El anuncio del Gobierno sobre la puesta en marcha de un dólar diferenciado para el agro generó los primeros movimientos de mercado. Aunque no se conoce la letra chica del anuncio, durante esta semana se sabrá el alcance real de la medida.
Según analizó Dante Romano, docente de la Universidad Austral, el mercado tomó nota de los primeros rumores, que indicaban un “dólar soja” de $ 300 a partir de ayer lunes. “Muchos recompraron negocios hechos sobre mayo para vender en abril, asumiendo pérdidas. Pero el domingo (pasado) se difundió que el anuncio se haría el miércoles, y que se incluiría también mayo”, explicó.
El mercado de granos anticipaba un nuevo desdoblamiento cambiario específico, pero con la cosecha de soja más avanzada. Por eso, se generaron ventas sobre mayo, que empujaron a la baja a esa posición e imprimió una tendencia alcista a las otras diferidas.
“Cuando se reportó que la soja tendría dólar a 300, durante abril, todos los agentes comenzaron a recomprar sus posiciones de mayo para venderlas en abril, generando subas en mayo, y bajas en el disponible”, dijo Romano, quien agregó que “también se dio otro hecho curioso, y si bien las ventas sobre el disponible generaron bajas, el viernes (31 de marzo) vimos precios por encima de los 100.000 pesos por tonelada”.
El analista mencionó la posibilidad de implementar un tipo de cambio diferenciado para trigo y maíz, pero explicó que puede generar asimetrías. “Si la idea es que no tenga impacto en el mercado interno, estos cereales deberían quedar fuera del programa”, opinó. También advirtió que los productores tendrían estar atentos a las condiciones del nuevo “dólar soja”, como la imposibilidad de operar dólar MEP, que rigió las ediciones anteriores.
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Alquileres. En tanto, para el analista económico Salvador Di Stéfano, esta nueva versión del desdoblamiento cambiario para la soja “traerá consigo la diferencia entre los productores y los dueños de los campos, a la hora de fijar el precio del arrendamiento, otro de los temas inconclusos en la política agropecuaria”, advirtió.
Al respecto, consideró que las dos versiones previas del tipo de cambio diferenciado para la soja hicieron que los precios de la oleaginosa en el mercado interno bajaran en dólares y subieran en pesos, con un claro beneficio para los exportadores que ganaron margen.
“Los productores en su mayoría perdieron el tren porque tuvieron que transferir esta ganancia a los dueños de la tierra”, precisó. Y agregó que “el dólar soja tres vuelve a beneficiar a los mismos actores, no hay una mejora del negocio, hay un parche que benéfica al Estado, exportadores y dueños de la tierra, con una desventaja para el productor que vende a menor precio en dólares”, explicó.
Ante este escenario, Di Stefano aconsejó que los productores cuiden su liquidez y que traten de financiar las pérdidas de la campaña pasada y las futuras compras de insumos. “Debemos tener que presente que, a 12 meses vista, la inflación podría ser superior al 120% anual; toda tasa que nos ofrezcan por debajo de dicho nivel hay que tomarla”, sugirió.