Pese a la vigencia del “dólar soja” 3, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) solo ha podido comprar el 34% de las divisas aportadas por el agro, cuando en los planes anteriores adquirió cerca del 60%, con lo cual las reservas netas de la entidad “se acercan peligrosamente a cero”.
Así surge de un trabajo realizado por el Instituto de Estudios de la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) de la Fundación Mediterránea, con sede en Córdoba, que realizaron los economistas Jorge Vasconcelos y Maximiliano Gutiérrez titulado: “La decepción con la tercera versión del ‘dólar soja’ acelera los tiempos; ¿en qué dirección?”.
El estudio analiza de la crítica situación financiera de la Argentina, en donde el fracaso del “dólar soja 3” tiene un rol muy importante. Subraya que “con las reservas netas del Banco Central, acercándose peligrosamente a cero entre fin de abril y principios de mayo (brutas en torno a 35,9 mil millones de dólares), luego de casi tres semanas de vigencia del ‘dólar soja III’, inevitablemente se encendieron todas las luces de alarma”.
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Devaluación. La imposibilidad de la autoridad monetaria de hacerse de dólares, en medio de una demanda incesante por la moneda estadounidense, es lo que explica que en el mercado de futuros se esté negociando un precio implícito de $360 por unidad de la moneda estadounidense, lo que implica una devaluación esperada sobre el valor oficial del 60% en apenas 4 meses.
Vasconcelos y Gutiérrez consignan que desde que comenzó el “dólar soja 3”, a mediados de abril, el BCRA solo ha logrado tener un saldo de compras netas de divisas prácticamente nulo, de apenas U$S35 M. Este monto contrasta con los U$S3.978 M y U$S1.315 M logrados, respectivamente, en las primeras 3 semanas de las etapas 1 y 2 del Programa de Incremento Exportador (PIE), tal el nombre de este desdoblamiento cambiario específico para las exportaciones de soja.
Si bien las liquidaciones actualmente son menores que en las ediciones previas -U$S1.613 M, contra U$S1.824 M y U$S 5.008 M-, lo cierto es que el BCRA apenas ha logrado hacerse con el 34% de los dólares aportados por el agro, cuando en las versiones previas compró el 60%.
Aspirina. Por lo tanto, el “dólar soja 3” ni siquiera pudo ser al menos una aspirina para el dolor de cabeza del Central en la pérdida constante de reservas: el primer cuatrimestre terminó con un saldo de ventas netas de divisas por casi U$S3.000 M.
Los investigadores explican que “más allá del severo problema introducido por la sequía, la dificultad de la Argentina para recuperar reservas externas tiene que ver con las políticas macro. Al persistir en el déficit fiscal, con predominio del gasto y falta de ahorro, se empuja a un déficit cada vez más pronunciado en la cuenta corriente del balance de pagos siendo que, ante el nulo ingreso de capitales, la única forma de aumentar reservas es lograr superávit en esa variable”.
Para Vasconcelos y Gutiérrez, el “dólar soja” difícilmente llegue a ser una solución, al tratarse también de un esquema de incentivos decreciente: el supuesto beneficio del tipo de cambio de $300 se licúa demasiado rápido, ante la constante devaluación del dólar oficial y de la opción Contado Con Liquidación (CCL).
Al respecto, los economistas señalan que, durante la etapa 1 del “dólar soja”, el CCL subió 7%, mientras que en la etapa 2, creció 6,5%. Ahora, producto de la sorpresa inflacionaria y del ruido político, el CCL ya se incrementó 11%, en una suba que llegó a ser del 15%, cuando el dólar blue rozó los $500.
Menos emisión. En este contexto, la única “buena” noticia macroeconómica es que, al tener que pagar con un tipo de cambio diferencial solo un tercio de los dólares generados por el “dólar soja”, la emisión monetaria actual derivada del PIE es mucho menor que en las ediciones previas.
Al respecto, los investigadores del IERAL detallan que “en términos de la base monetaria del arranque de cada ventana de ‘dólar soja’, en la tercera versión la emisión de pesos se está ubicando en un nivel equivalente al 4,7%, cuando durante la versión de ‘dólar soja I’, la emisión fue equivalente al 27,3% de la Base Monetaria del momento de arranque”.