El balance regional del girasol en la Argentina 2022/23

Una mayor área sembrada permitiría compensar la caída en los rindes y sostener la producción entre campañas. La demanda crece de la mano de un mayor crush. La Región Sur se mantiene como la principal zona productiva, y la Región Centro la de mayor consumo.

Las labores de siembra del girasol 2022/23 se iniciaron en un contexto de fuerte incentivo para los productores de la mano de los elevados precios para todos los productos del complejo, que se habían disparado luego de desatado el conflicto bélico en la región del Mar Negro en marzo del año pasado. Esto influenció positivamente a las decisiones de siembra, avizorando un incremento en el área de intención de siembra en todo el país.

Según datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación (SAGyP), la siembra de girasol 2022/23 alcanza un total de 2,2 Mha, representando un incremento de 14% o 284.000 Mha respecto de la campaña anterior. El incremento en el área se dio en prácticamente todas las principales regiones del país. Cabe aclarar que algunas estimaciones privadas se ubican por debajo de los datos informados por la SAGyP en cuanto a la superficie implantada, pero para el análisis que sigue se tomó como fuente únicamente a la Secretaría.

En base a la regionalización de girasol que realiza ASAGIR, en el núcleo girasolero del NEA (Santiago del Estero, Chaco, Formosa y Norte de Santa Fe – delegación Avellaneda) el área creció 11%, con una superficie sembrada total de 360.000 ha. La región Centro (resto de Santa Fe, provincia de Córdoba, y delegación Lincoln de Buenos Aires) es donde mayor crecimiento de área hubo: de 217.600 ha en la 2021/22 a 351.000 en la 2022/23, una suba de 61% interanual. El incremento viene impulsado fundamentalmente por la mayor área sembrada en la delegación Rafaela, que registró una suba de 79.000 ha entre el ciclo pasado y el actual, un 78% entre campañas. En San Luis, otra importante región productora, el área creció un 14% i.a. para arribar a 95.500 ha, mientras que en Entre Ríos el crecimiento fue del 15%, con un total implantado de 15.600 ha.

En el Centro de Buenos Aires (delegaciones 25 de Mayo, Bragado, Junín, La Plata y Pergamino) el área total se sostuvo sin cambios, con 69.000 ha totales, en tanto que en el Oeste Bonaerense (delegaciones Bolívar, Pehuajó y Sallilqueló) la superficie creció 2% entre campañas para alcanzar 317.000 ha en la 2022/23. El Sudeste Bonaerense (delegaciones Tandil y Gral. Madariaga) registra una suba de 4% para sumar un total de 377.000 ha en el nuevo ciclo, mientras que el Sudoeste de Buenos Aires (delegaciones Bahía Blanca, Pigüé y Tres Arroyos) la superficie se incrementó 10% i.a., con un área total de 414.000 ha. Finalmente, el incremento en La Pampa fue de 21% respecto del ciclo previo, sumando un total de 251.900 ha.

Sin embargo, a pesar del incremento en el área sembrada a nivel nacional en prácticamente todas las regiones productivas, el evento Niña que se cristalizó durante el segundo semestre terminó dejando precipitaciones muy por debajo de lo normal durante la primavera, particularmente en las regiones NEA, Centro, Entre Ríos y Centro de Buenos Aires. De esta manera, los lotes de girasol sembrados se desarrollaron bajo un estado generalizado de sequía en estas regiones. Si bien la morfología del cultivo le permite una mayor tolerancia a la escasez hídrica, los informes semanales de SAGyP mencionan que los cultivos se han visto afectados, castigando el rinde esperado. En algunas regiones del NEA ya se ha comenzado la cosecha, con rindes que promedian los 16 qq/ha, por debajo de los obtenidos en la campaña previa.

