Lejos de la ciudad, el cielo estrellado y una cerveza en la mano. No son vacaciones, sino un viaje para buscar insectos en selvas, montañas o desiertos. Pablo Wagner es entomólogo y docente de la UBA, y recorre los más variados ecosistemas con técnicas y equipos específicos para capturar escarabajos ‘perdidos’. Encuentra especies, describe nuevas y hasta elige sus nombres. Acumula colaboraciones en libros y trabajos científicos de universidades y museos internacionales, y sobre todo, aventuras.
Hallamos insectos en casi cada rincón de nuestras casas. Sin embargo, algunos solo viven en ecosistemas particulares, es decir, son endémicos. “Existen especies a las que se le conocen apenas uno o dos ejemplares de décadas atrás. También hay muchas otras desconocidas”, contó Wagner, docente de la cátedra de Zoología Agrícola de la Facultad de Agronomía de la UBA.
Pablo explicó que parte de su trabajo es viajar a donde se registraron esos insectos ‘raros’ y buscarlos, y también explorar el resto de las especies del lugar. “Cada uno tiene su singularidad. Hay que saber en qué época ir y cómo atraerlos. Por ejemplo, usamos generadores de luz, sábanas, trampas con cerveza, banana o animales muertos”.
¿Cómo surgen estos viajes? A partir de pedidos de universidades y museos de Europa, Latinoamérica, Norteamérica y de entomólogos aficionados. “Son oportunidades para descubrir nuevos insectos, volver a encontrar otros y conocer más sobre cómo se comportan y distribuyen. Los resultados se traducen en libros y trabajos científicos, y también en aportes a colecciones privadas de insectos”, destacó el docente.
Wagner se especializa en escarabajos, o coleópteros, y junto con su colega Esteban Abadie, ya describieron 7 especies, están trabajando en 3 nuevas y colaboraron con el registro de 10 más. En 20 años de actividad, colectó escarabajos en México, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Colombia, Brasil y en la Argentina. “Recorrimos desde desiertos hasta selvas donde llueven 12.000 mm por año”.
Asimismo, Pablo aclaró que por más que en sus viajes estudie todas las variables, hay algunas que lo sorprenden en plena campaña. Fauna peligrosa, lluvias intensas, oscuridad o caminos cerrados. “Los viajes duran hasta diez días y se pueden convertir en auténticas aventuras. Por ejemplo, te podés cruzar con pumas o serpientes y ranas venenosas. En este contexto, es posible encontrar al escarabajo en la primera visita o no verlo en veinte campañas”.
La entomología y el ambiente
“A principios del siglo pasado fue cuando más insectos se describieron”, afirmó Wagner, y agregó: “Desde ese entonces, muchos ambientes se degradaron. Hay escarabajos que viven en un lugar muy particular y el cambio de hábitat los afecta muchísimo. Diferentes estudios advierten que a nivel global se redujeron significativamente”.
Pablo contó que Alberto Martínez, un entomólogo argentino, describió un escarabajo al este de Brasil hace 30 años y nadie más lo volvió a registrar. “Yo fui veinte veces a ese área. Con Esteban Abadie, observamos que la vegetación no es la misma. No sabemos si el bicho ahora vive más al norte, más al sur o si ya no existe”.
Para finalizar, Wagner reflexionó: “La entomología siempre te sorprende y es posible aportar información aunque no encuentres al bicho que buscabas. Podés encontrar a un insecto que no estaba descripto en esa zona determinada. Este registro es muy importante para conocer más sobre ese insecto, sobre su comportamiento y los ambientes que habita”.
Fuente: Prensa FAUBA