Invasión de jabalíes: un desafío para los Productores Agropecuarios
Apariciones recientes de jabalíes en Pehuajó
En los últimos meses, los jabalíes han comenzado a invadir nuevas áreas en la provincia de Buenos Aires, específicamente en Pehuajó. Esta situación ha generado preocupación entre los productores agropecuarios de la región, quienes han observado un aumento significativo en la presencia de estos animales. Un productor local, utilizando la red social X (ex Twitter), denunció públicamente la creciente invasión en su campo, subrayando los daños que los jabalíes están causando en los cultivos y la infraestructura agrícola.
El problema de los jabalíes en Buenos Aires no es nuevo. Estos animales ya se habían desplazado desde las provincias de Río Negro y La Pampa, afectando gran parte de la región bonaerense. Su avanzada en Pehuajó es una extensión de un fenómeno que viene ocurriendo desde hace años, agravado por la falta de depredadores naturales y la adaptabilidad de los jabalíes a distintos entornos.
A pesar de la riqueza de su carne, apreciada por su sabor y bajo contenido en grasa, los jabalíes representan un riesgo sanitario considerable. Uno de los principales peligros es la triquinosis, una enfermedad parasitaria que puede transmitirse a los humanos a través del consumo de carne infectada. La propagación de esta enfermedad añade una capa de complejidad a la ya problemática presencia de los jabalíes en las áreas rurales de Buenos Aires.
La situación en Pehuajó ejemplifica las dificultades que enfrentan los productores agropecuarios en la provincia. La invasión de jabalíes no solo pone en riesgo la producción agrícola, sino que también amenaza la salud pública y la seguridad alimentaria. Es esencial que se tomen medidas efectivas para controlar la población de jabalíes y mitigar los daños que estos animales causan en la región.
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El caso de Federico Mazza en 25 de Mayo
Hace tres meses, Federico Mazza, un productor agropecuario de la localidad de Islas en el partido de 25 de Mayo, Buenos Aires, se encontró con una situación inesperada: jabalíes detrás de su galpón. Este suceso, inusual en la zona, marcó un antes y un después en la vida de Mazza, quien decidió tomar cartas en el asunto para proteger sus tierras y cultivos.
Federico Mazza narra cómo, tras descubrir los jabalíes en su propiedad, decidió cazarlos y carnear al animal, una tarea que nunca antes había tenido que realizar en esa región. La carne del jabalí fue aprovechada al máximo; Mazza la utilizó para hacer chorizos y guardó el resto para consumo futuro, evidenciando una adaptación rápida y eficiente ante esta nueva amenaza.
Este incidente no es un caso aislado, sino que refleja una tendencia creciente en la provincia de Buenos Aires, donde los productores agropecuarios están enfrentando la invasión de jabalíes de manera individual. La caza se ha convertido en una estrategia clave para muchos, quienes buscan proteger sus cultivos y propiedades de estos animales que representan una amenaza significativa tanto para la seguridad agrícola como para la económica.
La experiencia de Federico Mazza subraya la necesidad de medidas de manejo y control más efectivas para abordar la invasión de jabalíes en la región. Mientras tanto, los productores se ven obligados a recurrir a soluciones inmediatas y prácticas, como la caza, para mitigar el impacto de estos animales en sus operaciones diarias. Este enfoque individual, aunque necesario, también plantea preguntas sobre la sostenibilidad y la eficacia a largo plazo en la lucha contra la proliferación de jabalíes en zonas agrícolas.
El testimonio de Fernando Reynolds en redes sociales
Fernando Reynolds, un productor agropecuario de la región oeste de Buenos Aires, ha utilizado las redes sociales para expresar su preocupación sobre la invasión de jabalíes en su campo. A través de sus publicaciones, Reynolds ha detallado los daños significativos que estos animales están causando en sus cultivos, señalando que los jabalíes han emergido como una nueva y peligrosa plaga en la zona. Este fenómeno ha captado la atención de otros productores y de la comunidad en general, quienes comparten su frustración y buscan soluciones efectivas para este problema.
Chanchos jalabi dijo mi hijo.
