Cultivo de servicio: un puente que renueva el suelo y mejora productividad

La importancia de su inoculación para regenerar la estructura del suelo y aportar nutrientes para el cultivo subsiguiente.

 En los últimos años el cultivo de servicio se transformó en un proceso tan indispensable como el cultivo de renta. Hoy es su aliado estratégico para lograr una agricultura con mejor rendimiento. Gabriel Carini, responsable de Inoculantes Especiales de Rizobacter, destaca la importancia del cultivo de servicio, de cobertura o cultivo puente porque “se hace con el fin de mejorar la estructura del suelo y ganar nutrientes para la siembra del cultivo subsiguiente”. En ese sentido, afirma que también “es un factor de sustentabilidad porque permite disminuir la contaminación ambiental, por ejemplo reducir dosis de herbicidas y fertilizantes químicos que luego se lixivian a napas, entre otros beneficios.

En un primer momento, esta práctica comenzó a implementarse en zonas más degradables o arenosas, como es el sudeste y centro cordobés, pero con el correr del tiempo y la intensificación de la agricultura se implantó en varias zonas del país y hoy podemos encontrar cultivos de cobertura en Salta como en Necochea.

Los cultivos de servicio más elegidos en la Argentina son las mezclas de gramíneas con leguminosas. Por ejemplo: la vicia con centeno o triticale, la vicia con cebada y la vicia con avena. “Las mezclas producen mayor materia seca y equilibrio en la relación carbono-nitrógeno, aunque la vicia pura ganó mucho terreno en la actualidad”, señala Carini, y agrega: “La vicia como antecesora del maíz es una de las rotaciones más comunes, dado que deja mucha cantidad de nitrógeno en el suelo, mejora su estructura a largo plazo y genera mayores rendimientos.

Por otra parte, el ingeniero agrónomo y jefe de Productos Biológicos Especiales de Rizobacter hace mucho hincapié en los beneficios que trae aparejado la inoculación en un cultivo de servicio: “Una vicia utilizada en cultivo de servicio puede fijar hasta 168 kilos de nitrógeno por hectárea. Eso lo logramos si inoculamos. Es importantísimo elegir, además de la semilla, un buen inoculante para que se logre la fijación biológica de nitrógeno, que se traduce en rendimiento de materia seca y para el cultivo de renta siguiente”.

Por otra parte, aclara que cada legumbre requiere su cepa específica de bacteria, formulada para el inoculante, para que fije el nitrógeno en el ambiente. “Es fundamental elegir la cepa con la que vamos a estar inoculando. Si hacemos un cultivo de vicia con un inoculante de soja no va a tener ningún efecto y no se va a llevar a cabo el proceso de nodulación”.


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 Cinco recomendaciones para llegar al objetivo:

  1. Conseguir semilla de buena calidad.
  2. En caso de que se siembre una leguminosa como cultivo de servicio (vicia, alfalfa o lotus, entre otras), primero hay que inocular bien la semilla, práctica fundamental para tener rendimientos.
  3. El importante tratar la semilla con terápicos para evitar la incidencia de enfermedades y lograr un mejor stand de plantas.
  4. Siempre es más eficiente hacer siembras convencionales y no siembras al voleo. De esta forma se garantiza que el cultivo se implante correctamente ya que la semilla queda en intimo contacto con el suelo.
  1. Elegir bien el lote y planificar el secado para que el suelo tenga tiempo de reponer la humedad antes de la siembra del cultivo de renta y que este se logre implantar con éxito. Resulta trascendental dejar un barbecho entre el secado del cultivo de servicio y la siembra del cultivo de renta.

Fuente: RIZOBACTER

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