Impactante asalto en un campo: cuatro delincuentes armados encerraron a hijo del dueño y trabajadores

Impactante asalto en un campo: cuatro delincuentes armados encerraron a hijo del dueño y trabajadores

El ataque y la entrada al campo

El pasado viernes, un violento asalto sacudió la tranquilidad del establecimiento ‘El Portugués’, ubicado a unos 12 kilómetros de San Sebastián, en el camino de La Blanqueada, provincia de Buenos Aires. Cuatro delincuentes armados irrumpieron en el campo, sembrando el terror entre sus ocupantes. Horacio Henríquez, el dueño del campo, narró los angustiosos momentos vividos cuando los asaltantes atacaron alrededor de las seis y media de la tarde.

Los delincuentes, estudiando el entorno y las rutinas del lugar, esperaron pacientemente a que el hijo de Henríquez y los empleados regresaran de sus labores diarias. La tranquera, cerrada al final de la jornada, no supuso un obstáculo para los criminales, quienes se ocultaron estratégicamente cerca de la casa. En el momento oportuno, salieron de su escondite y abordaron a las víctimas, quienes quedaron completamente sorprendidas y sin posibilidad de reaccionar.

El primer encuentro fue decisivo para los delincuentes. Aprovechando la ventaja de la sorpresa y sus armas, lograron someter rápidamente al hijo de Henríquez y a los trabajadores, asegurándose de que no pudieran pedir ayuda ni oponer resistencia. Los relatos de las víctimas reflejan el miedo y la impotencia que sintieron al ser dominados por los asaltantes, quienes actuaron con precisión y frialdad.

Este violento ataque destaca la vulnerabilidad de los establecimientos rurales frente a la delincuencia organizada. La falta de seguridad y la distancia de los centros urbanos agravan aún más la situación, facilitando la actuación de estos grupos delictivos. Los detalles de cómo los delincuentes lograron someter a sus víctimas y la manera en que se desarrollaron los acontecimientos iniciales del asalto son un recordatorio de la necesidad urgente de mejorar las medidas de seguridad en las zonas rurales.


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El encierro y el registro violento

Una vez que los delincuentes capturaron al hijo de Henríquez y a un empleado, procedieron a encerrarlos en una habitación. Con la puerta asegurada, los cuatro malhechores comenzaron un saqueo sistemático de la casa en busca de objetos de valor y dinero. La violencia de su proceder quedó rápidamente en evidencia cuando comenzaron a romper muebles y arrancar puertas. La casa, que antes era un hogar tranquilo, se transformó en un escenario de caos y destrucción.

Los delincuentes actuaron con una precisión inquietante, revolviendo cada cajón, armario y gabinete. No dejaron rincón sin registrar, lo que demostró tanto su determinación como su experiencia en este tipo de delitos. A pesar del desorden y la violencia del registro, las víctimas no sufrieron golpes significativos, salvo un sopapo que uno de los delincuentes le dio al hijo de Henríquez para intimidarlo. Esta agresión, aunque leve en comparación con el caos circundante, sirvió como un claro mensaje de que los asaltantes no tenían reparos en utilizar la violencia para lograr sus objetivos.

La dinámica entre los cuatro delincuentes fue particularmente notable. Parecían tener roles claramente definidos y una coordinación que sugería experiencia previa en este tipo de asaltos. Uno de ellos, aparentemente el líder, daba órdenes claras mientras los otros tres ejecutaban las tareas de saqueo y vigilancia. Su comportamiento durante el asalto reflejaba una mezcla de frialdad y eficiencia, características que, lamentablemente, exacerbaban el terror de las víctimas.

El comportamiento de los delincuentes y la planificación meticulosa del asalto indican un nivel de organización que va más allá de un simple robo improvisado. Esta experiencia y coordinación subrayan la peligrosidad del grupo, que no dudó en crear un ambiente de absoluto terror y devastación en busca de su objetivo.