Me tienen alquilado…..8 bolsones me van rompiendo. Nueva plaga en el oeste sin depredador natural.
Habrá que salir a darles plomoterapia
Y al primer ecologista q rompa.los huevos también una dosis de plometerapia. pic.twitter.com/9dU9N1lNzL— Fernando (@reynolds_fer) June 23, 2024
En sus testimonios, Reynolds enfatiza que los jabalíes no tienen depredadores naturales en el área que puedan controlar su población, lo que agrava aún más la situación. Sin un control natural, estos animales se reproducen sin restricciones, incrementando su número y, por ende, la magnitud del daño que causan. Las pérdidas económicas para los agricultores son considerables, ya que los jabalíes no solo destruyen cultivos, sino que también afectan el suelo y otros recursos naturales esenciales para la producción agropecuaria.
#chanchos yendo a la turno de plomoterapia….
Ta fresca la manana pic.twitter.com/VHR4tRH2OB— Fernando (@reynolds_fer) June 23, 2024
Como solución, Reynolds ha sugerido lo que él llama ‘plomoterapia,’ una forma coloquial de referirse a la caza de jabalíes. Según él, esta medida es necesaria para proteger los cultivos y la economía de los productores. Aunque la caza de jabalíes es un tema controvertido, Reynolds argumenta que, en ausencia de depredadores naturales, es una de las pocas opciones viables para controlar la población de estos animales.
Si con esta luna no agarro ni un #chancho me bajo 2 tubos de vino solo.
Veremos si el ac quemado y gas oíl resulta pic.twitter.com/sYfK7A9yDv— Fernando (@reynolds_fer) June 23, 2024
Las publicaciones de Reynolds en redes sociales han resonado con muchos otros agricultores, quienes comparten la lucha contra esta creciente amenaza. Su testimonio refleja no solo la gravedad del problema, sino también la desesperación y la urgencia de encontrar soluciones efectivas y sostenibles para proteger la producción agropecuaria en la provincia de Buenos Aires.
Si con esta luna no agarro ni un #chancho me bajo 2 tubos de vino solo.
Veremos si el ac quemado y gas oíl resulta pic.twitter.com/sYfK7A9yDv— Fernando (@reynolds_fer) June 23, 2024
Medidas gubernamentales para el control de jabalíes
En el año 2019, el gobierno de la provincia de Buenos Aires aprobó la disposición número 272, una normativa crucial para la gestión del jabalí o chancho cimarrón (Sus scrofa). Esta medida fue implementada en respuesta a los serios perjuicios y daños que estos animales ocasionan en la producción agropecuaria, afectando tanto a los cultivos como al ganado. La disposición autoriza la caza plaguicida del jabalí, permitiendo a los productores tomar medidas directas para mitigar el impacto negativo de esta especie invasora.
La normativa se aplica específicamente en municipios como Mar Chiquita, Patagones y Tapalqué, excluyendo estrictamente las áreas protegidas provinciales. Esta exclusión es vital para la protección de la biodiversidad en parques y reservas, asegurando que las medidas de control no perjudiquen otras especies ni alteren los ecosistemas protegidos. La caza plaguicida se considera una herramienta esencial para mantener el equilibrio, permitiendo que las explotaciones agropecuarias se desarrollen sin la amenaza constante de la depredación y destrucción causada por los jabalíes.
El objetivo principal de esta disposición es controlar y reducir la población de jabalíes, considerados perjudiciales o dañinos para los intereses agropecuarios. Los jabalíes no solo representan una amenaza directa para los cultivos y el ganado, sino que también compiten con las especies nativas por recursos, alterando el equilibrio ecológico. Además, su presencia en áreas agrícolas puede propiciar la transmisión de enfermedades tanto a animales domésticos como a humanos.
La implementación de la disposición número 272 se enmarca dentro de un conjunto más amplio de estrategias gubernamentales destinadas a proteger y fomentar el desarrollo sostenible de la producción agropecuaria. Estas medidas aseguran la viabilidad económica de los productores y la conservación de la flora y fauna autóctona, contribuyendo a la estabilidad y resiliencia del entorno rural en la provincia de Buenos Aires.