Continúa el cierre de tambos

Según el relevamiento obtenido en la última vacunación de aftosa, hay 624 establecimientos ganaderos que vacunaron en calidad de tambos en la provincia de Entre Ríos. Esto significa 49 establecimientos menos que en 2023 y una pérdida total de 247 desde 2015 a la fecha. Estos datos indican que, al igual que en otras partes de Argentina, la provincia de Entre Ríos no logra detener la sangría de tambos. La ausencia de políticas claras en esta cadena agroalimentaria, una de las más importantes del país, agrava la situación.

La cadena agroalimentaria de la leche ha abastecido el consumo interno durante más de 20 años sin recibir medidas estratégicas por parte del Estado, lo que la ha transformado en una cadena coyuntural y sin planificación. Esta falta de planificación se evidencia con fluctuaciones en los saldos exportables y bajas significativas en periodos de crisis climática o precios bajos. Esta situación ha llevado a un estancamiento de la cadena que ya lleva más de dos décadas.

Uno de los datos menos alentadores del relevamiento es la evolución de los animales productivos, que cayó un 18% respecto a los últimos datos. La cantidad de vacas en producción pasó de 84.187 a 69.405 cabezas, resultando en una pérdida de 14.782 vacas y 49 tambos en toda la provincia. En crisis anteriores, los tambos sobrevivientes mantenían los animales, pero en esta ocasión, tanto tambos como vacas han salido del sistema productivo en un porcentaje mucho mayor.


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Necesidad de cambio y potencial de crecimiento

Gualeguaychú y Paraná son los departamentos que más productores han perdido. Gualeguaychú encabeza la lista con una pérdida de 12 productores, seguido por Paraná con 11. Estos números reflejan una necesidad urgente de cambio en la cadena agroalimentaria. Según el Ing. Agr. Norberto Ferrari, en buenos momentos productivos, la producción llegó a ser un 50% mayor que el consumo interno, lo cual representa una entrada significativa de divisas para el país.

Ferrari sugiere que la eliminación de las retenciones a las exportaciones de lácteos, buenas prácticas comerciales en la cadena, un fuerte perfil exportador y políticas crediticias para aumentar la producción primaria son esenciales para revertir la tendencia actual. Estas medidas permitirían pasar de una lechería defensiva, donde los tambos sobreviven con las cenizas de otros productores, a una lechería en crecimiento, generando una rápida entrada de divisas al país.

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