Desde el triunfo de Lula da Silva en el balotaje de las elecciones presidenciales de Brasil, los productores agropecuarios del país vecino muestran su desencanto por la derrota del presidente Jair Bolsonaro y por el nuevo de gobierno, que asumirá al comenzar 2023.
Daniele Siqueira, analista de mercados de la firma brasileña AgRural le dijo al diario La Nación que “los productores, en su mayoría, están tristes y/o indignados, pues hubieran preferido la reelección de Bolsonaro. Muchos creen que hubo fraude y consideran ilegítima la victoria de Lula, por lo que esperan que pase ‘algo’ para que Lula no asuma el 1º de enero”.
Tras el triunfo de Lula y sin interrupciones hasta el presente, se vienen dando protestas intermitentes de transportistas y productores que cortan rutas y accesos a terminales portuarias, quienes incluso llegaron a pedir la intervención del ejército brasileño para evitar la asunción del presidente electo.
Mayoría y minoría. Al respecto, Siqueira señaló: “Los bloqueos son actos de una minoría autoconvocada, sin coordinación central, pero que reflejan el sentir de la mayoría del agro. Las entidades que representan al sector están en contra de los bloqueos y de posibles actos de violencia, pero en general apoyan las manifestaciones pacíficas, que son un derecho de todos los ciudadanos”.
En tanto, desde la Asociación Brasileña de Industrias de Aceites Vegetales (Abiove) se quejaron por que los cortes de ruta dispararon un 20% (50 reales/t) el valor de los fletes en el Estado de Mato Grosso, el principal productor de granos de Brasil. “Los bloqueos de carreteras y la violencia de algunos manifestantes dejaron a las empresas de transporte temerosas de utilizar las rutas locales”, dijo André Nassar, presidente de Abiove, a la agencia de noticias Reuters.
Siqueira agregó que los bloqueos, pese a ser numerosos, no causaron interrupciones significativas en el flujo de granos en el mercado interno y externo. “La pregunta que hoy no tiene respuesta es si las protestas podrán ganar fuerza cerca de la asunción de Lula, el 1º de enero”, advirtió.
Desaliento. En tal sentido, Vlamir Brandalizze, analista del mercado de granos de Brandalizze Consulting, le dijo al mismo medio que las protestas no afectaron los envíos de mercaderías a los puertos, que la mayoría de los cortes ya fueron liberados y que el programa de embarques se desarrolla ya sin problemas. No obstante, reconoció que “lo que tenemos aquí es un productor rural desalentado por el resultado de las elecciones”.
Ese desaliento ya se refleja en las decisiones de muchos productores brasileños. “Los negocios de compra de maquinaria y equipos se desaceleraron mucho y pocos están adquiriendo estas herramientas. Prevemos que esta situación se extenderá hasta, al menos, inicios de 2023″, dijo el consultor.
Respecto del comercio de granos, el especialista precisó que se lleva vendido “el 73% de la soja del ciclo 2021/2022, en comparación con el 81% del año pasado y con el 79% promedio. En cuanto a la cosecha nueva -comienza en enero-, solo se comercializó el 23% del volumen esperado, frente al 40% promedio para esta época del año”.
Para Siqueira, la vinculación entre el resultado electoral y las decisiones de venta es parcial. “La primera semana de noviembre, justo después de la segunda vuelta electoral, el comercio de granos tuvo un ritmo bastante lento -tanto para la soja como para el maíz- porque los productores aún estaban atónitos por la victoria de Lula y porque el dólar, contrariamente a lo esperado, cayó frente al real tras la victoria del expresidente. Pero en las semanas siguientes el dólar volvió a subir y las ventas recobraron un ritmo más próximo al normal”, explicó.
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Nuevo impuesto. Pese al descontento rural, y a los cuestionamientos de los productores, esta semana, la Asamblea Legislativa del Estado de Goiás, cercano a Mato Grosso, en el centro de Brasil, aprobó la creación del Fondo de Infraestructura del Estado, que se solventará con un nuevo impuesto, que gravará con hasta el 1,65% la venta de productos como maíz, soja, caña de azúcar y carne, pero que no se aplicará a los agricultores familiares que venden alimentos directamente al consumidor final.
Esta iniciativa, presentada por el gobernador Ronaldo Caiado (Unión Brasil), entrará en vigor el 1º de enero próximo y es similar a otros impuestos que rigen en Mato Grosso y en Mato Grosso do Sul para afrontar obras de infraestructura como los caminos rurales.
“En Paraná (estado del sur del país) había un proyecto similar en la Asamblea Legislativa, pero debido al fuerte descontento del sector rural, el gobierno local retiró la propuesta y no debería presentarla de nuevo”, dijo Brandalizze.
Antes de la aprobación del nuevo tributo, la Asociación Brasileña de Productores de Soja (Aprosoja) cuestionó el proyecto del gobernador de Goiás porque, según auguraron, “va a retirar parte de la capacidad de inversión de los productores rurales, en un escenario en el que ya se están revisando planes por la coyuntura política nacional, como, por ejemplo, muchas cancelaciones de pedidos de máquinas y otras asignaciones de recursos”.
Espejo argentino. Además, en un comunicado, Aprosoja manifestó que, de confirmarse el nuevo impuesto, “Brasil comenzará a seguir los pasos de los gobiernos argentinos, que durante décadas gravaron la producción local a través de retenciones, una política populista de gravar las exportaciones que resultó en la asfixia de la capacidad de inversión, trayendo aún más pobreza para el país vecino”.
En esa línea, consultado sobre si frente a la asunción de Lula el sector rural teme ver en Brasil una política agropecuaria similar a la vigente en la Argentina, Brandalizze señaló: “Sí, está ese temor entre los productores y el de ver nuevos impuestos. Ya hay impuestos sobre todos los productos utilizados por los agricultores, desde maquinarias, fertilizantes, pesticidas, combustibles, todo tiene un impuesto y uno nuevo haría inviable la producción, para quienes están más lejos de los puertos. Los costos en Brasil son más altos que en la Argentina y no admiten nuevos tributos. No obstante, el nuevo gobierno tendrá dificultades para crear nuevos impuestos porque en el Poder Legislativo habrá una mayoría contraria a Lula. Por lo tanto, no deberían pasar estas iniciativas”, consideró.