La agricultura regenerativa ha demostrado ser un enfoque eficaz en el manejo de ecosistemas agrícolas, promoviendo la salud del suelo y la biodiversidad. Después de diez años de investigación en el campo de producción del INTA Oliveros, Santa Fe, se han confirmado múltiples beneficios asociados a esta estrategia agronómica.
Desde 2015, un equipo de especialistas ha aplicado diversas prácticas en 300 hectáreas, enfocándose en regenerar los agroecosistemas y preservar los sistemas naturales. Entre las principales ventajas observadas, se incluyen mejoras en la salud del suelo y un notable aumento de la biodiversidad, contribuyendo a un mejor control de plagas sin afectar los rendimientos del cultivo.
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Según Juan Carlos Gamundi, investigador principal, la integración de la agricultura con la ganadería bajo un esquema regenerativo ha mejorado notablemente la materia orgánica y el pH del suelo. Aranza Rodríguez, becaria doctoral, destaca que algunos principios fundamentales de la agricultura regenerativa incluyen evitar el laboreo del suelo y mantenerlo cubierto con raíces vivas.
Este enfoque no solo ha promovido un ambiente más saludable sino que también ha reducido el uso de insumos químicos en un 40%, economizando costos y favoreciendo un mayor control biológico de plagas. En conclusión, este modelo regenerativo no solo es viable, sino que también proporciona una alternativa sostenible para el futuro de la agricultura.