Una buena: la Bolsa de Cereales de Buenos Aires proyecta 600.000 ha más de trigo para esta campaña

En las últimas semanas, la Bolsa de Cereales (BC) de Buenos Aires reflejó, en su habitual Panorama Agrícola Semanal (PAS) una caída continua en los rindes de soja y maíz, como resultado de la feroz sequía de la campaña que está terminando. Pero con las primeras proyecciones de la siembra fina 2023/24, empezaron a llegar buenas noticias.

Para el ciclo agrícola por iniciarse, la entidad proyectó que la superficie de trigo será de 6,7 M/ha. Esta superficie equivale a un incremento de 600.000 ha respecto dal año pasado y un incremento de 4,7% comparado con el promedio de las últimas 5 campañas. Si se cumplen estas proyecciones, la superficie esperada para la campaña 2023/24 sería -junto al ciclo 2021/22- la segunda más alta de los últimos 22 años.

Caída. La contracara de este informe -al menos hasta ahora por el momento- es el que emitió de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), entidad que proyectó una caída en el área implantada en su área de influencia (la Zona Nucleo) que rondaría entre el 15% y 60%.

A fines de marzo, la BC porteña comenzó a relevar la intención de siembra de cultivos de invierno 2023/24. “A pocas semanas de iniciar las labores de siembra, el escenario descripto por nuestra red de colaboradores refleja una intención de expansión del área de trigo”, explicó.

Existen una serie de variables que impulsan esta mayor intención de siembra: las perspectivas año “Niño” durante la primavera, una necesidad financiera de liquidez como consecuencia de los malos resultados durante la campaña 2022/23 y por los incentivos económicos dados por una mejora en la relación de insumo/producto.

 


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Incertidumbre. Paralelamente, desde la BCR, advirtieron por una serie de factores que generan incertidumbre a corto plazo, como las condiciones climáticas (perspectivas de lluvias) previstas para las próximas semanas, la disponibilidad de semillas e insumos y financiamiento, así como la situación económica en general.

En tanto, para el norte, donde la ventana de siembra se extiende desde mediados de mayo hasta mediados de julio, tanto el NOA como el NEA dependen de las precipitaciones a lo largo del mes de abril. En ambas zonas, la falta de humedad dejó fuera de juego unas 150.000 ha en la campaña pasada.

Hacia el centro del país, se espera un fuerte impulso en la siembra de trigo. La necesidad de liquidez por parte de los productores se reflejará -según la bolsa- en una marcada expansión, sobre todo en el centro y este de Entre Ríos, la Zona Núcleo norte y el centro-norte santafesino.

Heterogéneas. Pese la proyección alentadora la BC aclaró en su último PAS que “sin embargo, al momento de la presente publicación, gran parte los colaboradores sobre la región reportan recargas (de agua en los perfiles) heterogéneas mientras amplios sectores continúan informando una condición hídrica entre regular y sequía, y dependen de las precipitaciones acumuladas durante el mes de mayo que permitan concretar las intenciones de siembra”, advirtieron.

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