Desde el lunes regirá un nuevo “dólar soja” y bajan retenciones para subproductos

La medida tendrá vigencia desde este lunes 28 hasta el 31 de diciembre. Se trata de la nueva puesta en vigencia de un esquema que le permite a los exportadores de soja y sus subproductos acceder a un tipo de cambio diferencial en sus ventas al exterior, que en este caso alcanzara los $230, $30 más que los $200 vigentes durante septiembre.

El ministro de Economía, Sergio Massa, anunció, además que con lo recaudado bajará las retenciones, en el primer trimestre de 2024, a las economías regionales y adelantó una reducción de los derechos de exportación -desde diciembre- al aceite y la harina de soja. Son las que habían subido del 31% a 33% para financiar el Fondo Compensador del Trigo Argentino (FETA), cuya vigencia vencían a fin de año y ahora se adelanta 1 mes. Se reinstala así el diferencial a la agregación de valor, históricamente reclamando por la industria agroexportadora, al quedar en 31%.

La diferencia entre el dólar oficial y el dólar soja 2 será compensada por el Tesoro a través de una letra al Banco Central (BCRA), como ocurrió en septiembre, lo que a la larga implicará una mayor emisión monetaria.

Con este nuevo desdoblamiento cambiario específico, el aporte de divisas, según cálculos privados, sería de entre US$2.000 M y US$2.500 M, aunque el Gobierno aguarda un “piso” de US$3.000 M. En tanto, la Bolsa de Cereales de Rosario (BCR) estima que hay unos US$5.000 M sin vender en este grano.

Así, el ministro de Economía, Sergio Massa, por un lado, lograría sumar ingresos a las reservas, por un mínimo de u$s 3.000 M, con lo que estaría cumpliendo ese punto de las metas acordadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Objetivos y razones. La renovación del programa, al lograr mayor recaudación por retenciones, tiene 3 objetivos. El primero será financiar la promoción para economías regionales (con baja de retenciones en entre enero y marzo de 2024. El segundo, subsidiar a las cadenas de valor avícola y porcina para aumentar la producción, para compensar la suba que tendrá la soja en el mercado interno hasta fin de año. Y el tercero, un fondo para mantener valor de las asignaciones familiares, del cual podría salir el bono que Massa y el presidente Alberto Fernández vienen debatiendo.

Por otro lado, al ingresar más dólares por exportaciones, Massa lograría mayores recursos para hacer frente a la fuerte demanda de importaciones, un reclamo que ya lleva varios meses por parte de la industria, que se queja por no poder ingresar insumos importados, que necesitan para producir localmente todo tipo de manufacturas.

Como parte de la respuesta a ese reclamo, podría tener también mayor espacio para cumplir con la promesa que realizó a las alimenticias que adhirieron al programa Precios Justos, que comienza el 1° de diciembre próximo, y que contempla un mayor caudal importador, para aquellas compañías que aporten productos al programa oficial que mantendrá congelados unos 1.700 productos de la canasta básica.

Decisión. Sobre la medida, la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina y el Centro de Exportadores de Cereales (CIARA-CEC), emitió un comunicado en el que su presidente, Gustavo Idígoras, dijo que la nueva cotización especial para la soja constituirá “una mejora que, aunque temporal, tendrá un impacto directo en el precio de la soja en el mercado interno” y que “la decisión de venta de soja está siempre en manos del productor, y será él quien decida cuándo vender”.

Finalmente, señaló Idígoras que “esta medida temporal deja en evidencia la necesidad de trabajar en una política pública que aligere en forma permanente la alta carga tributaria que pesa sobre la cadena de la soja. Los cambios circunstanciales en el tipo de cambio no son bases firmes para lograr el crecimiento y el desarrollo del sector. Por eso propiciamos un único tipo de cambio como política permanente”, sostuvo.

¿Habrá más? En este contexto, economistas consultados por el diario La Nación anticiparon que habrá una suerte de “dólar soja recurrente”, con nuevas ediciones a fines de marzo o inicios de abril, y en agosto o septiembre de 2023, ya que, por una cuestión de expectativas, será difícil prescindir de este incentivo.

Jeremías Battistoni, analista de AZ Group, estima que hay unos 12 M/t de soja por vender y para recaudar unos US$3.500 M se debe liquidar la mitad de ese remanente.

Por su parte, el economista del Ieral, de la Fundación Mediterránea, Jorge Vasconcelos, señaló que la decisión es “contradictoria” con el objetivo de una inflación mensual del 4% a fin de año que mencionó Massa: “La emisión que debe hacer el Banco Central le pone presión a la inflación”, advirtió.

Por otra parte, estimó que las reservas netas del Banco Central rondan los US$2.400 M, a las que se sumarán los desembolsos del Fondo Monetario Internacional (FMI), el BID y el Banco Mundial, “lo que permitirá no alejarse demasiado de la meta de acumulación, porque la otra alternativa es seguir ajustando sobre importaciones y eso afecta directamente a la actividad”.


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Para Vasconcelos, así el Gobierno busca “resolver con una sola medida tanto la mejora de reservas como el no tener que seguir restringiendo las importaciones y evitar que caiga más el nivel de actividad”.

No son buenas. Por su parte, el economista cordobés Jorge Ingaramo recordó que “las segundas partes nunca fueron buenas”, ya que $230 es un precio “atrasado” para la divisa que, en su criterio debería rondar los $250.

Agregó que “Massa debe cumplir con la meta de US$7.250 M de reservas netas con el FMI, lo que es un problema”, y consideró que lo lógico sería “armar un paquete”, por parte de Economía, que elimine por un tiempo los anticipos de IVA de importaciones a quienes usen dólares propios (quedaría solo 21%), el blanqueo proveniente del intercambio de información con EE.UU. (que rondaría los US$100.000 M) y pedir un “waiver” (perdón) al FMI, para que acepte una meta de reservas de solo US$5.000 M.

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