comunidades. Se hace un llamado a la acción y a la colaboración entre el gobierno nacional y los sectores de producción para garantizar un futuro próspero para todos.