Objetos robados y estrategia de escape

El asalto perpetrado en la propiedad de la familia Henríquez resultó en el robo de una gran variedad de bienes valiosos. Entre los objetos robados se encuentra una camioneta Amarok V6, un vehículo robusto y versátil que probablemente facilitó la huida de los delincuentes. También se llevaron un cuatriciclo Suzuki, ideal para desplazarse rápidamente por terrenos irregulares, y una hidrolavadora, herramienta esencial para labores de limpieza en el campo.

Otros artículos sustraídos incluyen un taladro naftero, ropa, dinero y provisiones alimenticias. Los delincuentes vaciaron un freezer lleno de carne y huevos, lo cual resalta su enfoque en llevarse recursos esenciales para la vida diaria. Además, se llevaron un grupo electrógeno muy pesado, un objeto que no podría haber sido transportado fácilmente sin un vehículo adicional, lo que sugiere que podrían haber utilizado otra camioneta para escapar.

La estrategia de escape de los delincuentes parece haber sido cuidadosamente planificada. El hecho de que pudieran cargar y transportar un grupo electrógeno tan pesado indica un conocimiento previo de la ubicación y los bienes disponibles en la propiedad. Este grado de planificación también sugiere que pudieron haber tenido cómplices o al menos un conocimiento detallado de la rutina y las operaciones de la familia Henríquez.

Las implicaciones del robo son profundas para la familia Henríquez y su negocio. La pérdida de la camioneta Amarok V6 y el cuatriciclo Suzuki, ambos esenciales para las operaciones diarias en el campo, representa un duro golpe a su productividad. Además, la pérdida de provisiones alimenticias y el grupo electrógeno afecta directamente su capacidad de mantener operaciones normales y de garantizar la seguridad alimentaria de su familia y trabajadores.

Este robo no solo tiene un impacto económico significativo, sino que también afecta la moral y la sensación de seguridad de la familia Henríquez. La necesidad de replantear medidas de seguridad y de apoyo comunitario se hace evidente frente a un incidente de tal magnitud.

Investigación policial y consecuencias

La policía científica se presentó rápidamente en el lugar del robo tras recibir el reporte del asalto. A pesar de sus esfuerzos, se encontraron con una escena casi desprovista de huellas dactilares o pruebas concluyentes que pudieran facilitar la identificación de los delincuentes. Este caso resalta las dificultades inherentes en la investigación de delitos en áreas rurales, donde la falta de cámaras de seguridad y testigos complica notablemente el proceso de recolección de evidencias.

Las autoridades locales han intensificado sus esfuerzos para resolver el caso, desplegando equipos de búsqueda y coordinando con otras jurisdicciones para rastrear posibles pistas. Sin embargo, la ausencia de pruebas tangibles ha ralentizado el progreso, y la comunidad permanece en un estado de incertidumbre y temor. En respuesta, la policía ha incrementado las patrullas en la región y está trabajando en campañas de concientización para fortalecer la seguridad comunitaria, recomendando la instalación de sistemas de vigilancia y la formación de redes vecinales de alerta.

El impacto emocional y económico del asalto ha sido significativo. Las víctimas directas, incluyendo al hijo del dueño y los trabajadores que fueron encerrados, están lidiando con secuelas traumáticas, y muchos han requerido apoyo psicológico para superar la experiencia. Económicamente, el robo ha afectado la operación normal del campo, con pérdidas materiales y una sensación de vulnerabilidad que podría disuadir futuras inversiones en la región.

En términos de acciones legales, las autoridades están considerando la implementación de medidas más estrictas para la seguridad rural. Estas podrían incluir incentivos fiscales para quienes instalen sistemas de seguridad avanzados, así como la creación de unidades especializadas en delitos rurales dentro de la fuerza policial. La comunidad también ha solicitado mayor colaboración entre las fuerzas de seguridad y los residentes para crear un entorno más seguro y resiliente ante posibles futuros incidentes.

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