La Argentina es una de las pocas naciones en el mundo que presenta “apoyos” negativos al campo. Mientras la mayoría de los países asiste a los productores con transferencias brutas de los consumidores y fondos públicos derivados de las políticas agrarias, en el país ocurre lo contrario. Los productores aportan significativamente más dinero hacia el gobierno y los consumidores de lo que reciben.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) hace un seguimiento de las políticas agrícolas de los países que la integran y de una serie de naciones relevantes para el comercio internacional de productos agrícolas. Entre ellos están China, la Argentina, Brasil y Ucrania. Uno de los aspectos que analiza es el llamado PSE (por su sigla en inglés) o estimación de apoyos al productor, que es cuánto de lo que el productor recibe de su ganancia bruta proviene de transferencias desde el gobierno o los consumidores.
Nelson Illescas, director de la Fundación INAI, dijo al diario La Nación que mientras en la mayoría de los países estos apoyos son positivos, representando entre un 10 y un 20% e incluso hasta un 60% de la ganancia bruta de los productores, la Argentina se destaca por su situación inversa. “En el caso de la Argentina, con todas las políticas que tiene, principalmente derechos y restricciones a las exportaciones, estas transferencias se vuelven negativas. Esto significa que el dinero se transfiere desde el sector agrícola hacia los consumidores o el Gobierno”, dijo.
Lee también
- Pronóstico de lluvias hasta el 22 de julio
-
Una interesante solución alternativa para el control de malezas
- No, El Niño aún no se declaró oficialmente, pero hay que estar preparados
- Cayó un 50% la recaudación del estado por derechos de exportación
20 años. Hasta 2001, indicó, estos apoyos en la Argentina eran “positivos o neutros”. Pero, a partir de la implementación de las retenciones, en 2002, se volvieron negativos y fueron creciendo a través de otro tipo de medidas implementadas, como los Registros de Operación de Exportación (ROE), un mecanismo de control de exportaciones, o los actualmente vigentes volúmenes de equilibrio, que tienen el mismo objetivo.
El año pasado, el PSE en la Argentina alcanzó un valor negativo del -19%, lo que implicó que los productores transfirieron al Estado la suma de US$10.600 M. Así, la Argentina superó ampliamente los valores negativos de otros países donde los productores aportan más de lo que reciben. En la India, el porcentaje fue de un 8% negativo, mientras que, en Vietnam, también en 2022, alrededor de 6% negativo.
Muy por el contrario, el promedio de la OCDE se situó en un 16% de transferencias positivas. Por ejemplo, en Brasil desde el Gobierno hacia los productores se destinaron aproximadamente US$6800 M, lo que representó un 3,3% del valor total. Otros países como EE.UU. alcanzaron 10,5%, la Unión Europea 17,5% y Japón 37,5%.
2008, el peor. Illescas explicó que es conveniente tener en cuenta los porcentajes para comparar el PSE entre los países, porque el valor nominal varía según la producción de cada uno. En 2014, por ejemplo, los productores argentinos transfirieron un total de US$22.500 M, registrando la mayor transferencia en valor. Sin embargo, en términos porcentuales el PSE fue de -46% ese año. El peor porcentaje fue en 2008, con un -51%, a raíz de una significativa reducción en la producción causada por la sequía.
Agregó el especialista que la desventajosa situación de los productores argentinos se explica por la falta de previsibilidad con la que cuentan los productores en el país. “Los otros países tienen políticas agrícolas que se mantienen en el tiempo. La Unión Europea desde la década del 60 tiene una política agrícola común que se ha ido reformando cada cierto tiempo, pero ya tiene 60 años. Estados Unidos tiene la Farm Bill o ley agrícola que data de la década del 30. Es decir, son políticas que se van modificando al correr del tiempo, pero le dan cierta certidumbre a los productores. En el caso de Argentina eso no se da”, señaló.
Agregó que la Argentina queda en desventaja competitiva frente a sus competidores o clientes. “Para vender a otros países productos agropecuarios, es importante tener en cuenta que los productores allá están muy protegidos. Esta protección puede venir en forma de subsidios o medidas arancelarias en frontera. Entonces, si los productores tienen tantas medidas a su favor, es difícil competir porque ingresás en desventaja”, explicó.