Por otro lado, en las regiones del Oeste, Sudeste y Sudoeste de Buenos Aires, el cultivo se encuentra en etapas iniciales de floración hasta plena floración en aquellos más adelantados. Esta es la etapa clave para la definición del rendimiento. Según los informes semanales de la Secretaría, en la semana anterior ocurrieron precipitaciones en prácticamente todo el ámbito provincial de Buenos Aires que resultaron muy beneficiosas para los cultivos, pero la distribución y cantidad precipitada fue errática. A pesar de que la planta de girasol posee una alta tolerancia a la sequía, lo que ocurra en las próximas semanas con las lluvias será clave para definir los rendimientos. Hasta ahora, según reporta la SAGyP, los girasoles de estas regiones se encuentran evolucionando de buena manera en términos generales, con cierta disparidad en aquellos lotes que han recibido menor cantidad de agua. En La Pampa, también ocurrieron lluvias durante buena parte de la semana anterior que beneficiaron significativamente a los cultivos que se encuentran también transitando la etapa de floración.

Ante este panorama, y si las condiciones climáticas lo permiten, se esperaría una producción a nivel nacional de 4,05 millones de toneladas, prácticamente idéntica a la obtenida en el ciclo 2021/22. Esta estimación de producción parte de un análisis estadístico que conjuga rindes históricos por delegación, sumado a un análisis cualitativo realizado sobre el estado de los cultivos informados por la Secretaría. Cabe realizar aquí nuevamente la aclaración de que esta estimación de producción se basa en datos de superficie de la SAGyP. Algunas estimaciones privadas se ubican por debajo de este volumen, en un rango de entre 3,5 y 3,9 Mt, producto de la menor estimación de superficie.

La región del NEA alcanzaría una producción estimada de 460.000 t, una caída de 20% i.a. producto de los menores rindes esperados que no llegan a compensar el incremento en el área de la región. La región Centro aportaría 584.000 t, un 13% más que en el año previo. Si bien también se proyecta una caída en los rindes estimados producto de la mencionada sequía que afectó a la producción, la mayor área implantada en la región permitiría arribar a este incremento en la producción. El Centro de Buenos Aires alcanzaría un guarismo de 140.000 t, un recorte de 10% con relación a la campaña previa producto de los menores rindes esperados. La región de Entre Ríos podría obtener una producción de 29.000 t mientras que en San Luis se proyecta un guarismo de 160.000 t., un 4% más que en el ciclo previo.

El Oeste bonaerense obtendría un volumen total de 685.000 t, prácticamente idéntico a la 2021/22. Aquí también, el recorte en los rindes proyectados es compensado por la mayor superficie implantada. El Sudeste de Buenos Aires alcanzaría una producción de 740.000 t, denotando una caída de 5% respecto del ciclo anterior. Dado que el incremento en el área implantada en esta región no es muy significativo, los menores rindes proyectados afectan al volumen obtenido en la región. El Sudoeste bonaerense podría arribar a una producción total de 695.000 t, un 3% por encima del guarismo de la campaña previa gracias al incremento en el área que compensa una leve caída en los rindes esperados. Finalmente, en la región de La Pampa se espera una producción de 550.000 t, un 12% más que en el ciclo anterior producto del mismo fenómeno que en el sudoeste bonaerense.

De todas maneras, no debe soslayarse que los números de producción son tentativos y lo que ocurra efectivamente con el clima será fundamental para ver finalmente cuál es la producción obtenida en el nuevo año. Esto es particularmente relevante para la región del Sur de la provincia de Buenos Aires y para La Pampa, en donde los cultivos se encuentran transitando un período crítico para la determinación de rindes. El panorama actual para el verano en cuanto a la cuestión climática se mantiene complicado.

El análisis de la comercialización y producción de girasol por sectores permite saber las necesidades de las diferentes regiones y visualizar faltantes o movimientos del insumo en la cadena a lo largo y a lo ancho del país. Para el análisis, se divide al país en tres regiones principales, en donde interviene la cercanía a los puertos, los modos de transporte y los patrones de comercialización. Para ello se agrupan las mencionadas regiones productivas de ASAGIR en tres grandes regiones: la Región Norte, que comprende al NEA y otras provincias del NOA y Corrientes; la Región Centro, que comprende al Centro, San Luis, Entre Ríos y al Centro de Buenos Aires; y la Región Sur, que incluye al Oeste, Sudeste y Sudoeste de Buenos Aires y a La Pampa.

