La actividad empresarial se mueve en gran parte a partir de estímulos y señales. Veamos algunas señales que brinda la macro a la micro: inflación viajando a más del 120% anual, atraso en el tipo de cambio, brecha cambiaria del 100%, coqueteo con defaultear la deuda del FMI, restricción a exportaciones e importaciones, presión fiscal creciente, regulaciones cada vez mayores al libre comercio, poca defensa del Estado sobre la propiedad privada y la seguridad de las personas. Y sigue la lista.
Y la señal política increíble es que a uno de los principales responsables de generar este marco, el ministro de economía, se lo “premia” como precandidato presidencial. La segunda señal política es que algunos líderes de la oposición, que quieren ser gobierno, envían un mensaje bastante más amable y componedor (eliminar la brecha cambiaria y las restricciones a importar y exportar entre otros puntos) pero avisando que la presión fiscal bajará muy de a poco y hasta asumiendo que “las retenciones no se pueden eliminar”.
Sería sin duda mejor que el escenario actual en la medida que el marco de conflicto social esté contenido. Pero hay conciencia que será lenta y trabajosa la recuperación y que se dará en un marco de precios de los productos en niveles inferiores a los del año anterior. Ser empresario en la Argentina siempre está rodeado del concepto de “la supervivencia del más apto”. Mucha energía insumida en defenderse, restando tiempo a la creación de valor.
Fuente: Zorraquin & Meneses