Para la campaña 2022/23, el mercado global de aceite de girasol se mantendría ajustado, de la mano de una disminución de la producción de grano en la región del Mar Negro y menores exportaciones de aceite desde esta zona. Esto da pie a un incremento en el crush en Argentina, que se estima en 3,6 Mt en la 2022/23 (+10% i.a.) y mayores envíos de aceite de girasol argentino al exterior, así como también exportaciones de grano por 200.000 t.

La Región Sur es la principal zona productiva de girasol a nivel país. Para la 2022/23 se proyecta una producción de 2,67 Mt en esta región, representando el 66% de la producción nacional. No obstante, a pesar de ser la principal región en términos de producción, es la segunda en términos de industrialización. Para la campaña 2022/23 se espera que en esta región se industrialice 1,28 Mt de la oleaginosa. Hacia adentro de esta zona, los principales focos de consumo se ubican en los puertos del sur bonaerense, Bahía Blanca y Quequén. No obstante, también se destaca la planta de procesamiento ubicada en Daireaux. Por otro lado, gran parte de las exportaciones de semilla de girasol se realizan desde esta zona. Se estima un total de exportación de semilla de girasol de 180 mil toneladas. De esta manera, el consumo de girasol calculado para la Región Sur es de 1,59 Mt para la campaña 2022/23. Dado que la producción de esta región excede las necesidades de consumo estimadas, se estima un superávit regional de grano de 1,08 Mt.



La Región Centro es la que, al concentrar la mayor capacidad de industrialización de oleaginosas, tiene la mayor participación en el crush a nivel nacional a pesar de ubicarse por debajo en términos productivos. Para la campaña 2022/23 se estima que esta zona obtendría un total de 0,91 Mt (equivalente al 23% de la producción nacional), mientras que el crush de la región se proyecta en 2,07 Mt, el 58% de las 3,6 Mt que se estiman de crush total para el país en el nuevo ciclo. Se puede decir que la región consume mucho más girasol de la que produce anualmente, ya que la molienda de girasol excede a la producción que se registra dentro de esta zona. Por esto, para 2023 se espera un déficit regional del girasol de 1,22 Mt, el cuál será cubierto por la producción de la Región Sur así como el excedente de la Región Norte.

Los centros de consumo principales que generan este déficit regional serían General Deheza en Córdoba, Junín y Cañuelas en el norte de Buenos Aires y el Gran Rosario, en el sur de Santa Fe. Lo más probable es que este girasol provenga de La Pampa para Córdoba, muy posiblemente por la ruta 35. En cuanto a los polos de consumo del norte de Buenos Aires, es probable que del Centro-Sur bonaerense el grano fluya hacia Junín por la ruta 33, mientras que hacia Cañuelas lo haga por la ruta 3 desde el sur de la provincia. Para el Gran Rosario, es probable que el girasol requerido provenga del norte por las rutas 11 y 34, así como también parte desde el oeste y sur bonaerense por la ruta 33. Las exportaciones para la 2022/2023 desde la Región Centro se estiman en 20.000 toneladas, lo que refleja la posibilidad de exportación de algún buque con girasol desde el Gran Rosario o los puertos del norte de Buenos Aires.

La Región Norte del país obtendría una producción de 0,46 Mt, equivalente al 11% de la producción nacional. El crush esperado para esta región en la nueva campaña alcanza 0,25 Mt. El principal foco de consumo de esta región se ubica en el polo de Reconquista-Avellaneda, en el norte santafecino. Un estimado de 0,19 Mt de girasol excedente a las necesidades de consumo de la región bajará a Córdoba o a los puertos del Gran Rosario principalmente a través de camiones. Gran parte de este girasol ya está arribando a la Región Centro alimentando a las fábricas para la producción de aceite de girasol bruto que será exportado o refinado para luego ser distribuido en el mercado interno.

Fuente: Tomás Rodríguez Zurro – Patricia Bergero  BCR

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